Preocupa a O'Neill que el gobierno caiga en suspensión de pagos: el ministro de Economía
Entre protestas de trabajadores y honores oficiales, hoy visita Argentina el secretario del Tesoro de EU
REUTERS, AFP Y PL
Buenos Aires, 5 de agosto. Entre protestas y honores, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O'Neill, será recibido este martes en Argentina en una visita que no será "como si se tratara de Papá Noel con la bolsa llena de obsequios".
Su estancia de tan sólo 24 horas será repudiada por desocupados e izquierdistas mientras el gobierno intentará convencerlo de que interceda para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ayude al país, cuyo sistema bancario se encuentra al borde del colapso, la industria paralizada, la mitad de la población en la pobreza y la tasa de desempleo más alta en la historia.
O'Neill se entrevistará con el presidente Eduardo Duhalde y el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y visitará el hospital Evita Perón, de la localidad de Merlo en la provincia de Buenos Aires, además de algunos establecimientos fabriles que resienten los efectos de cuatro años de estancamiento económico.
Para el gobierno, la presencia del funcionario es una oportunidad para expresarle la necesidad urgente de que se aceleren las negociaciones que desde hace meses mantiene con el FMI, y que aún no rinden frutos.
"Cabe esperar que esta visita represente una oportunidad inmejorable para lograr la comprensión necesaria que permita avanzar hacia el acuerdo final (con el FMI) sin más costosas demoras", dijo Lavagna en una columna publicada ayer en Clarín.
Pero las perspectivas del gobierno son sombrías. Lavagna indicó que, "muy probablemente, antes de que el FMI celebre una carta de intención con Argentina", el organismo multilateral llegará a un entendimiento con Brasil que incluiría "un significativo desembolso".
Según Lavagna, el diferente trato se explica porque Washington quiere evitar que la principal economía latinoamericana y Uruguay terminen por declarar un incumplimiento de pagos con el sector privado, similar al que realizó Argentina en diciembre pasado.
Argentina corre el riesgo de caer en cese de pagos con los organismos financieros internacionales por otros 41 mil millones de dólares, si no se logra un acuerdo antes de septiembre.
"Uruguay y Brasil estarían recibiendo un tratamiento propio de la época Clinton-Summers (ex secretario del Tesoro), intentándose evitar una interrupción forzada de pagos externos y su obligada reprogramación", dijo Lavagna.
En el caso uruguayo, el Tesoro estadunidense desembolsó mil 500 millones de dólares. Pero, a pesar de comprender las urgencias del fondo, Lavagna reiteró que necesita su respaldo para estabilizar la economía y poder comenzar a renegociar la deuda pública, sobre la que habrá "una quita racional del capital adeudado".
Lavagna no aspira a que el organismo le envíe dinero fresco, sino que apenas renegocie sus vencimientos de deuda para este y el próximo años, y así evitar la suspensión de pagos con la única entidad que puede salir en su rescate.
Los argumentos de O'Neill
El FMI tiene un rosario de objeciones que van desde las dudas a que el gobierno argentino cumpla las promesas de austeridad fiscal, hasta diferencias con el camino que tomó para resolver la crisis bancaria.
O'Neill aclaró que no llegará al país para anunciar un paquete de ayuda y dejó en claro las diferentes estrategias con que Washington está abordando la crisis económica en la región. Recientemente, el funcionario estadunidense dijo que estaba en contra de malgastar el dinero de los "plomeros y carpinteros" estadunidenses para ayudar a un país que arrastra los mismos problemas desde hace 70 años y no exporta nada interesante.
Antes de viajar a la región, O'Neill señaló que tampoco era conveniente otorgar créditos a países en los cuales no había ninguna garantía de que el dinero no termine depositado en alguna cuenta en Suiza, como la que se investiga al ex presidente y precandidato del gubernamental Partido Justicialista, Carlos Menem.
Por su parte, el jefe de gabinete argentino, Alfredo Atanasof, declaró que el gobierno no espera al funcionario "como si se tratara de Papá Noel con la bolsa llena de obsequios". Es sólo la visita de "un funcionario muy importante de Estados Unidos", agregó.
Atanasof afirmó que "no vinculamos" la visita del secretario con el demorado acuerdo con el FMI para reprogramar vencimientos de la deuda por unos 18 mil millones de dólares entre 2002 y 2003, de los cuales unos 2 mil 800 millones vencen en septiembre próximo.
Para el secretario privado de Duhalde, José Pampuro, la visita es un compromiso, o al menos una muestra, en "ver y rever la situación del país".
Grupos de desocupados y activistas de izquierda consideran que la presencia de O'Neill es repudiable y preparan una movilización que recorrerá el miércoles las calles de Buenos Aires, además de otros actos de protesta.
Por lo pronto, empleados que administran una empresa metalúrgica de Buenos Aires pedirán a la justicia la detención de O'Neill por considerar que las exigencias del FMI para reformar la Ley de Quiebras, que protegía a la industria local, a cambio de la ayuda financiera, habrían perjudicado a la compañía.
"Planteamos una denuncia de extorsión en abril sobre los poderes de Argentina por parte del FMI y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, O'Neill. En el marco de ese expediente, nosotros ahora hacemos este pedido de detención", dijo Guillermo Robledo, gerente de Industria Metalúrgica Plástica Argentina.
El secretario O'Neill llegará la tarde del martes a Buenos Aires proveniente de Brasil, donde declaró que su gobierno otorga "un fuerte apoyo" a las negociaciones de Brasil con el FMI. "Expresamos nuestro apoyo a las políticas económicas" del gobierno brasileño, pero rehusó contestar las preguntas sobre sus polémicas declaraciones hechas antes de su periplo por la región.
No exento de protestas, militantes de izquierda, envueltos en banderas rojas, realizaron una pequeña protesta frente al hotel donde se hospedó el funcionario.