Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 26 de julio de 2002
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Sociedad y Justicia
La UNAM, en manos de los mejores, considera

Rivero Serrano se manifiesta por la aristocracia académica

Una institución educativa gobernada con populismo y criterios políticos, un desacierto, dice el ex rector

KARINA AVILES

En el último día de trabajos del ciclo de conferencias El Debate de la UNAM, organizado por la Comisión Especial del Congreso Universitario (CECU), el ex rector Octavio Rivero Serrano se manifestó por una universidad que quede en manos de la "aristocracia académica" y no del "populismo" o de las ideas plebiscitarias. Señaló que cualquier decisión que menoscabe el perfil académico constituye una "contrarreforma de consecuencias funestas para la institución".

Por su parte, el investigador Imanol Ordorika afirmó que el régimen político y la organización del gobierno universitario constituyen un sistema de autoritarismo, presidencialismo y corporativismo. Afirmó que el congreso "no marcha", porque está convocado por organismos que no tienen legitimidad, y además pretenden mantener el control sin hacer verdaderas modificaciones.

Varios académicos universitarios se manifestaron por reformas profundas a los órganos de gobierno, e incluso, hablaron de la desaparición paulatina de la Junta de Gobierno (JG).

En la discusión y en medio de cuatro interrupciones por un reducido grupo de ex miembros del CGH, al igual que en las sesiones anteriores, algunos universitarios consideraron que dados los requerimientos organizativos y los tiempos políticos será difícil que el congreso se realice durante este año, y si se prolonga hasta 2003 las condiciones serán aún más complicadas debido a que es un año electoral.

"No creo que este año haya congreso", admitió el director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Fernando Pérez Correa, e indicó: "si no hay un acuerdo completo y circunstanciado también veo muy difícil" que dicho acto se efectúe el año próximo.

En una amplia exposición, Imanol Ordorika señaló que el régimen político y la organización del gobierno universitario son autoritarios, porque sólo los ya incluidos en el sistema tienen capacidad de competir, porque tienen una ideología vaga en donde "todo mundo hace política arriba pero los otros no pueden" y porque hay un liderazgo de carácter presidencialista.

El rector, abundó, tiene atribuciones ejecutivas, legislativas y judiciales, y además de todo, mediante la figura del abogado general, ''interpreta la ley''. Indicó que hay tres elementos que son la clave para la integración de los espacios nodales del poder político de la universidad: las relaciones familiares, las políticas y el prestigio académico.

Por lo anterior, dijo que es necesario hacer ''un trastocamiento'' de las relaciones para realizar los cambios, y se manifestó por trasladar el poder de decisión a la academia. Por otro lado, planteó una universidad concebida en la lógica de departamentos que fusionen y no dividan las áreas de la investigación.

Ex rector provocador

En otra mesa, el ex rector Octavio Rivero Serrano afirmó: ''no quisiera ni imaginar la ley orgánica en manos" de los legisladores, porque para su modificación "nunca ha habido una coyuntura buena, pero la actual es la peor".

Ante la pregunta de la profesora María Esther Navarro, quien le dijo que el término de aristocracia académica es "de la colonia y hoy estamos en 2002", el ex rector respondió que dicho concepto lo empleó casi ''como una provocación'', y aunque a algunos les da alergia, a él no.

El gobierno de la universidad "es el de una minoría ya preparada, experta, con experiencia, gobernando en beneficio de la mayoría, inexperta, que acude a la institución para prepararse", agregó.

Además, dijo que "la legitimidad de la autoridad universitaria se da cuando los elegidos son los mejores, los más sabios, los más expertos en la vida universitaria y cuando en los procedimientos de su elección participan también los más sabios, los más expertos, en la vida de la institución".

El populismo y la organización plebiscitaria, dijo, acabó con muchas universidades en América Latina y muchos quieren repetir la historia porque "están interesados en llegar al poder con fines políticos". Una organización de la universidad de carácter político sería un "desacierto, una regresión de funestas consecuencias".

Apuntó que "si se plantean cambios", un requisito fundamental es conservar el carácter académico de la institución, pues cualquier decisión que menoscabe ese perfil "representaría un retroceso, una contrarreforma de consecuencias funestas a la institución".

Dijo que la ley orgánica no se ha modificado, pero ha permitido que el instrumento principal de gobierno se modifique conforme se ha necesitado, y añadió que las leyes actuales ''son espléndidas'' porque fueron concebidas para una comunidad de 20 o 30 mil individuos y han funcionado para una comunidad 10 veces mayor: "las leyes no están rebasadas, lo que está rebasado es su operación".

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