Vigente, la indagación contra cacique de Petatlán
Continúa la PGJDF pesquisas en Guerrero
ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ ENVIADO
Petatlan. Gro., 12 de julio. La violencia deja
señales claras: cuatro cruces sobre una plancha de concreto, a la
orilla del camino de terracería que sube de Petatlán a la
comunidad de El Venado, donde algunas casas quedaron abandonadas por el
temor de sus propietarios a correr la misma suerte que sus vecinos y caer
emboscados bajo ráfagas de fusiles AK-47. Esta es la región
donde Digna Ochoa y Plácido quería para los campesinos una
vida con dignidad y justicia.
Las celdas en la cárcel de Acapulco siguen llenándose
de campesinos acusados de pertenecer a grupos armados, y prosiguen las
secuelas de venganzas contra los presuntos delatores; seis son las muertes
más recientes, entre ellas la de un inspector de la policía
preventiva del municipio, Nicolás Martínez Sánchez,
El
Cuarterón o El Tres Cuartos de Litro, a quien versiones
de uno de sus familiares señalan como el autor material del homicidio
de Ochoa y Plácido, ocurrido en la ciudad de México el 19
de octubre de 2001, presuntamente por órdenes del ex presidente
municipal Rogaciano Alba Alvarez.
Persecución y miedo
En
medio de los rumores, lo cierto es que hay un clima de intimidaciones y
persecución en contra no sólo de los integrantes de la Organización
de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y de Coyuca de
Catalán, sino que los opositores políticos al régimen
priísta que gobierna el municipio temen que se extienda hacia ellos;
por eso en Petatlán el silencio es sinónimo de miedo.
La presencia de militares en la carretera nacional Acapulco-Zihuatanejo
intimida. El Ejército, aseguran, colabora con las autoridades municipales
en los programas de despistolización, pero es sólo el pretexto,
porque siguen prestándose al juego de los taladores que desde 1998,
con el cacique Bernardino Bautista al frente, iniciaron una inclemente
persecución en contra de los campesinos que se opusieron a la explotación
de la madera.
Actualmente siguen presos cuatro integrantes de la organización:
Pilar Martínez y su hermano Moisés, Francisco Bautista, hermano
de Juan, dirigente de la organización, y Gerardo Cabrera, acusados
de portación de arma prohibida y con sentencias de hasta 10 años
de cárcel.
"Son delitos fabricados", asegura Felipe Arreaga Solís,
secretario general de la organización; "les sembraron el
arma en su casa, de donde los fueron a sacar". A sus esposas, Digna Ochoa
les había ofrecido asistencia jurídica e incluso llevar los
casos a organismos y tribunales internacionales de derechos humanos.
Versiones apuntan al cacique
En noviembre del año pasado un preso del penal
de Acapulco, Alfredo García Torres, acusó al ex edil Rogaciano
Alba Alvarez de estar detrás del homicidio argumentando que el trabajo
de la abogada en la sierra se oponía a su cacicazgo en la explotación
de madera, lo cual motivó que la comisión especial de la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), que
investiga el caso, se trasladara a Guerrero con la misión de tomar
declaración al acusado, a fines de diciembre.
Después de varias visitas más a la región,
en enero y mayo, la PGJDF, si bien no descartó continuar las pesquisas
en el estado, sí había desechado por completo la presunta
participación de Alba Alvarez. Sin embargo, en marzo pasado nuevas
versiones señalaron que Rogaciano Alba pagó a un pistolero
de la región, Nicolás Martínez Sánchez, El
Cuarterón, también inspector de Seguridad Pública
municipal, para que siguiera a Digna en su visita por la sierra, el primero
y 2 de octubre de 2001, y se trasladara luego a la ciudad de México
para asesinarla.
El Cuarterón, o El Tres Cuartos de Litro,
como lo conocían también por su aspecto físico -obeso
y de baja estatura-, fue asesinado en una emboscada el pasado 4 de marzo,
presuntamente por órdenes del mismo Alba Alvarez. Iba en camino
a la cabecera municipal, como todas las mañanas, para presentarse
a trabajar, acompañado por otras cuatro personas, entre ellas uno
de sus hijos, y en una curva los emboscaron disparándoles con armas
AK-47.
Ninguno de los cuatro ocupantes de la camioneta, conducida por Nicolás
Martínez, salió vivo.
La Policía Judicial "está hecha bolas con
el crimen", dicen los mismos familiares, pues nadie sabe por qué
lo mataron, aunque la principal línea que investigan las autoridades
locales es la venganza. Según dicha hipótesis, los hijos
de Francisco Bautista Valle, de la Organización de Campesinos Ecologistas,
preso actualmente en la cárcel de Acapulco, mataron a Nicolás
y a su sobrino Octavio Zárate Martínez, Tavo, quien
era como su hijo, también en una emboscada, cinco meses atrás,
para vengarse por haber sido quien denunció a su padre ante el Ejército,
acusándolo de pertenecer a un grupo armado.
Lo cierto es que a El Cuarterón el mismo
Ejército lo detuvo, a mediados del año pasado, en posesión
de una pistola escuadra calibre 22, por lo que estaba sujeto a proceso
penal por portación de arma de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas
Armadas. Para no ser encarcelado obtuvo un amparo y tenía que presentarse
a firmar los días primero y 15 de cada mes, en el segundo tribunal
unitario de circuito, en Acapulco.
Pero quienes apoyan la hipótesis de que Alba Alvarez
estaría detrás de ambos crímenes sostienen que fue
un ajuste de cuentas relacionado con el tráfico de drogas.
Ya fuera venganza del narco o de grupos guerrilleros,
el padre de Nicolás y un hermano, así como varios sobrinos,
no esperaron más y huyeron de la comunidad de El Venado, rebautizada
hoy como colonia Benito Juárez, abandonando sus casas y sus tierras.
"Está cabrón cuando no sabes quién los está
matando", dice Jesús Orozco López, suegro de Nicolás.
Para la Organización de Campesinos Ecologistas
de la Sierra de Petatlán y de Coyuca de Catalán, las acusaciones
contra el edil podrían tener la intención de desatar nuevamente
la persecución contra sus dirigentes: "quieren que Rogaciano nos
quite del camino", advierten.
Si bien no comulgan con la idea de que la defensora de
los derechos humanos haya sido asesinada por órdenes de Alba Alvarez,
lo reconocen como una persona temida en la región, con la que no
quieren tener problemas. "Con ese hombre nadie se mete", dicen, porque
"no hay quien le gane".
Según el PRD, principal partido de oposición
en Petatlán, "aunque Rogaciano no gobierna, sí manda", y
sus militantes se rehúsan a hablar abiertamente de él; de
sus presuntos vínculos con el narcotráfico y su cercanía
con el Ejército. Tampoco lo quieren como adversario, confiesa uno
de los ex contendientes a la dirigencia municipal del partido, cercano
a la organización de campesinos ecologistas.
Nunca la conocí: Rogaciano
Rogaciano
admite que conocía a El Cuarterón desde hacía
unos ocho años, porque perteneció al mismo partido político
y a la asociación ganadera que dirige, pero niega que tenga intereses
en la explotación de los bosques y sólo se asume como "líder
natural" dedicado a la ganadería y la agricultura. "A la señora
Digna nunca la conocí, nunca me enteré de que estuvo aquí",
asegura. Atribuye las acusaciones en su contra al PRD, e incluso a miembros
de su partido, el PRI, que quisieran verlo fuera de la región.
Jorge Ramírez Espino, presidente municipal de Petatlán,
asegura que Rogaciano está tan ocupado en dirigir la Asociación
Ganadera estatal, que no tiene tiempo para participar activamente en la
política local, aun cuando es consejero del partido, como todos
los ex presidentes municipales. Pero sí mantiene sus alianzas.
El pasado 10 de junio fue citado nuevamente por el Ministerio
Público de la PGJDF para tomar -por tercera ocasión- su testimonio
sobre las nuevas versiones que lo involucran en el homicidio de la abogada.
Minutos después de su llegada a las oficinas del
Ministerio Público local, donde se realizó la diligencia,
acompañado por su abogado y uno de sus hijos, comenzaron a llegar
colaboradores de uno de los precandidatos priístas a la presidencia
municipal, René Galeana, "para apoyarte en lo que sea necesario",
le dijeron, e incluso comentaron que habían pensado realizar un
mitin de apoyo, acción que descartaron por no haberla consultado
con él.
Temor a nuevas persecuciones
Para los campesinos de la sierra, a los que Digna pretendía
apoyar "tocando puertas", Rogaciano no tendría ningún motivo
para mandar matar a Ochoa y Plácido, y ven en la acusación
contra el dirigente ganadero algún interés en desviar las
investigaciones o incluso de provocar al ex edil para que reaccione en
contra de la Organización de Campesinos Ecologistas.
El temor de que resurjan las persecuciones en la zona
es latente, pues aún hay campesinos de la organización presos,
acusados de delitos fabricados, como portación de arma de
uso exclusivo del Ejército, abigeato y hasta homicidio, asegura
el dirigente Felipe Arreaga Solís. Recuerda aquellos tiempos en
que tenían que permanecer ocultos en cuevas, porque los militares,
"que se prestaron al juego", decían: "donde agarremos a Felipe Arriaga
lo colgamos de los huevos".
-¿Atacando a Rogaciano atacan a la organización?
-se le pregunta a Arreaga Solís.
-Puede ser, porque nosotros no tenemos nada contra él,
no tenemos nada, ni creo que esté involucrado. Yo lo he conocido
como presidente municipal, como alcalde (de 1993 a 1996) y de ahí
para acá no puedo decir; se ha dedicado a su trabajo, a su ganado,
de lo demás, pues uno no sabe.
En la sierra, otros campesinos que pertenecen a la organización,
especulan: "quieren que Rogaciano nos quite del camino".