ATENCO: REPRESION O RECTIFICACION
En
entrevista con este diario, y a propósito de la muerte del ejidatario
atenquense José Enrique Espinoza Juárez, el presidente de
la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Luis
Soberanes, destacó la improcedencia de la represión en el
momento histórico actual y señaló la necesidad de
que las autoridades encaucen los problemas nacionales hacia el diálogo
y la negociación, que recurran a la política y, por lo que
toca a los conflictos agrarios y la tenencia de la tierra, que el gobierno
se abstenga de efectuar expropiaciones inconsultas, autoritarias y carentes
de perspectiva social, toda vez que si se priva a los campesinos de sus
parcelas, "los estamos condenando a venir de pordioseros a la ciudad de
México, o a vivir en las coladeras o bajo los puentes".
Tras confirmar la convicción de la CNDH de que
Espinoza Juárez murió a consecuencia de los golpes que recibió
de manos de policías estatales el pasado 11 de julio, el ombudsman
nacional señaló, asimismo, que la determinación de
los labriegos de San Salvador Atenco de resistir el decreto expropiatorio
de sus tierras para construir en ellas una nueva terminal aérea
hace inviable tal proyecto, pues para realizarlo las autoridades tendrían
que "me-terlos a la cárcel o matarlos a todos".
Soberanes ilustró así el dilema en el que
el gobierno federal se ha colocado por un proceso de toma de decisiones
manifiestamente torpe -y también, acaso, por el afán de cumplir
poco publicitados compromisos con grupos de poder político-financiero
del país y del extranjero para los que el establecimiento de la
terminal aérea en Texcoco abriría una perspectiva de enormes
y jugosos negocios-: represión o rectificación.
En el espíritu de los señalamientos del
ombudsman, el actual equipo de gobierno, emanado del ejercicio democrático
y de la voluntad ciudadana de cambiar los hábitos del poder que
imperaron hasta hace dos años, debería reflexionar sobre
la improcedencia de hacer las cosas con la arrogancia tradicional del presidencialismo
y la tecnocracia: sin consultar a nadie, sin rendir cuentas, sin entender
que los funcionarios públicos son empleados de la ciudadanía
y que a ella se deben. La determinación y el proyecto para construir
la terminal aérea en el área de Texcoco, así como
los ofensivos términos de la pretendida expropiación de tierras,
fueron actos de poder que bien podrían haber sido realizados en
cualquiera de los últimos sexenios priístas, pero que resultan
aberrantes para un gobierno que se dice democrático, que se reclama
del cambio político y que se pretende tolerante, dialogante y atento
al sentir de la población.
En esta perspectiva, la forma en que el gobierno resuelva
su disyuntiva ante la resistencia de San Salvador Atenco -imponer su voluntad
a costa de lo que sea, incluso de vidas, o dar marcha atrás y reconsiderar
los emplazamientos alternativos para el nuevo aeropuerto- será también
una definición sustancial para el foxismo: la primera administración
democrática del país o un sexenio más de soberbia
y sordera autoritarias.