Las orquestas deben cumplir su función social y buscar nuevos públicos, opina
Desacralizar la música de concierto es uno de los pendientes del siglo XXI, dice Mester
El modelo vigente no motiva el goce espiritual, sugiere el director de la OFCM
ANGEL VARGAS
Desacralizar la música de concierto es uno de los grandes pendientes en el naciente siglo XXI, considera el director Jorge Mester. Ya es tiempo de que las orquestas -opina- se decidan por cumplir a plenitud su función social y salgan al encuentro de los grandes públicos.
También es hora de relajar la rigurosa formalidad que caracteriza a las salas de concierto, agrega, para acabar así con el gran temor que esos espacios imponen a las mayorías.
Para el músico, titular de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), es innegable el daño que ha provocado al arte sonoro el modelo de concierto impuesto durante el siglo XIX y que sigue vigente, en el que se prohíbe manifestar de forma abierta las emociones, con lo que muchas veces se traiciona el fin esencial de la música: motivar el goce espiritual.
No es que Mester esté en favor de crear una atmósfera de estadio deportivo en las salas de concierto, pues aclara que existe un sinfín de obras en las que la efusividad no tiene cabida y es menester mantener el respeto hacia la intimidad, reflexión o dolor que el autor plasma en las partituras.
Sin embargo, sí está convencido de que las esencias de la música clásica y de las salas de concierto se han visto trastocadas por la burguesía, con un planteamiento que se concentra más en el estatus y el lucimiento social, y deja en segundo lugar el aspecto más importante: el artístico.
Esto es algo que se advierte con más claridad en Estados Unidos que en Europa, abunda, aunque nuestro país no está al margen de esa circunstancia.
Nada de ''música tonta''
El director subraya el valor de la minitemporada de conciertos populares que la Filarmónica de la Ciudad ofrece los domingos de septiembre en el Bosque de Chapultepec, como un paso para acercarse a personas no acostumbradas a escuchar música clásica y, desde el aspecto ideal, sembrar el camino para crear nuevos públicos.
La serie está integrada por música muy accesible, en particular con obras conocidas del repertorio universal y de autores nacionales. Mester aclara que no se trata de conciertos de ''música tonta", pues considera que muchas veces se confunde la necesidad de hacer a la música accesible con ofrecer programas integrados por obras populares con arreglos de pésimo gusto.
''El público no es tonto, esté o no familiarizado con esta música. Hay que tratarlo con sumo respeto, tanto como al que asiste a las salas de concierto", enfatiza.
Mester ultima detalles para la Temporada de Otoño de la agrupación capitalina, al tiempo que ofrece clases magistrales de dirección orquestal y trabaja de manera conjunta con cuatro jóvenes compositores en el ensayo de sus obras en una especie de taller. Con ello da cumplimiento a otra de las vocaciones sociales de una orquesta: la pedagógica.
La temporada otoñal comenzará el 5 de octubre y continuará la directriz marcada por el director desde su llegada a la OFCM, hace tres años, de programar música que la filarmónica no ha interpretado, con énfasis en partituras del siglo XX.
Como aspecto novedoso, los conciertos se realizarán en escenarios alternos, el Alcázar del Castillo de Chapultepec y el Teatro de la Ciudad, toda vez que la sede oficial de la orquesta, la sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, se encuentra en restauración.
Otro aspecto innovador que se plantea para la orquesta es unificar sus temporadas en una sola a partir del año entrante; proyecto en el que trabaja la parte administrativa de esa filarmónica.