La contaminación de maíz por transgénicos en Oaxaca, ejemplo, dice
Experta: requiere la industria biotecnológica de EU considerar el impacto de sus productos
ANGELICA ENCISO L.
Aunque la industria biotecnológica de Estados Unidos tiene 25 años en desarrollo, aún no considera el impacto que sus productos puedan tener en la diversidad biológica de otras naciones, sostuvo Lila Feisee, directora para propiedad intelectual de Biotechnology Industry Organization. En el caso de la contaminación de maíz criollo por transgénicos en la sierra de Oaxaca, la responsabilidad de la industria es tan grande como la de los habitantes del lugar, agregó.
En conferencia vía satélite detalló el desarrollo de la industria biotecnológica y las condiciones en que se entregan las patentes con vigencia de 20 años. Precisó que cerca de 350 medicinas y vacunas se encuentran en experimentación clínica.
Detalló que hay mil 457 compañías biotecnológicas en Estados Unidos, que lograron ventas de 224 mil millones de dólares hasta mayo de 2002 y sólo entre 1992 y 2001 sus ingresos pasaron de 8 mil millones de dólares a 27 mil 600 millones.
A pesar de estas percepciones millonarias alrededor de 90 por ciento de las empresas no tienen productos en el mercado.
Lila Feisee destacó que la exclusividad es la característica esencial de la patente, y que la inventiva es lo que permite que se registre el derecho sobre un producto. Sin embargo, es conocido que el agricultor Larry Proctor patentó el frijol enola, originario de México, sin ningún tipo de inventiva. Respecto a este tipo de casos, Feisee dijo carecer de suficiente información para emitir una opinión.
Tan sólo en 2000, a la industria biotecnológica se le autorizaron 13 mil patentes, de las cuales 7 mil corresponden a genes, mil 300 a genes humanos y casi 300 corresponden a animales.
Se refirió al caso de la biopiratería, aunque en el sentido del comercio sin autorización de las patentes que ha obtenido la industria, y no en la sustracción clandestina de especies nativas de los países ricos en biodiversidad. Aseguró que la industria busca "compartir" los beneficios de las patentes y que busca asesorar en el desarrollo de fármacos contra la malaria y el sida.
Expertos que asistieron a la conferencia, como Alberto Aldama, asesor de la presidencia del Instituto Nacional de Ecología, sostuvieron que a nivel internacional no están definidas las responsabilidades de la industria biotecnológica por el impacto que sus productos puedan tener.
Agregó que en la Convención de Diversidad Biológica sólo hay recomendaciones, que no tienen carácter obligatorio.