El pintor expondrá por primera vez en un recinto público
y prepara muestra para NY
Mis imágenes surgen de lo emocional: Lezama
MERRY MAC MASTERS
En los cuadros de Daniel Lezama (ciudad de México,
1968) suceden cosas tremendas. El pintor trabaja esa "pausa" entre lo que
acaba de pasar y lo que aún está por venir. Es en esa breve
interrupción cuando ''puedes ensoñar la escena, porque la
estás viendo en el momento de su máximo impacto. Pero no
puedes vivirla en lo emocional, ya que estás aplastado por el acontecimiento",
afirma.
Lezama defiende sus temas "fuertes": "Si no, ¿qué?
Es lo único que puede interesarnos en muchos sentidos. No es intencional.
No decido si voy a trabajar temas fuertes o no. A veces salen, otras no.
O sea, compongo mis imágenes desde un punto de vista emocional.
No racionalizo: ahora voy a hacer un tema tal. Más bien sale de
mi una cuestión imaginaria y luego racionalizo la producción
de la obra. Evidentemente, no pinto con los ojos cerrados. Tengo que componer,
armar los personajes, pero la idea inicial del cuadro sale de no sé
donde, de alguna parte que no es la razón".
El estudio de Lezama, en la calle de Luis Moya, es un
remolino de actividad. Mientras un grupo de pinturas es fotografiado para
su registro, otro es empacado para su traslado a la galería de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (Guatemala
8, Centro Histórico), donde el 15 de agosto, a las 20 horas, será
inaugurada Daniel Lezama. Pintura 98-02, primera exposición
del artista en un recinto público -sólo había exhibido
en galerías privadas- en la ciudad de México.
Luego está la obra que viajará a Nueva York
para la primera exposición individual de Lezama allí, el
15 de noviembre en la Galería Roebling Hall. Mediante la Galería
OMR, su trabajo figurará en las ferias de arte Fiac de París,
en octubre.
Lienzos y proceso mental
Las
escenas de Lezama surgen de lo que ha leído, visto, sentido, pensado
y, sobre todo, imaginado. Pero eso a su vez es transformado "con el filtro
imaginario" de su cabeza. Explica: "Ese transformador que tengo adentro
es lo que hace los cuadros. Nada de lo que pinto es real, ni lo he vivido,
ni lo ha vivido nadie, ni lo he leído en ninguna parte. Mi gran
esfuerzo artístico no es pintar los cuadros, sino imaginar las escenas.
Y, luego, convertir eso en una escena de significancia para el espectador
y para mí que también lo soy".
-¿Colocas en segundo término tu habilidad
de pintar?
-No. A pesar de que la adquisición y el desarrollo
de las habilidades es esencial, el alarde técnico es lo último
que el espectador tiene que percibir en el cuadro. El chiste de una pintura
es que te involucras en la tela y te olvidas de lo técnico, formal,
matérico, o lo que sea. Para esto tienes que ser muy hábil.
Un amigo le hizo ver a Lezama que en sus cuadros siempre
hay un personaje dormido o ensimismado, que tal vez esté en el acto
de soñar la escena. El pintor la ha repasado una y otra vez: "Adentro
de mí pasan muchas cosas que no se reflejan necesariamente en el
cuadro, que es la terminación de un momento de ese proceso mental.
En mi cabeza lo más seguro es que sucedió 20 veces la escena
donde culminan o empiezan los sucesos, pero el momento que escojo para
la pintura es otra cosa. Tengo que seleccionar la parte racional, desarrollarla,
refinarla, poner los elementos y el ambiente que corresponden a esa ensoñación".
-¿Qué sociedad mexicana figura en tus cuadros?
-Mi pintura ha sido visto como crítica social,
denuncia o de revaloración visual de ciertos temas. Ese último
sería cierto. Más que criticar o denunciar, lo que hago finalmente
está en mi imaginación. Me apropio de un territorio social,
mental, espiritual que el arte contemporáneo no quiere tocar. Es
más, se niega rotundamente a tocar. Lo rechaza con todo su ahínco
como puede sentir que rechaza su identidad. El conceptualismo, la globalización,
permean todo el arte contemporáneo de México. De pronto decir,
voy a pintar no sólo lo feo, sino lo que sale de mí, lo que
vivo, he vivido, lo que me identifica como mexicano. Esto está implícitamente
prohibido en el arte contemporáneo mexicano. En este sentido tomo
partido. Todo es imaginario. En todo caso denuncio a mí mismo como
un soñador de cosas perversas. Es casi como entregarse a la policía
en serie negra".
Por motivos circunstanciales los desnudos predomina en
la exposición de la SHCP. Sobre "el gran tema pictórico"
del desnudo Lezama señala: "Es el elemento visual más difícil
de pintar. Para empezar está codificadísimo como género,
lo que permite una lectura distinta. La gente ve un desnudo en una cuadro
y de pronto entra a una lectura muy distinta que si lo viera en una revista
pornográfica, en el cine o en la calle. Cuando lo ve en la pintura
puede meterse mucho más porque hay un código que hemos aprendido
desde niños. Hasta la gente que no sabe de arte puede ver un código
religioso y sabe que hay ángeles desnudos, niños, la virgen.
De pronto hay la posibilidad de leer el desnudo desde otros lugares de
la pintura
"El desnudo es algo que permite mucha libertad y muchas
promesas en la pintura. Y la gente sabe leerlo así, ya de entrada
antes de que llegue yo o ningún pintor. Ya el código está
dado desde hace 500 años por la pintura. De entrada es un terreno
familiar donde la lectura puede ser amable y puede ser entendida como que
si vas a ver un desnudo en la pintura, vas a ver una experiencia que te
va a llevar por una parte al desnudo concreto y por otra a otros símbolos,
metáforas y alegorías. Sabes que estás viendo un desnudo,
pero también significa otra cosa. Cuando hago un desnudo me permite
una comunicación inmediata con el espectador".
Todos los miércoles Lezama asiste a una sesión
de desnudo junto con el grupo de pintores con los cuales expuso hace dos
años en el Museo de Arte Moderno. Ahora lo que hace es modificar
la figura: "Tengo una modelo pero la pinto más gorda o más
flaca, más morena o más blanca. Si es mujer la convierto
en hombre, o al revés. Es un ejercicio de transformación
con el modelo presente, con la luz y una serie de elementos que son necesarios''.