Se han erogado 478 mil mdd, mientras nacieron
20 millones de mexicanos en ese lapso
México ha pagado ocho veces su deuda externa
en dos décadas
La transferencia de recursos al exterior recorta
el gasto destinado a educación, salud y vivienda
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
Dos décadas después del estallamiento de
la crisis de la deuda externa, que comenzó formalmente cuando el
país declaró una moratoria de pagos en agosto de 1982, México
ha pagado a sus acreedores ocho veces el saldo original del endeudamiento,
mientras la transferencia de recursos por este concepto continúa
pesando en la asignación de fondos públicos para el desarrollo.
Han pasado 20 años -y también han nacido
20 millones de mexicanos que crecieron bajo la losa de la deuda externa-
desde que Jesús Silva Herzog, entonces secretario de Hacienda del
gobierno del ex presidente José López Portillo, anunció
en Washington el 22 de agosto de 1982 que México se veía
obligado a diferir, por un plazo de 90 días, los pagos de capital
de la deuda pública. El hecho constituyó el comienzo de la
crisis de la deuda externa en América Latina y significó
que los años 80 fueran caracterizados como la "década perdida"
para la región.
En
los pasados tres años el nivel de endeudamiento externo de México
ha disminuido hasta representar en la actualidad 74 mil 740.3 millones
de dólares para el caso del sector público, y totaliza 152
mil 534 millones si se añaden los pasivos en el exterior del sector
privado y de la banca comercial, que ascienden a 77 mil 793.7 millones
de dólares, según la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público (SHCP) y el Banco de México (BdeM).
La reducción del endeudamiento ha ido acompañada
de una continua transferencia de recursos al exterior, que superan en casi
ocho veces el monto de la deuda externa registrado en 1982, según
estimaciones de organismos internacionales.
Entre 1982 y 2000, últimos datos consolidados por
el Banco Mundial, la deuda externa de México casi se triplicó
al pasar de 57 mil millones de dólares a 157 mil millones de dólares.
En ese periodo, el organismo internacional establece que el país
rembolsó a sus acreedores 478 mil millones de dólares, cantidad
que representa casi ocho veces el monto de la deuda externa del país
en 1982.
Sólo en pago de intereses por deuda externa entre
1980 y 2000 México transfirió al exterior 162 mil millones
de dólares, cantidad que supera ampliamente el saldo actual del
endeudamiento total contratado con el exterior.
Rembolsar endeudándose
"El país rembolsa endeudándose. La deuda
externa se vuelve eterna. El pago de la deuda externa mexicana representa,
como para los otros países del tercer mundo, una enorme transferencia
de ingresos de los trabajadores y de los pequeños y medianos productores
hacia los capitalistas poseedores de los títulos de la deuda externa",
explica Eric Toussaint, quien fundó y preside el Comité para
la Anulación de la Deuda Externa del Tercer Mundo y ha dedicado
numerosos estudios al tema.
La relación entre el aumento en las trasferencias
para cubrir la deuda externa y los menores recursos canalizados al desarrollo
ha sido clara para el caso de México en los últimos 20 años.
En 1982, el gasto presupuestal del gobierno fue equivalente a 37 por ciento
del producto interno bruto (PIB), mientras en los recientes dos años
ha sido inferior a 25 por ciento del PIB, según indicadores de la
SHCP.
"El rembolso de la deuda pública externa se hace
en detrimento de los gastos sociales, como educación, salud y vivienda,
y de la inversión pública: el gobierno dedica actualmente
30 por ciento del presupuesto público al pago de sus deudas", señala
Toussaint.
No se trata sólo de los pagos al exterior. En los
últimos cuatro años, desde la administración del ex
presidente Ernesto Zedillo y también en la actual, el gobierno ha
decidido disminuir la dependencia del endeudamiento externo a costa de
aumentar el interno mediante la emisión de bonos en el mercado de
deuda local.
El total de la deuda externa e interna pública
alcanza a la fecha 151 mil millones de dólares, cuyo costo por pago
de intereses y amortizaciones representa alrededor de 43 mil millones de
dólares en un año, como expuso Toussaint. "El Tesoro público
destina 2.5 veces más dinero al pago de la deuda que a educación,
en un país donde más de la mitad de la población vive
en pobreza", señala.
Para otro especialista en el tema, Carlos Marichal, investigador
de El Colegio de México, el mayor problema de la deuda no es tanto
el monto, sino el servicio requerido para financiarla.
En una entrevista reciente con La Jornada, Marichal
expuso que "el servicio para la deuda externa se paga en divisas, en tanto
lo que requiere son los fondos que se obtienen de Petróleos Mexicanos
(Pemex). Desde hace 20 años, 90 por ciento de los recursos sobrantes
de Pemex han ido a pagar la deuda. Por tanto, hay dos décadas en
que se han hipotecado todos los recursos petroleros que hubieran podido
destinarse tanto a gasto social como a inversión, en favor de la
sociedad y de los intereses económicos de la sociedad y del Estado.
Todo eso se ha ido para pagar deuda. La deuda externa ya se ha pagado varias
veces".
Buen pagador
Asegura que México ha sido durante 20 años
el pagador más sistemático de todos los países del
Tercer Mundo y ha cubierto esta deuda con los recursos petroleros. "Entonces
es evidente que ahí hay una carga muy fuerte, un sacrificio enorme
de tipo fiscal que ha hecho el gobierno, la sociedad, que se ha visto obligada
a hacer este sacrificio por obligar a Pemex a pagar todo lo de la deuda
externa a las tasas de interés que son habituales a nivel internacional".
El experto señala que la deuda en sí no
es tan problemática como las transferencias de riqueza vía
el pago del servicio, ya sea a banqueros e inversionistas internacionales
o banqueros o inversionistas domésticos.
"Esta es una transferencia permanente desde hace muchos
años, sobre todo desde 1982 en adelante, que en el largo plazo implica
que la riqueza que generan los sectores populares y medios van a manos
de los sectores financieros.
"En realidad a los banqueros y a los inversionistas lo
que les interesa es conservar esta deuda, que siga existiendo, no quieren
que crezca de forma escalofriante porque entonces habría problemas
en la devolución, como ha habido en varias crisis. Pero normalmente,
los bancos y los inversionistas desean que los países y que los
gobiernos estén endeudados porque representa una posibilidad de
estar asegurando una transferencia, vía el servicio de la deuda,
de manera permanente del sector productivo al sector financiero", considera
Marichal.