CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Lección ciudadana
ESTA VEZ LOS capitalinos devolvieron la pelota a la cancha del jefe de Gobierno y con un voto en blanco, que podría interpretarse como un "no sé", dejó en manos de Andrés Manuel López Obrador la decisión de construir o no los segundos pisos.
ESTA ES UNA lección poco usual o como dirían los clásicos: no estaba previsto en los escenarios del resultado y, por tanto, plantea una grave disyuntiva para el gobierno capitalino, que deberá asumir la responsabilidad de la decisión.
LA GENTE ACEPTO el instrumento que se le dijo que es parte de la democracia participativa y acudió a las urnas en mayor número que en ningún otro ejercicio de consulta de este tipo.
ES VERDAD, NO se llegó al número de votantes necesarios (más de 2 millones) para que el resultado se convirtiera en obligación legal, pero esto para López Obrador no era lo más importante.
LO DE FONDO era la participación, lo importante era que el jefe de Gobierno se comprometió a respetar, cualquiera que esta fuera, la voluntad de las urnas.
LA GENTE, QUE consideró no estar suficientemente informada, con madurez democrática no registrada anteriormente en parte alguna, hasta donde se me ha dicho y yo recuerdo, resolvió que fuera López Obrador quien se hiciera cargo de resolver sobre la construcción de la obra.
TODO ESTO PASABA cuando se había contabilizado 88 por ciento de los votos, alrededor de 725 mil sufragios, y las cifras pusieron a los funcionarios del Instituto Electoral a caminar por el techo. Tanto así que en ese momento del conteo se pidió la apertura de los paquetes electorales, porque no se daba crédito a lo sucedido.
FRENTE AL HECHO, la explicación facilona denunciaba que eran los funcionarios de casilla quienes no habían sabido qué hacer con los votos sobrantes y los contabilizaron como resultado.
LA SITUACION SE presentó en 37 de los distritos electorales, es decir, los funcionarios escogidos para efectuar esta consulta no tenían ni la menor idea de lo que estaban haciendo.
DE SER ASI, lo que quedará en duda es el trabajo del Instituto Electoral que no supo capacitar a los funcionarios de casilla, y eso que su labor era impecable, como se afirmó al principio del día, cuando más de 95 por ciento de las casillas estaban instaladas: eso se vino a tierra.
EL ASUNTO ES grave porque proyecta sombras sobre la institución que hasta ahora no había fallado, pero frente al hecho podría hacer dudar de cualquier ejercicio futuro.
SI ASI FUERA, tendrían que restarse más de 37 por ciento de votos en blanco al total de los sufragios contados y esto impactaría la suma total de participantes, dejando un resultado menos alentador en materia de participación.
EN ESE CONTEXTO, los resultados ubicarían al sí en segundo lugar -detrás del voto en blanco- y, desde luego, lo antes posible se empezaría a construir la obra más grande proyectada hasta el momento por el gobierno de López Obrador. Así es eso de la democracia.
ESTA COLUMNA NO aparecerá en las próximas semanas por vacaciones de su servidor.
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