REPORTAJE
MEDICAMENTOS: ALTERNATIVAS DE PRECIO, CALIDAD Y ABASTO
En cinco años se superará el problema,
afirma
Venden fármacos que no han probado eficacia:
Ssa
Parte de la problemática está en el precio
de los medicamentos, que se ha disparado. Tan sólo entre 1996 y
1998 se incrementó en promedio 200 por ciento, por lo que las autoridades
sanitarias buscaron alternativas en los genéricos intercambiables,
casi en el mismo momento en que surgieron los similares. En ese contexto,
en breve se anunciará la nueva política farmacéutica
oficial
ANGELES CRUZ /I
En México, la calidad de los medicamentos no está
garantizada y un sinnúmero de los que están a la venta en
el mercado privado, así como la mayoría de los que se distribuyen
en las instituciones públicas, nunca han certificado su efectividad
terapéutica, afirma la Secretaría de Salud (Ssa).
Lo anterior, sumado al sistemático desabasto de
medicinas, que en algunas zonas del país llega a 40 por ciento,
y a que una quinta parte de los mexicanos posterga la atención de
su salud, e incluso la cancela por carecer de los recursos económicos
para sufragar esos gastos, conforman una compleja y grave situación
sanitaria que ya es insostenible, manifiesta.
Parte
de la problemática está en el precio de los medicamentos,
que se ha disparado. Tan sólo entre 1996 y 1998 se incrementó
en promedio 200 por ciento, por lo que el gobierno buscó alternativas
en los genéricos intercambiables (GI), casi en el mismo momento
en que surgieron los similares.
En víspera de que el gobierno federal anuncie su
nueva política farmacéutica integral, Miguel Angel Lezana,
coordinador de asesores de la Ssa, admite que hasta ahora los esfuerzos
por superar el rezago han sido aislados y han tenido muy poco éxito.
Entre los retos que debe enfrentar el sector salud en
este rubro, señaló que se debe mejorar el abasto, los precios
y las acciones de los gobiernos para impulsar la investigación,
el desarrollo y transferencia tecnológicas. Asimismo, lo relativo
a las patentes, los registros de los fármacos, la comercialización,
la distribución y las compras del sector público y privado.
También, la publicidad, la prescripción y el uso racional
de los fármacos, e incluso la piratería y el contrabando.
Desabasto de hasta 40 por ciento
Respecto al desabasto, la Ssa admite que en algunas zonas
del país y en determinados momentos llega a ser de 40 por ciento.
Lezana explica que el problema es complejo y en parte tiene su origen en
las políticas que se siguen en las compras del gobierno. De entrada,
son distintas para cada una de las instituciones del sector. Mientras la
Ssa está totalmente descentralizada, en el Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS) no es así. Además existe la sospecha
de que hay actos de corrupción, aunque todavía no es posible
determinar de qué magnitud. Van desde el robo hormiga hasta
cuestiones de más alto nivel, relacionadas con las licitaciones
públicas, afirma.
"Sin duda faltan recursos económicos", admite,
aunque también incide en la problemática que no se tengan
mecanismos más eficientes para comprar y distribuir.
Por eso el gobierno federal evalúa incorporar en
la nueva estrategia a empresas exitosas en la distribución de productos
a los lugares más alejados. Además se abordarán los
problemas de insuficiencia de recursos, eficiencia en la administración
y transparencia en los procesos administrativos.
Lezana agrega que uno de los pilares de la nueva política
son los GI, a los que se dará nuevo impulso. A cuatro años
de haber iniciado el programa de genéricos, apenas representan 3
por ciento del mercado, unas 50 millones de unidades (cajas).
Para ingresar al catálogo de GI, los fármacos
deben acreditar una serie de pruebas clínicas (bioequivalencia,
biodisponibilidad y disolución, entre otras), con las que se asegura
la calidad y la eficacia curativa de los productos que no tienen el respaldo
de la investigación y el desarrollo tecnológico de los medicamentos
de patente.
En países como Estados Unidos y los europeos, los
GI representan de 20 a 30 por ciento del mercado de medicamentos. Idealmente,
México debería llegar a esos niveles. Pero si hasta ahora
la participación de los genéricos es poco significativa,
esto se debe, entre otros factores, a que el sector público, que
es el mayor comprador, no los adquiere.
Por eso, el pasado 7 de junio el Consejo de Salubridad
General determinó que las instituciones de salud gubernamentales
deben privilegiar la compra de GI, "siempre y cuando estén disponibles
en el mercado nacional y con la garantía al Estado de las mejores
condiciones a la población en cuanto a calidad, precio y oportunidad".
En la licitación de medicamentos para el segundo
semestre del año, el IMSS compró genéricos en 159
claves de su cuadro básico, compuesto por 752 claves distintas.
Lezana expresa que el acuerdo de dicho consejo motivará
a los laboratorios a producir GI, y asegura que la mayoría de los
fabricantes nacionales están en condiciones de incorporarse a esta
área de comercialización. Si no lo han hecho, explica, es
porque no han tenido ninguna presión para ello.
Con el mercado de genéricos, en 1998 se inició
el camino para que las autoridades sanitarias del país revirtieran
"algo que durante años se ha hecho mal", dice Lezana: otorgar registros
de salud a medicamentos sin que exista evidencia científica de su
efectividad.
No es que dichos productos, conocidos sólo como
similares, genéricos o copias, sean malos. Para obtener el registro
de la Ssa debieron aprobar una serie de requisitos de fabricación,
materias primas y lugar de elaboración, pero ninguno relativo a
su eficacia curativa.
Una discusión que se pudo evitar
Rafael Gual, secretario ejecutivo de la Asociación
Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica, opina
que la exigencia de las pruebas de intercambiabilidad para obtener el registro
sanitario debió ser, desde un principio, parte de una filosofía
de seguridad nacional. Se habría evitado en mucho la discusión
que en 1997 se dio entre la Ssa y los laboratorios farmacéuticos,
cuando el gobierno pretendía introducir los GI.
Los empresarios pugnaron, entre otras cosas, por que se
aclarara que no era suficiente que algunos medicamentos tuvieran la misma
sustancia activa, sino que debían comprobar tener el mismo efecto
curativo que el innovador. Esa disputa duró varios meses, e incluso
fue aprovechada por algunos laboratorios nacionales para lanzar al mercado
los similares o equivalentes, que son más baratos que los originales,
y que la industria farmacéutica critica porque, dice, no garantizan
su calidad terapéutica.
Más recientemente, la Ssa anunció que se
modificará la Ley General de Salud y el reglamento respectivo para
renovar los registros de medicamentos cada cinco años y exigir las
pruebas de intercambiabilidad a todos los químicos que se venden
en el país. En un lustro, sólo estarán disponibles
fármacos que hayan demostrado su efectividad.