La restructuración del Ollin Yoliztli ''afecta cotos de poder'', señala su directora
Brote de inconformidad en Vida y Movimiento
ANGEL VARGAS
El Centro Cultural Ollin Yoliztli (CCOY), cuyas tres escuelas están en proceso de restructuración académica para que sus estudios cuenten con validez oficial, parece transformarse en un polvorín para la Secretaría de Cultura, de la cual depende.
A la inconformidad de maestros y alumnos de Nueva Danza en la Ollin por presuntas anomalías e irregularidades académicas y administrativas, se suma ahora la del consejo académico de la escuela Vida y Movimiento.
Los integrantes de ese órgano protestan por supuestas imposiciones de la dirección del centro y la Secretaría de Cultura que, dicen, contravienen la dinámica académica y afectan el desarrollo y el desempeño de la parte docente y el alumnado.
Uno de los puntos principales del descontento, señala el representante del consejo académico, José Luis Bustillos, es que la directiva del CCOY, mediante el comité interno de evaluación, ha tomado decisiones unilaterales. Entre las más significativas, se encuentra la implantación del nuevo plan de estudios, a pesar de que todavía no ha sido validado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y se carece de la infraestructura administrativa para llevarlo a cabo.
Esa es una de las razones que han llevado a los integrantes de ese cuerpo colegiado a desconocer al comité interno de evaluación, circunstancia que, dice el docente, ya hicieron del conocimiento de los titulares del CCOY y de la Secretaría de Cultura, Silvia Sandoval y Enrique Semo, respectivamente.
Compromiso de Alejandro Encinas
En reunión efectuada el martes, representantes de Nueva Danza y de Vida y Movimiento recibieron el compromiso del subsecretario de Gobierno, Alejandro Encinas, de establecer en fecha próxima mesas de trabajo para atender la problemática, según los propios inconformes.
Silvia Sandoval asegura que las muestras de inconformidad son parte de las inercias naturales que deben afrontarse ante el proceso de reforma que viven el centro y sus escuelas para subsanar el desorden en el que vivieron durante 23 años.
''Es natural que este reordenamiento institucional que requiere el CCOY, del cual deriva la restructuración académica, afecta, como se ha demostrado, cotos de poder, una serie de anomalías que, a falta de marco normativo, se venían dando."