Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 24 de julio de 2002
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Cultura
La Orquesta Sinfónica Infantil de México comenzará en Bellas Artes gira nacional

La mayoría de los niños se acerca al arte sonoro por influencia familiar, dice experto

Fueron seleccionados 162 menores de todo el país para integrarse al agrupamiento

Dedicarse a la música es lo que llena su vida de felicidad, coinciden los pequeños

ANGEL VARGAS ENVIADO

Oaxtepec, Mor. A sus 13 años, Héctor Acosta Osuna enfrenta un dilema: dedicar su vida a la música clásica o a la comercial.

La música de concierto, platica, le ''gusta muchísimo, porque suena requetebonito y hasta escalofríos me dan en todo el cuerpo cuando la escucho". La música ''que sí deja dinero", en tanto, le provoca ansias por seguir los pasos de su papá, quien encabeza una ''tecnobanda"; aunque su anhelo va más lejos y se ha propuesto materializar un sueño familiar de fundar ''una banda que llegue a ser tan famosa como la de El Recodo, de don Cruz Lizárraga".

Originario de Mazatlán, Sinaloa, el joven artista acaba de finalizar el primer nivel de educación secundaria y desde hace tres años y medio estudia música en la escuela Enrique Patrón de Rueda, actividad a la que dedica de dos a cuatro horas diarias, según se ''quiebre" la cabeza con una obra.
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Héctor es uno de los 162 niños de ocho a 16 años de edad que fueron seleccionados de las 31 entidades y el Distrito Federal para integrar este año la Orquesta Sinfónica Infantil de México (OSIM) y que desde el pasado 14 de julio están concentrados en un campamento de trabajo en Oaxtepec, con miras a la gira nacional que la agrupación emprenderá el próximo día 28 con un magno concierto en el Palacio de Bellas Artes.

Lo suyo, expresa, son las percusiones, porque con ellas ''siento cómo me salta el corazón en el pecho, como si me quisiera estallar de alegría", y lo mismo le emociona escucharlas en un tema con banda que en una sinfonía.

Ser ''alguien en la vida''

La idea de Héctor Acosta Osuna de dedicar su vida al arte sonoro no se la saca nadie de la cabeza, asegura, ''porque ser músico es ser alguien en la vida; la gente los quiere, admira y respeta", y su propósito estriba en combinar las facetas clásica y comercial.

Junto a él, en la orquesta, Giovanni Mendoza Hernández, originario de Ciudad Serdán, Puebla, también quiere ser músico de concierto, en especial percusionista. Para ello, de sus 10 años de vida ha dedicado los dos más recientes a prepararse en un proyecto estatal de capacitación para músicos de banda, y con ese afán ensaya cinco horas al día.

En su familia no hay antecedentes artísticos, sin embargo sus padres lo enviaron a estudiar música, igual que a su hermana mayor, ''porque las bandas musicales se están acabando; en donde vivo sólo queda una y nos preocupa mucho que se pueda acabar esa tradición".

Su escasa edad no le impide ser consciente de que la profesión que tentativamente ha elegido le dará ''apenas para comer". Como a la mayoría de sus actuales compañeros, el económico no es un factor que por el momento parezca preocuparle, más aún cuando tiene oportunidad de ''tocar obras tan bonitas y tan sentidas como el Huapango de (José Pablo) Moncayo, Poeta y campesino (de Franz von) Suppé o el Danzón número dos, de (Arturo) Márquez".

Que la música sea una profesión ingrata en el aspecto económico es una visión con la cual no comulga la violinista María Isabel Avalos, de Colima, quien comenta que a sus 15 años ya podría vivir de su trabajo, ''pues por tocar en las misas me pagan 250 pesos por hora", además de formar parte del Cuarteto de la Universidad de Colima.

El de María Isabel -quien cursa la especialidad en el Instituto Universitario de Bellas Artes de su tierra natal- se suma a los recurrentes casos en la OSIM que confirman la aseveración del director del conjunto, Sergio Ramírez Cárdenas, de que la mayoría de los infantes se acercan al arte sonoro por influencia familiar, pues tanto su abuelo paterno como su papá son integrantes de un mariachi.

A ellos, a los mariachis, debe el gusto por el violín, pues no obstante que sus familiares tocan el guitarrón, aquél ha sido siempre un instrumento emblemático en la familia, ''por su sonido y las amplias posibilidades de expresión que encierra".

Alegría por el ejercicio musical

La responsabilidad de desempeñarse este año como concertino de la OSIM no es algo que atemorice ni ponga nerviosa a la quinceañera Paulina Sánchez, de Nayarit, quien está a punto de comenzar sus estudios de nivel medio superior.

Su seguridad se explica si se considera que ha dedicado más de la mitad de su existencia, para ser precisos ocho años, al estudio musical y que, de hecho, ha participado ya como solista con algunas agrupaciones profesionales. Además, cuenta con el respaldo de pertenecer también a una familia de músicos.

Paulina, como sus demás compañeros de la orquesta, no cambia por nada las alegrías que le ha brindado el ejercicio musical, sin importar que desde muy pequeña ha debido destinarle varias horas diarias y que fueron muchas las ocasiones en que no pudo salir a jugar.

''No me arrepiento, pues creo que ha valido la pena", enfatiza.

''Dedicarme a la música es lo que llena mi vida de felicidad."

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