Los derechos de las comunidades están en la tierra, no en el cielo, sostiene
Los promotores de la canonización se han opuesto al movimiento indígena: COAIO
Fox asistirá a los actos litúrgicos por motivos políticos, dice la organización chiapaneca
JOSE ANTONIO ROMAN Y ALMA E. MUÑOZ
Quienes impulsan la canonización de Juan Diego no son indígenas, son los mismos que se han opuesto sistemáticamente al movimiento y a la lucha por los legítimos derechos de las comunidades, afirmó la Coalición de Organizaciones Autónomas Indígenas de Ocosingo (COAIO), de Chiapas.
En carta abierta al papa Juan Pablo II y a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la COAIO señala que la presencia del presidente Vicente Fox en la misa de canonización, en la Basílica de Guadalupe, no es por devoción religiosa o por su espíritu cristiano, sino fundamentalmente por cuestiones políticas.
"Fox y su partido, Acción Nacional, son los primeros que han demostrado su falta de caridad y verdadero humanismo, que es lo que predica la Iglesia católica, para sumarse en contra de los derechos de los pueblos indios, es decir, de su reconocimiento como personas plenas."
En la carta de ocho párrafos, la coalición subraya que los derechos de las comunidades "no están en el cielo, están en la tierra", y lamenta que a la jerarquía que hoy dice estar de fiesta por la canonización de Juan Diego "no le importa" que se respeten o no los derechos y la cultura de los pueblos indios.
Si de verdad le importaran esos derechos, se estaría pidiendo la canonización para los 510 años de sufrimiento, olvido y resistencia de las etnias, que además han padecido una política de exterminio, señala la carta suscrita por Mario Hernández Pérez, coordinador ejecutivo de la COAIO.
Fechada el 29 de julio en Ocosingo, la carta señala que la Iglesia tiene un camino junto a los pobres, porque de ellos será el reino de los cielos, "pero sería bueno que en esta vida nos tocara un trato más humano, que nos dejaran de ver como extraños, como personas ajenas a este mundo, y que hicieran algo para dejar de morir de enfermedades curables, de hambre y de olvido".
Por eso, agrega, para hacer más humano el trato hacia nuestros pueblos es necesario que se pida no sólo la canonización de Juan Diego, sino también el reconocimiento de los acuerdos de San Andrés para que los pueblos indios tengan derechos como personas. "Santificar a Juan Diego, pese a lo que digan fuera y dentro de la Iglesia, no trae derechos para todos nosotros ni nos ayuda a obtenerlos, que eso sería lo mejor".
"Bienaventurados los pobres, porque de ellos será el reino de los cielos, pero en la tierra, que es parte del cielo, también queremos respeto a nuestros derechos", concluye la misiva.
Los indígenas no buscan figuras
El Vaticano propone a Juan Diego como el santo de los indígenas pero estas comunidades no "están buscando figuras, tienen su religiosidad bien definida, sistematizada y clara, y desde ella pueden salvar su alma", aseguró Bartolomé Alonso Camal, presidente de la organización cultural indígena Mayaon, con presencia en la zona maya -con 2 millones de hablantes de la lengua- y aceptación en Guatemala, Belice y el sureste mexicano.
En entrevista, manifestó que en el mundo maya existe desconocimiento sobre la figura de Juan Diego y por este motivo rechazó que la situación de marginalidad de los pueblos indígenas sufra cambios a partir de la canonización del indio.
Para los mayas, explicó, la dimensión espiritual constituye el fundamento de su vida y su cultura, por eso rechazan tener una religión propia. Incluso aún realizan ritos milenarios como el K'ub Saka en lugares sagrados como Chichen Itzá, donde un sacerdote maya ofrenda una bebida sagrada elaborada a base de maíz y agua pura para solicitar la protección y bendición de los dioses sobre determinada actividad.
A la Iglesia católica, subrayó Bartolomé Alonso, "no la anteponemos, la sobreponemos o subestimamos en relación con nuestros pueblos. La consideramos una expresión más de religiosidad de la humanidad. Lo cual no significa que sea propia de los indígenas, aunque es cierto que varias manifestaciones de esa religión se han integrado a nuestras culturas. Por ejemplo, en los altares de las chozas de los pobladores existen imágenes de santos católicos y las familias concurren a los templos para bautizos, casamientos y otros mandamientos".
En el área maya, ejemplificó, hay dos centros ceremoniales fuertemente vinculados con expresiones del cristianismo: Xocen, en el municipio Valladolid, y Tixcacal Guardia, en Quintana Roo. Se les reza a los santos católicos pero el símbolo de la cosmovisión maya es una cruz relacionada con su cosmogonía (símbolos que tienen que ver con la naturaleza, la estructura del cosmos, la relación del hombre y su entorno social, así como la idea del bien y del mal).
Entonces, agregó, Juan Diego sería sujeto de un escrutinio por esta etnia para valorar si lo integran o no al escenario indígena. Por lo menos en la península de Yucatán "no tiene presencia fuerte. Si acaso la tuvo en los tiempos recientes por la difusión de su figura" con miras a su canonización.
"La Iglesia católica, el Vaticano, hace su propuesta en cuanto a un santo para los pueblos indígenas. Es probable que algunos lo asuman plenamente pero también es casi seguro que muchos lo dejen así, como una propuesta". Por lo menos, aclaró, la comunidad maya "no busca un nuevo santo".
Acabar la simulación en la Iglesia, piden Católicas por el Derecho a Decidir
La organización Católicas por el Derecho a Decidir llamó a la Iglesia y al papa Juan Pablo II a romper con la simulación ante la grave crisis que enfrenta la institución eclesiástica, y abrirse a la reforma estructural que requiere, entre otras, la democratización en la toma de decisiones y la participación más activa de las mujeres.