Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 12 de agosto de 2002
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Política

Los habitantes de Santiago Tianguistenco y políticos dejaron el hueco más evidente

Notorias ausencias en la misa por el primer aniversario luctuoso de Carlos Hank González

CIRO PEREZ SILVA ENVIADO

Santiago Tianguistenco, Mex., 11 de agosto. Al primer aniversario de la muerte de Carlos Hank González, hombre que fue emblema por excelencia del político-empresario, sólo asistieron los familiares, algunos ex empleados y pocos amigos, los más cercanos. No tuvo la compañía, como hace un año, de toda la gente del pueblo que entonces siguió el féretro con flores, aplausos y lágrimas.

Tampoco estuvo en el santuario de Nuestra Señora del Buen Suceso el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, quien ofició entonces la misa de cuerpo presente. Ocupó ese sitio el padre Samuel Marín, quien se tomó la libertad de prohibir que Va pensiero, coro de la ópera Nabuco, de Verdi, fuera interpretada por los niños cantores de Santa Catarina por considerar que "no era una pieza religiosa", aunque el año pasado formó parte del repertorio que incluyó, como ayer al inicio de la misa, el Aleluya de Haendel.

En esta ocasión, explicó Marín, el tema central de la homilía fue "la fe y la resurrección, como respuesta al problema angustiante de la muerte" y no los elogios que en su momento Rivera Carrera prodigó a los logros políticos y económicos del profesor Hank.

Otras ausencias fueron aún más notorias. No estuvieron el gobernador mexiquense, Arturo Montiel, el ex secretario de Gobernación Emilio Chuayffet ni el ex director de Fonatur, Alfredo del Mazo González. Tampoco asistió nadie del Comité Ejecutivo Nacional del PRI ni los coordinadores parlamentarios de ese partido en el Congreso de la Unión.

El duelo que hace un año se extendió a las calles de este municipio, donde en casas y comercios se colocaron moños negros y la bandera de la plaza principal fue izada a media asta, recibió ayer el primer aniversario de la muerte del profesor con la tranquilidad de un domingo cualquiera. La alcaldía no ordenó la limpieza del centro ni de las vías que llevan a la iglesia del Buen Suceso.

Sólo la tumba de Carlos Hank González en el panteón municipal, junto a otra igual en la que fue enterrado, en 1987, su hijo Cuauhtémoc -cuya lápida ubica además los nombres de Lupita Hank Mayers, don Catarino González, doña Francisca Tenorio de González y doña Julieta González de Hank-, recibió arreglos florales.

La misa se inició a las 17:30 horas, aunque los 55 miembros de la familia Hank Rhon ingresaron a la iglesia minutos después por una puerta lateral, para ocupar las primeras 10 filas. Encabezados por la viuda del profesor, Guadalupe Rhon, y seguida por sus hijos Carlos, Jorge, Ivonne y Maricela, además de nietos y sobrinos. En este grupo estaba también Roberto González Barrera, propietario de Maseca.

Poco más atrás el ex director de la Comisión Federal de Electricidad, Guillermo Guerrero Villalobos y el ex gobernador del estado de México, Mario Ramón Beteta y casi en la entrada, el ex director de Pemex Francisco Rojas.

A un costado de la iglesia la familia Hank mandó preparar una "recepción" para 500 personas, aunque fueron menos quienes asistieron al aniversario. Esta incluía antojitos mexicanos, "para los amigos y todo el pueblo, que ya verá que aunque no vinieron a misa, van a venir a comerse unos sopes, un atole o unos tamales", confió una de las organizadoras.

Al final del acto religioso, se formó una larga fila para saludar a Carlos Hank Rhon y reiterarle las condolencias por la muerte de su padre. Así transcurrió el primer aniversario de la muerte de quien fue un modesto profesor rural y construyó un imperio valuado en 1993 por Forbes en mil 300 millones de dólares.

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