Carne de gallina se inaugura en el Museo de
Arte Contemporáneo de Oaxaca
Julio Galán manifiesta su emoción por
exponer en la tierra de Toledo
El pintor coahuilense regresa a un recinto museístico tras ocho
años de ausencia
MERRY MAC MASTERS ENVIADA
Oaxaca, Oax., 13 de julio. Julio Galán se
queja del calor sentado sobre el barandal del segundo nivel del Museo de
Arte Contemporáneo de Oaxaca (Maco), justo en frente de la escalera.
Femaría Abad, directora del recinto, le compra un abanico que hace
juego con los tonos café de sus ropas, demasiado gruesas para el
clima local pese a que calza sandalias. Le ofrecen algo de tomar; prefiere
un vodka con jugo de naranja en vez del tradicional mezcal.
Su cara húmeda por el sudor recuerda las lágrimas
que momentos antes escurrieron por sus mejillas, por la emoción
de ver colgados sus cuadros en el recinto colonial. Lágrimas como
las que luego se ven en sus óleos, mixtas y obras en papel, porque
Julio Galán es feliz y desdichado a la vez.
Ausencia no es olvido
Para
Galán tener una exposición en Oaxaca es un acontecimiento.
El pintor coahuilense no había expuesto en un recinto museístico
de México -sólo en galerías- desde su retrospectiva
de hace ocho años en el Museo de Arte Moderno, procedente del Museo
de Arte Contemporáneo de Monterrey, donde radica.
Guillermo Sepúlveda, director de la Galería
Arte Actual Mexicano de Monterrey, donde Galán montó su primera
muestra individual en 1980, y curador de la exposición Carne
de gallina, que hoy por la noche será inaugurada en el Maco,
opina que si Galán no exhibe más no es por falta de invitaciones,
sino porque, por un lado, "siempre quisiera aparecer con algo más
actual", y por el otro, ''porque el manejo de museos en México no
da toda la formalidad que exige esto. Siempre hay ciertas restricciones,
informalidad en el manejo... Se complica mucho".
El logro del Maco tiene varios matices. Existe una conexión
muy especial entre Monterrey y Oaxaca y está la admiración
de Galán por Francisco Toledo. Hace un año, cuando Femaría
Abad le planteó la exposición a Sepúlveda, el galerista
le explicó la dificultad de conseguir mucha obra. Habló de
casi 22 piezas. Pero ''a Julio le gustó mucho la idea y me mandó
todo lo que tenía en sus bodegas y su casa", apunta Sepúlveda.
Así fue como se sumaron 43 piezas.
Angeles Espinosa Yglesias también solicitó
una muestra de Galán, por lo que después de que Carne
de gallina se exhiba en Oaxaca, 29 de septiembre, irá al Museo
Amparo, en Puebla. Allí la muestra se reforzará con 20 obras
más porque ocupará todo el museo.
Un regalo a lo juchiteco
Aunque Galán ''no estaba muy enterado de lo que
pasaba", le gustó mucho la idea de la muestra en el Maco, aunque
reconoce que había "muchos contratiempos", en especial en lo relativo
al préstamo de la obra.
La exhibición en Oaxaca constituye "un regalo",
porque además Galán considera que este es "el estado con
más cultura de México, donde empezó realmente todo".
Respecto de su muestra, comenta: ''A mí me intriga
saber qué podría pasar. Por muchos años he visto cuando
Guillermo (Sepúlveda) o Eduardo (García Cavazos) han venido
a encontrar a un Filemón Santiago -ya conocían a Francisco
Toledo-, a Rodolfo Morales, todos los de la escuela (oaxaqueña),
que promovieron mucho. En ese tiempo apenas estaba Francisco iniciando
todo este tipo de cosas culturales, de escuelas y de jardines. A mí
me pareció importante que ahora se interesara en mi trabajo".
-Tengo entendido que al principio de tu carrera Francisco
Toledo expresó elogios a tu obra.
-Eso no lo sé. Desde que lo conocí puedo
decir que, como todo México sabe, es el mejor pintor que tenemos.
Siempre lo admiré por su iconografía, los elementos como
los vampiros, estos maravillosos (señala los relieves que Toledo
creó en la bóveda de la escalera), y el erotismo que tienen
sus figuras, que de cierta manera en mi obra también existe, pero
de manera muy distinta. Si dijo eso Toledo estoy feliz.
Julio Galán "oye por aquí, oye por allá"
para trabajar, y "agarra lo que le conviene, lo que le gusta'', de forma
consciente o no. Su obra, dice, se alimenta de puros sentimientos: "el
dolor, la alegría, las vivencias diarias, los sonidos, cualquier
cosa que fuera de mi familia".
Respecto a su salida de México en 1984, que duró
hasta 1990, comenta: "Fue muy fuerte el cambio cuando me pasé a
Nueva York, que fue donde surgieron los charros, las chinas poblanas, los
cuadros como Me quiero morir. No quiero decir que uno valora las
cosas cuando ya no las tiene; no, sí las valoraba, pero no había
llegado el momento. Tiene que surgir de una u otra forma. En mi caso surgió
por haberme ido y haberme separado de la familia, de mi México''.
Acerca de su modo de trabajar, Galán hace un boceto,
pero "luego ya no queda nada de él. Se quedó allí,
lo empiezo a reproducir, pero ya se está perdiendo un poco el sentimiento
y aparece otra cosa mucho más interesante siempre. Eso es lo que
me hace seguir pintando: que salgan cosas que a mí me inviten a
refrescar mi espíritu, mi alma, para poder sentirme como nuevo.
Es muy fácil que se dé una fórmula. La gente pide
chinas, charros y tehuanas. Pero no puedo copiarme; me traicionaría,
me engañaría. Y eso acaba con tu vida, con tu persona. A
mí me gusta mucho experimentar con lo nuevo, con aerosoles de colores,
voltear el cuadro. Pero sí creo que en todos estoy yo. No puedo
dejar de estar".
El rostro de Galán se repite una y otra vez en
sus cuadros.
-¿Qué busca?
-Es algo muy misterioso, porque no busco ya nada.
-¿Porque ya lo encontraste?
-No, cuando mi mamá murió hace poco empecé
a hacer una serie de retratos, se supone sobre ella, y de los 20 no salió
más que uno. Los otros fui yo. Pero tiene mucho sentido, porque
pues es mi mamá. Entonces me conocí más y me volví
a disfrazar de muchas cosas para decirle que yo estaba, sobre todo eran
imágenes muy religiosas, como santos. Seguía buscando y quería
encontrarla, y cuando llegas a lo mejor a cierta edad te das cuenta que
no puedes más que seguir haciendo lo que tienes que hacer y ya no
darle tanta vuelta al asunto, porque, pues, qué puedes encontrar
si no es en lo que tú crees.
-A veces hay enojo en tus cuadros.
-Mucho, cuando lo hay, pero no en todos los cuadros. Hay
mucha felicidad, mucha paz, mucha armonía.
-¿Qué te hace enojar?
-No sentirme agusto. Tonterías como ahorita, que
estoy gordo. Me hace enojar no lograr lo que quiero, estar a disgusto con
las personas que quiero. Soy una persona muy tranquila, la verdad, y muy
hermética, solitaria. No me gusta meterme tanto con la gente ni
me gusta que se meta nadie conmigo, a menos que lo permita. O que vengan
con buenas intenciones. Pero si no, pues sí me enojo, como cualquier
persona.