Facturaron con sobreprecio; en 2000 causaron daño al erario por
7.6 millones de pesos
Transportistas, involucrados en el fraude con libros
de texto: Secodam
Entrega incompleta de volúmenes, otra anomalía; tres compañías
deberán devolver fondos
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
Anomalías en licitaciones para la adjudicación
de contratos, convenios para servicios de transporte inexistentes o a precios
muy altos y entrega incompleta de libros -o en mal estado- son algunas
de las irregularidades que revelan las auditorias aplicadas a la Comisión
Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), que en 2000 causaron
un "daño al erario federal" por 7.6 millones de pesos.
La Secretaría de la Contraloría y Desarrollo
Administrativo (Secodam) detectó anomalías en el pago del
servicio de transportación y por tanto determinó que se deberá
deslindar la responsabilidad que tuvo en estos hechos Humberto Blanco,
quien se hizo cargo del despacho de la Conaliteg desde enero de 2000 -cuando
renunció al cargo Antonio Meza Estrada- hasta marzo de 2001.
Por
este motivo, determinó que las compañías Transportadora
Nacional, SA de CV; Auto Transportadora de Metales y Minerales, SA de CV,
así como una empresa de Héctor Ortiz Frield deberán
devolver recursos a la Conaliteg.
De acuerdo con los resultados de la auditoria, de la cual
tiene copia este diario, la Conaliteg hizo pagos adicionales en 2000 sin
la debida justificación y dio condiciones muy ventajosas a los transportistas,
lo que derivó en gastos excesivos para el gobierno.
Al comparar las facturas que se pagaron por servicios
de transporte en 2000 y 2002 se encuentran diferencias notables. En 2000
el precio de la transportación de libros del Distrito Federal a
Chetumal, Quintana Roo, fue de 26 mil pesos, mientras que en este año
por un viaje en similares condiciones y al mismo destino se pagaron 18
mil.
Desvío de fondos y daño patrimonial al
Estado
Estas observaciones son parte de las pruebas que la Conaliteg
incluirá en la denuncia que presentará ante la Procuraduría
General de la República la semana próxima contra quien resulte
responsable por los delitos de fraude, desvío de fondos y daño
patrimonial al Estado durante el periodo de 1999 a 2001.
A causa de estas anomalías, la Secodam determina
que por servicios no realizados la Conaliteg deberá recuperar 2
millones 272 mil pesos pagados a Transportadora Nacional y un millón
431 mil a Auto Transportadora de Metales y Minerales.
Además tendrá que recuperar un millón
664 mil 832 pesos pagados en forma adicional a Auto Transportadora de Metales
y Minerales y deberá sancionar por 504 mil 840 pesos a ambas empresas
por los materiales faltantes y deteriorados.
También deberá exigir un millón 682
mil pesos pagados adicionalmente a Ortiz Frield y sancionar al transportista,
también por libros faltantes y maltratados.
Al detallar las irregularidades, la secretaría
refiere, por ejemplo, que Auto Transportadora de Metales y Minerales cobró
indebidamente, en 232 facturas, 6 mil 500 pesos más IVA por viajes
que partieron del almacén de Tlalnepantla a distintos puntos de
la República, ocasionando a la entidad pagos adicionales por un
millón 664 mil pesos.
Esta empresa tampoco fue sancionada, a pesar de que tuvo
un faltante de 139 mil 878 libros y entregó en mal estado otros
4 mil 862. El monto de la deuda por estos errores ascendería a 504
mil pesos, considerando que el costo promedio de cada ejemplar es de 3.5
pesos.
Lo más grave en estos casos, señala la Secodam,
es que las áreas responsables no llevaron a cabo con cuidado y diligencia
profesional la verificación del cumplimiento del contrato y la procedencia
de los pagos. Tampoco fijaron formas y porcentajes de las sanciones que
se debían aplicar a los transportistas por fallas en el servicio.
Los procesos de licitación también fueron
irregulares. La Contraloría refiere que en mayo de 2000 se declaró
desierto un concurso, decisión que califica de "incongruente", toda
vez que las tres empresas que participaron cumplieron con los requisitos
de ley.
En un segundo concurso se adjudicó el contrato
a la empresa de Héctor Ortiz Frield. Sin embargo, de las 316 facturas
que la compañía emitió como comprobante del servicio
que proporcionó, en 278 -con un monto de 2.5 millones- se pagaron
como servicios urgentes, sin que hubiera justificación.
La misma empresa emitió 220 facturas de entregas
menores a una tonelada; sin embargo, la comisión pagó al
transportista como si hubiese trasladado 3.5 o cinco toneladas, lo que
representó un gasto adicional de 1.5 millones de pesos por la prestación
de un servicio no proporcionado.
Otro problema con este transportista fue que subrogó
las obligaciones derivadas de su contrato, ya que 70 entregas fueron realizadas
por conducto de transportistas diferentes al acordado.
A raíz de ese problema y en atención a las
recomendaciones de Secodam, la administración actual de la Conaliteg
abrió nuevos procesos de licitación, los cuales permitieron
que un mayor número de transportistas que ofrecían precios
más competitivos prestaran el servicio. Además se dispusieron
reglas para sancionar los casos de pérdida y deterioro de libros.