Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 7 de agosto de 2002
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Springsteen abre una luz al 11 de septiembre

En su disco Rising, crónicas sobre ''gente común'' que vivió la tragedia

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Nueva York, 6 de agosto. Bruce Springsteen intenta con su nuevo disco The Rising capturar el ánimo de una nación que aún no logra recuperarse de los sucesos del 11 de septiembre.

Al parecer todos aquí, desde los analistas, los principales medios, los poderosos, la gente "común" y los invisibles, están tratando de averiguar si El jefe acertó.

El disco se ha convertido en nota nacional -la cara de Springsteen aparece por doquier- y tiene la misma fuente de la que siempre ha bebido el roquero de 52 años de edad: la experiencia cotidiana de un estadunidense común, aunque en este caso el epicentro es el 11 de septiembre.

Vale destacar un secreto a voces: la mayoría de las víctimas que perecieron en las Torres Gemelas no eran ricos, ni ejecutivos, ni empresarios, ni corredores de bolsa; eran trabajadores, lo que se llama gente "común y corriente", o sea, esos que son tanto tema como fans de Bruce.

Esta semana el músico lanzó The Rising, su primera grabación de nuevo material en estudio (había lanzado un disco de concierto) desde 1984, con su afamado grupo E Street Band. Durante ese periodo, Springsteen sacó un disco con sus éxitos (1995), uno como solista, The Ballad of Tom Joad (en el mismo año) y otro con material de su gira nacional, cuando se reunió por primera vez con la banda en 2000.

The Rising (algo así como El Levantar) contiene 15 canciones nuevas, 13 escritas en torno al 11 de septiembre. Marca el regreso de uno de los grandes cronistas musicales estadunidenses, e intenta capturar en microcosmos humanos la pérdida, el llanto, la ira y la desesperación de ese ataque. En contraste con sus canciones anteriores, el artista no cuenta ahora con un personaje individual, sino que está buscando un ''tú'' más universal.

''Springsteen parece buscar algo universal para capturar el ánimo de toda la nación", comentó Alan Light en su reseña en The New Yorker. También intenta ofrecer un pañuelo para las lágrimas, la solidaridad ante el desastre, un ungüento para las heridas y un intento por rescatar la esperanza, todo sin recurrir a declaraciones grandilocuentes y sin caer jamás en un tono patriotero.

De hecho, las canciones más explícitamente vinculadas con la tragedia no expresan, como algunos podrían haber esperado, un mensaje político, sino más bien la búsqueda de redención y de amor entre los escombros.

El disco tampoco busca anclarse en el 11 de septiembre. En ninguna parte de la letra de las 15 canciones se menciona la fecha, ni las Torres Gemelas o el Pentágono.

El vínculo con esa fecha y con esos acontecimientos ocasionó que esta aportación artística sea recibida con atención casi inédita para el lanzamiento de un disco. Resulta algo preocupante el gran marketing desplegado, la aceptación tan universal en los medios comerciales y la atención entre los intereses más establishment de Estados Unidos hacia un roquero que ha provocado controversia y que mantiene un aura de "rebelde".

La imagen de Springsteen ocupó la portada de la revista más importante de Estados Unidos, Time, y su grabación fue nota en las primeras planas de gran parte de los principales periódicos y revistas. Durante la última semana (el disco se presentó aquí a la venta el 30 de julio), Springsteen apareció en casibruce springsteen todos los programas de entrevistas y talk shows matutinos y nocturnos de la televisión nacional.

En los medios dedicados a la cultura popular el autor fue el tema: la portada de Rolling Stone, y claro, MTV y todos sus derivados, como la radio e Internet. Hasta publicaciones como The Economist, The New Yorker y otras se vieron obligadas a reseñar o comentar la grabación.

Time dedica un amplio artículo a la forma en que Springsteen intenta convertir con este disco el trauma del 11 de septiembre en un ''mensaje de esperanza''. El Washington Post lo criticó por estar demasiado atado a un suceso, y por no lograr un mensaje más trascendente.

Para otros, este disco se vuelve parte del proceso nacional catártico, algo para curar la herida.

Un columnista de The Economist señaló que las comunidades con mayores pérdidas humanas el 11 de septiembre fueron las de la clase trabajadora. Sólo 330 víctimas identificadas en las Torres Gemelas vivían en Manhattan; las otras eran de zonas cercanas, como donde se crió Springsteen, en Nueva Jersey, distritos de trabajadores. En varios funerales de las víctimas, sus familias pusieron canciones de Springsteen.

Las letras del cantante, en torno de los hechos del 11 de septiembre parten de la vida cotidiana de la "gente común" que vivió la tragedia, de sus pérdidas, de sus amores desaparecidos, de las palabras que resultaron ser las últimas, de cómo responder a la soledad y la desesperación, de cómo superar lo imposible de un momento tan desolador.

O sea, sigue fluyendo el mismo río artístico de Springsteen, su continua crónica de la destrucción de las ilusiones de un estadunidense cualquiera, y el coraje y la voluntad para superar los engaños de este país. El heroísmo real, como siempre lo ha expresado, es el aguante a pesar de todo, la perseverancia ante tanta desilusión y angustia. Springsteen decidió entrevistar a algunas de las familias de las víctimas, luego de leer algunas notas sobre ellos y cómo tantos de los que ha-bían muerto se consideraban, entre otras cosas, fans de el jefe.

Springsteen, quien junto con su banda comienza esta semana una gira por 46 ciudades, siempre ha sido un artista muy parecido a su ídolo de juventud, Bob Dylan, que logra a la vez denunciar y desenmascarar la hipocresía de la vida en Estados Unidos y celebrar el heroísmo común y el coraje del pueblo estadunidense.

Desde Nebraska y Born in the USA, hasta su Ballad of Tom Joad (inspirada por el personaje de las Viñas de la ira de Steinbeck), y sus corridos combinados con blues sobre la experiencia de los inmigrantes mexicanos y la frontera (rolas casi inadvertidas en el disco de Tom Joad), tienen una constante la destrucción de los sueños, de las ciudades, de las vidas, de las esperanzas de los estadunidenses "comunes" junto con la furia de estas experiencias, la desesperación respondida con la insolencia.

Estas expresiones también han sido acompañadas por canciones sobre los amores, la soledad, y en otras rolas más introspectivas, Springsteen ha escrito, como afirma un lector a The Washington Post, la "banda sonora de nuestras vidas". Con este disco, busca continuar con eso y capturar el ánimo de este país.

Esta música ha girado en torno de dos vertientes, y continúa aquí: entre el rock&roll clásico y el folk. Con la combinación de géneros y su letra ha sido llamado "la conciencia del rock". Pero también hay elementos de gospel, de la música popular de las iglesias negras, que llaman a la redención, la salvación, a la esperanza.

Aunque Springsteen ya había decidido hacer un nuevo disco con el E Street Band antes del 11 de septiembre, el enfoque fue marcado por ese hecho. Cuenta a Rolling Stone que lo primero que hizo fue tomar su guitarra, ya que "es mi salvavidas", y explica su proceso para componer. "La música tiene que ser física, y tener bastante luz. Y tengo que encontrar esa luz de manera verdadera, y eso, como sabes, es a través de la oscuridad".

Tal vez la imagen más importante del disco es, como señala Rolling Stone, "el resurgir" como respuesta a esa imagen colectiva de todo el mundo el 11 de septiembre: el derrumbe.

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