ATENCO EL CONFLICTO

El movimiento de resistencia iba encaminado desde hace 3 meses a la división y el desgaste

La agresión policial unifica a campesinos en Atenco

Los detenidos, los heridos y la búsqueda de solución traen por añadidura la solidaridad del pueblo

JAVIER SALINAS, RENE RAMON ALVARADO Y ROBERTO GARDUÑO CORRESPONSALES Y ENVIADO

San Salvador Atenco, 13 de julio. La violencia policial contra ellos y el temor de una incursión de la Policía Federal Preventiva (PFP) en San Salvador Atenco generó la unificación de los grupos de campesinos de la región. Los detenidos, los heridos y la escasa intención gubernamental por definir una solución al conflicto trajo por añadidura la solidaridad del pueblo. Ahora se esfumó el resquebrajamiento que venía ocurriendo al interior del Movimiento de Lucha por la Defensa de la Tierra, causado por la disputa entre grupos de distinta filiación.

En los últimos tres meses, antes del enfrentamiento con la policía estatal el pasado jueves, el destino del movimiento se encaminaba a la división y pugna entre los grupos de ejidatarios y la indiferencia de un sector de la población del municipio que reprobaba las movilizaciones y bloqueos de los labriegos. Hoy existe hermandad y solidaridad; las diferencias, por el momento, han quedado atrás.

Tras el surgimiento del movimiento de resistencia por la defensa de tierras, a partir del pasado 22 de octubre, con el anuncio del gobierno federal de la elección de Texcoco para la construcción del nuevo aeropuerto, se comenzaron a conocer e identificar varias corrientes y grupos entre los campesinos. Pero con algunas diferencias.

La mayoría de ellos realizó durante más de ocho meses acciones de resistencia por la defensa de sus tierras, ya sea con movilizaciones, marchas, foros o acciones legales, y se conformaron en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra.

El grupo conocido como Emiliano Zapata, liderado por Jesús Adán Espinoza e Ignacio del Valle, presos actualmente en el penal de Molino de Flores, es uno de los más activos y el que ha sostenido el movimiento. Es conocido por su capacidad de movilización y su radicalismo.

Desde el principio esos líderes encabezaron el movimiento, y debido a su decisión y arrojo por la defensa de las tierras, ganaron simpatizantes de otros grupos. Fueron los que iniciaron el plantón, las marchas en el estado de México y el Distrito Federal, los mítines y la movilización de comisiones hacia otros estados, los contactos y uniones con otras agrupaciones del país, principalmente con organizaciones estudiantiles como el Mexe, Chapingo normales rurales y el CGH, además del Frente Popular Francisco Villa, el Frente Popular Revolucionario, los Tepoztecos, campesinos de Oaxaca, Chiapas, los profesores y obreros de más de 40 organizaciones.

El grupo Emiliano Zapata dice basar su fuerza en la movilización del pueblo, "porque nos asiste la razón, la verdad y el derecho". Rechaza la vía legal como solución al conflicto. "La legalidad en el país está al servicio de los poderosos, de los empresarios, la única ley que existe es la del pueblo", decían Adán Espinoza e Ignacio del Valle.

Otro de los grupos que se adhirieron al movimiento fue Atenco Unido, que integraban hijos y nietos de los ejidatarios. Estos, encabezados por Juan Manuel Galicia y José Gil, incluso surgieron y se movilizaron como organización meses antes de que se diera a conocer el decreto de expropiación de las tierras.

Este grupo, con simpatía por la acción legal para la defensa de las tierras, desapareció como tal y sus integrantes se adhirieron a otras organizaciones o dejaron de participar.

Quienes comenzaron a emprender acciones legales contra el decreto de expropiación fueron los del comisariado ejidal encabezado por el presidente y el secretario de Atenco José Robles Martínez y Eduardo Martínez.

Paralelamente, en el poblado Acuexcomac surgieron dos grupos, uno del ex comisariado ejidal, Lorenzo de la Rosa Pineda, que fue destituido, acusado de no llevar adecuadamente el proceso de amparo, y el otro representado por Gerardo González y Elena Hernández Avila, actuales dirigentes de la asamblea ejidal.

Además, en la comunidad de Magdalena Panoaya, el comisariado ejidal Daniel Portugués, junto con varios campesinos realizó varias acciones de resistencia y en Tocuila surgió un grupo que desconoció a su comisariado ejidal por estar negociando la venta de sus tierras.

La mayoría de las 13 comunidades de San Salvador Atenco y Texcoco afectadas por la construcción del nuevo aeropuerto, dos meses después de ser publicado el decreto expropiatorio el pasado 22 de octubre, se conformaron en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra.

La división entre grupos y el desgaste de los campesinos por las movilizaciones llevaba al movimiento de resistencia al debilitamiento. Sin embargo, el pasado jueves las diferencias quedaron atrás y en el olvido.

Una vez que las fuerzas policiacas del gobierno del estado de México reprimieron al contingente de labriegos en el municipio de Acolman cuando se trasladaban a protestar a un evento que encabezaba el mandatario mexiquense, en minutos en San Salvador Atenco labriegos, vecinos, mujeres, hombres y niños se transformaron en una sola fuerza.

Ante la represión policiaca surgió la hermandad. Hasta quienes se mostraron durante los ocho meses del movimiento ajenos a éste, se unieron. Salieron a bloquear la carretera Texcoco-Lechería y tomaron su machete, palo, bomba molotov, roca o cualquier instrumento que sirviera en su defensa para responder al gobierno.

Ahora, el movimiento de San Salvador Atenco espera lo que se le ha negado en más de ocho meses: interlocución con las autoridades para resolver sus demandas.