A UN AÑO DEL 11-S
La Carta de Naciones Unidas es para mantener la paz, no para derrocar gobiernos: delegado
Bush, tajante: un Irak sin Hussein, o soslayar a la ONU por irrelevante
El presidente iraquí deberá destruir armas, retirar "apoyo al terrorismo", desistir de la persecución a los kurdos, informar sobre desaparecidos en la Guerra del Golfo...,aun así, Washington atacaría
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Nueva York, 12 de septiembre. El presidente George W. Bush fijó hoy ultimátums tanto a Irak como a la Organización de las Naciones Unidas (ONU): amenazó a Saddam Hussein con derrocarlo, y al organismo mundial con ser relegado a la irrelevancia.
Después de señalar que el régimen de Hussein ha violado todas las resoluciones internacionales del Consejo de Seguridad, y que está desarrollando armas biológicas, químicas y nucleares, Bush declaró en la sesión inaugural de la Asamblea General de la ONU, que "el régimen de Hussein es un peligro grave y creciente. Sugerir otra cosa es oponer la esperanza a las pruebas.
"Todo el mundo enfrenta ahora una prueba, y para Naciones Unidas es un momento difícil y de definición. ƑSerán respetadas y cumplidas las resoluciones del Consejo de Seguridad, o desechadas sin consecuencia? ƑNaciones Unidas servirá al propósito de su fundación, o será irrelevante?", preguntó Bush.
El presidente estadunidense exigió que, de manera "inmediata e incondicional", Irak destruya toda arma de destrucción masiva, ponga fin a su apoyo al terrorismo, desista de su persecución a los kurdos y presente información precisa sobre los extranjeros desaparecidos en la Guerra del Golfo hace 12 años. Más tarde, un alto funcionario de la Casa Blanca explicó que Estados Unidos espera que Irak cumpla con estas condiciones en las próximas semanas, que no meses.
Pero Bush también dejó claro que el objetivo final de Estados Unidos es "un cambio de régimen", y al declarar que Irak tendría que cumplir con todas estas condiciones o enfrentar acción, dio a entender que aun si cumple, el futuro previsto por Washington es un Irak sin Hussein.
Y advirtió que su gobierno "trabajará con el Consejo de Seguridad de la ONU en las resoluciones necesarias, pero los propósitos de Estados Unidos no deben ponerse en duda. Las resoluciones del Consejo de Seguridad serán aplicadas, las demandas justas de paz y seguridad se cumplirán, o la acción será inevitable, y un régimen que ha perdido su legitimidad también perderá su poder". Pero a la vez señaló que si Irak cumple con las demandas, Estados Unidos buscará que la ONU logre construir una democracia libre en ese país; o sea, sin el régimen actual.
El discurso fue aplaudido por gran parte de los delegados y el secretario general, Kofi Annan, quien había pedido que Estados Unidos buscara la aprobación de la ONU para cualquier acción contra Irak. Pero también provocó cierta alarma y crítica entre varios de los presentes, así como de analistas y abogados.
"La Carta de Naciones Unidas fue diseñada para mantener la paz internacional y la seguridad, no para derrocar gobiernos miembros de la ONU", comentó el delegado de un país miembro del Consejo de Seguridad, quien pidió el anonimato.
Para otros, el discurso fue más alarmante. "Esto es el fin del multilateralismo y podría marcar el fin de la ONU", declaró el abogado especialista en derecho internacional Michael Ratner, en entrevista con La Jornada. "Uno no puede dar otra lectura a esto más que un llamado para un cambio de régimen en Irak". Agregó que "aun si Irak cumple con todo... en esencia Estados Unidos les está diciendo que serán derrocados. La única razón por la cual Estados Unidos desea obtener aprobación de la ONU es para dar legitimidad a sus exigencias".
Ahora, la pregunta es cómo responderá el Consejo de Seguridad a este reto, qué tipo de resolución promoverá y si impondrá límites a cualquier acción contra Irak. De acuerdo con algunas fuentes diplomáticas en la ONU, existe una fuerte corriente dentro del Consejo de Seguridad -encabezada por el propio Annan-, para centrar la resolución en la demanda para que Irak permita el retorno de los inspectores de armas del organismo.
Pero Ratner y otros expertos advierten que a menos de que el Consejo de Seguridad redacte una resolución muy cuidadosa, sólo servirá para legitimar el objetivo de Estados Unidos: el cambio de régimen, lo cual viola la propia Carta de la ONU.
"Derrocar a un gobierno simplemente porque uno sospecha que podría atacar, o porque no le gusta, es una violación del derecho internacional, por definición. Tampoco un país puede decidir responder unilateralmente ante una violación de las resoluciones de la ONU, eso se tiene que hacer por medio de la misma ONU y su Consejo de Seguridad", explicó Ratner.
Por otro lado, al dar su lista de condiciones y argumentar sobre la creciente amenaza a la paz internacional que según el mandatario representaría el régimen de Hussein, Bush dejó claro hoy que ya no es suficiente que la ONU sólo exija el retorno de los inspectores de armas.
La amenaza es inminente, sostuvo Bush. "Con cada paso que da el régimen de Irak para obtener y desplegar las armas más terribles, nuestras propias opciones para enfrentar a ese régimen disminuyen. Y si un régimen envalentonado surtiera estas armas a sus aliados terroristas, entonces los ataques del 11 de septiembre serán un preludio a horrores mayores", dijo. O sea, es inaceptable no actuar ahora, con o sin la ONU.
Pero las bases de este argumento son disputadas por varios funcionarios de la ONU actuales y del pasado. Durante las últimas semanas un coro de líderes internacionales y estadunidenses han insistido sobre la necesidad de que el gobierno de Bush ofrezca más pruebas concretas para sustanciar sus acusaciones.
Tal vez quien ha tenido el mayor perfil recientemente ha sido Scott Ritter, estadunidense y uno de los inspectores de armas de la ONU entre 1991 y 1998. "Lo que es cierto es que el gobierno de Bush no ha ofrecido ninguna prueba para sustanciar sus acusaciones de que el régimen de Saddam Hussein promueve actualmente programas de armas de destrucción masiva o que ya las posee", declaró a CNN esta semana.
También recordó que no fue Irak quien expulsó a los inspectores de armas, sino que fueron retirados por órdenes de Estados Unidos "después de que Washington manipuló el proceso de inspección para crear la confrontación que llevó a la operación Desert Fox". Antes de eso, insistió Ritter, "los inspectores podían realizar su tarea de desarmar a Irak sin ninguna obstrucción por parte de Hussein".
Pero otros delegados expresaron su satisfacción hoy porque al parecer Bush sí "escuchó" a varios de sus contrapartes en Europa y otras regiones -y de algunos de sus propios círculos políticos, entre ellos gente como su propio secretario de Estado, Colin Powell-, quienes habían presionado para que la Casa Blanca no procediera inmediatamente con una acción unilateral contra Irak.
Al acudir ante la ONU y por lo menos aparentar la oferta de una "última oportunidad", Bush buscó proyectar que Estados Unidos está dispuesto a trabajar en forma multilateral. Eso sí, advirtió: o la ONU procede, o lo hará Estados Unidos ante la "irrelevancia" del organismo mundial.
Pero quizás una razón más importante para su presentación en la ONU es que sus estrategas políticos también ven las encuestas nacionales, según las cuales sólo 30 por ciento de la población apoya una acción unilateral contra Irak, pero ese porcentaje crece casi al doble cuando se pregunta si apoyaría una acción militar respaldada por la comunidad internacional.
Seguramente los ciudadanos estadunidenses no están dedicando mucha atención al tipo de apoyo que ofrecería la ONU para una acción contra Irak, pero el abogado Ratner sostuvo que los delegados del Consejo de Seguridad deberán ser muy cuidadosos y no promover una resolución muy amplia sobre Irak.
"Cuando fue redactada, la Carta de la ONU consideraba la existencia de un ejército activo del organismo, pero obviamente eso no existe y, por lo tanto, ahora hacen contratos con países para realizar acciones aprobadas en asamblea", explicó. "Pero al contratar a otros (países) para aplicar las resoluciones, el Consejo de Seguridad debe tener máxima cautela y redactar la autorización de la forma más limitada posible", aconsejó.
Ratner dijo que aun así, sin importar cómo esté formulada la resolución, Estados Unidos la considerará como autorización para el uso de la fuerza contra Irak.
Recordó que las acciones militares estadunidenses en los conflictos recientes se han realizado bajo diferentes justificaciones legales, y no siempre se ha obrado con la bendición de la ONU. La Guerra del Golfo hace 12 años fue autorizada por el Consejo de Seguridad, y como resultado el cese del fuego de ese conflicto debió subordinarse a la supervisión y aprobación del Consejo de Seguridad. En contraste, en la acción militar en Kosovo, el gobierno de Clinton decidió no buscar la aprobación del Consejo de Seguridad para poder evitar la interlocución de esta entidad.
Cuando se lanzó la guerra contra Afganistán, el gobierno de Bush decidió que no necesitaba una resolución específica de la ONU para autorizar la fuerza militar -el argumento fue una acción de autodefensa-, pero en realidad deseaba evitar la supervisión de la ONU a la campaña bélica de Estados Unidos contra ese país.
Ahora, subrayó Ratner, los miembros del Consejo de Seguridad --entre ellos México-- tendrán que enfrentar una prueba sobre cómo diseñar una resolución que autorice la acción demandada por Estados Unidos pero cuyo objetivo busca el "cambio de régimen" en Irak, lo que viola la propia Carta de la ONU.