Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 26 de agosto de 2002
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Economía
Se han erogado 478 mil mdd, mientras nacieron 20 millones de mexicanos en ese lapso

México ha pagado ocho veces su deuda externa en dos décadas

La transferencia de recursos al exterior recorta el gasto destinado a educación, salud y vivienda

ROBERTO GONZALEZ AMADOR

Dos décadas después del estallamiento de la crisis de la deuda externa, que comenzó formalmente cuando el país declaró una moratoria de pagos en agosto de 1982, México ha pagado a sus acreedores ocho veces el saldo original del endeudamiento, mientras la transferencia de recursos por este concepto continúa pesando en la asignación de fondos públicos para el desarrollo.

Han pasado 20 años -y también han nacido 20 millones de mexicanos que crecieron bajo la losa de la deuda externa- desde que Jesús Silva Herzog, entonces secretario de Hacienda del gobierno del ex presidente José López Portillo, anunció en Washington el 22 de agosto de 1982 que México se veía obligado a diferir, por un plazo de 90 días, los pagos de capital de la deuda pública. El hecho constituyó el comienzo de la crisis de la deuda externa en América Latina y significó que los años 80 fueran caracterizados como la "década perdida" para la región.

En los pasados tres años el nivel de endeudamiento externo de México ha disminuido hasta representar en la actualidad 74 mil 740.3 millones de dólares para el caso del sector público, y totaliza 152 mil 534 millones si se añaden los pasivos en el exterior del sector privado y de la banca comercial, que ascienden a 77 mil 793.7 millones de dólares, según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y el Banco de México (BdeM).

La reducción del endeudamiento ha ido acompañada de una continua transferencia de recursos al exterior, que superan en casi ocho veces el monto de la deuda externa registrado en 1982, según estimaciones de organismos internacionales.

Entre 1982 y 2000, últimos datos consolidados por el Banco Mundial, la deuda externa de México casi se triplicó al pasar de 57 mil millones de dólares a 157 mil millones de dólares. En ese periodo, el organismo internacional establece que el país rembolsó a sus acreedores 478 mil millones de dólares, cantidad que representa casi ocho veces el monto de la deuda externa del país en 1982.

Sólo en pago de intereses por deuda externa entre 1980 y 2000 México transfirió al exterior 162 mil millones de dólares, cantidad que supera ampliamente el saldo actual del endeudamiento total contratado con el exterior.

Rembolsar endeudándose

"El país rembolsa endeudándose. La deuda externa se vuelve eterna. El pago de la deuda externa mexicana representa, como para los otros países del tercer mundo, una enorme transferencia de ingresos de los trabajadores y de los pequeños y medianos productores hacia los capitalistas poseedores de los títulos de la deuda externa", explica Eric Toussaint, quien fundó y preside el Comité para la Anulación de la Deuda Externa del Tercer Mundo y ha dedicado numerosos estudios al tema.

La relación entre el aumento en las trasferencias para cubrir la deuda externa y los menores recursos canalizados al desarrollo ha sido clara para el caso de México en los últimos 20 años. En 1982, el gasto presupuestal del gobierno fue equivalente a 37 por ciento del producto interno bruto (PIB), mientras en los recientes dos años ha sido inferior a 25 por ciento del PIB, según indicadores de la SHCP.

"El rembolso de la deuda pública externa se hace en detrimento de los gastos sociales, como educación, salud y vivienda, y de la inversión pública: el gobierno dedica actualmente 30 por ciento del presupuesto público al pago de sus deudas", señala Toussaint.

No se trata sólo de los pagos al exterior. En los últimos cuatro años, desde la administración del ex presidente Ernesto Zedillo y también en la actual, el gobierno ha decidido disminuir la dependencia del endeudamiento externo a costa de aumentar el interno mediante la emisión de bonos en el mercado de deuda local.

El total de la deuda externa e interna pública alcanza a la fecha 151 mil millones de dólares, cuyo costo por pago de intereses y amortizaciones representa alrededor de 43 mil millones de dólares en un año, como expuso Toussaint. "El Tesoro público destina 2.5 veces más dinero al pago de la deuda que a educación, en un país donde más de la mitad de la población vive en pobreza", señala.

Para otro especialista en el tema, Carlos Marichal, investigador de El Colegio de México, el mayor problema de la deuda no es tanto el monto, sino el servicio requerido para financiarla.

En una entrevista reciente con La Jornada, Marichal expuso que "el servicio para la deuda externa se paga en divisas, en tanto lo que requiere son los fondos que se obtienen de Petróleos Mexicanos (Pemex). Desde hace 20 años, 90 por ciento de los recursos sobrantes de Pemex han ido a pagar la deuda. Por tanto, hay dos décadas en que se han hipotecado todos los recursos petroleros que hubieran podido destinarse tanto a gasto social como a inversión, en favor de la sociedad y de los intereses económicos de la sociedad y del Estado. Todo eso se ha ido para pagar deuda. La deuda externa ya se ha pagado varias veces".

Buen pagador

Asegura que México ha sido durante 20 años el pagador más sistemático de todos los países del Tercer Mundo y ha cubierto esta deuda con los recursos petroleros. "Entonces es evidente que ahí hay una carga muy fuerte, un sacrificio enorme de tipo fiscal que ha hecho el gobierno, la sociedad, que se ha visto obligada a hacer este sacrificio por obligar a Pemex a pagar todo lo de la deuda externa a las tasas de interés que son habituales a nivel internacional".

El experto señala que la deuda en sí no es tan problemática como las transferencias de riqueza vía el pago del servicio, ya sea a banqueros e inversionistas internacionales o banqueros o inversionistas domésticos.

"Esta es una transferencia permanente desde hace muchos años, sobre todo desde 1982 en adelante, que en el largo plazo implica que la riqueza que generan los sectores populares y medios van a manos de los sectores financieros.

"En realidad a los banqueros y a los inversionistas lo que les interesa es conservar esta deuda, que siga existiendo, no quieren que crezca de forma escalofriante porque entonces habría problemas en la devolución, como ha habido en varias crisis. Pero normalmente, los bancos y los inversionistas desean que los países y que los gobiernos estén endeudados porque representa una posibilidad de estar asegurando una transferencia, vía el servicio de la deuda, de manera permanente del sector productivo al sector financiero", considera Marichal.

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