12 DE OCTUBRE
Pide respetar el estado de derecho y atender las
necesidades de las comunidades
Censura el Episcopado que líderes políticos
y religiosos tomen como bandera la lucha indígena
Los pueblos precisan acciones concretas en su favor,
pues no basta con tener buenas leyes o cambiar el sentido de éstas,
plantea Héctor González, obispo de Oaxaca
ALMA E. MUÑOZ
Acorde con los festejos por el día de la hispanidad,
la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lamentó que los indígenas
se conviertan en "bandera de líderes y políticos, tanto civiles
como religiosos", frente a la ausencia de un "sincero aprecio por la dignidad
de la persona y de los pueblos".
En una reflexión de la Comisión Episcopal
de Indígenas (CEI), presidida por el obispo de Oaxaca, Héctor
González, se pidió respeto a la tierra de los indios y a
los pactos contraídos con las comunidades, dentro de la aplicación
de un legítimo estado de derecho. Además, que se atiendan
sus "genuinas necesidades sociales, sanitarias y culturales" mediante acciones
concretas, inclusive más allá de una reforma legislativa.
"Hay que evitar los fuegos artificiales, no quedarse en
la polémica. Hay que ponerse a buscar en serio el bien concreto
de pueblos y comunidades indígenas. Ellos conocen poco de legislaciones
y necesitan acciones concretas en su favor", sobre todo después
de la experiencia con la ley de derechos y cultura indígenas, aceptada
por unos e impugnada por otros.
Para la CEI, "no basta que haya leyes o se cambie el tenor
de las mismas. Es conocido en el mundo que México ha tenido y tiene
buenas normatividades en varias materias, pero falta su ejecución",
pues, subrayó, "no por tener buenas leyes puede decirse que automáticamente
vivamos un estado de derecho, sobre todo porque los mexicanos no respetamos
las leyes, empezando por los mandamientos de la ley de Dios, ni tenemos
una cultura jurídica".
A los mexicanos, en general, los instó a "seguir
jalando hacia delante, por la dignidad, la ley y la justicia, en cuanto
lo permitan los tiempos y las circunstancia legislativas". Lo anterior,
enalteciendo una cultura jurídica y un estado de derecho en los
que prevalezcan, sobre todo, el "sincero aprecio por la dignidad de la
persona y de los pueblos".
Para ello, sostuvo, "se requieren conciencia y actitudes
cristianas que estén atentas y vigilantes de las leyes", especialmente
cuando "muchas veces los indígenas sólo son bandera de líderes
y políticos, tanto civiles como religiosos. Se requiere amor sincero
para promover su dignificación y justicia, con acciones concretas
que pongan en práctica la buena o insuficiente legislación
existente, y pasar de la normatividad a los hechos".
Héctor González parafraseó al papa
Juan Pablo II para subrayar la necesidad de "apoyar hoy a los indígenas
en sus legítimas aspiraciones, respetando y defendiendo los auténticos
valores de cada grupo étnico. ¡México necesita a sus
indígenas y los indígenas necesitan a México!".
Resaltó que para los cristianos y herederos de
una "rica tradición eclesial de evangelización inculturada
y de promoción de los indígenas, la actual contradicción
de pareceres acerca de la reforma constitucional es un desafío para
la concientización y el compromiso multisecular de velar por los
derechos y por los auténticos valores de las culturas indígenas".
Cumplir lo anterior, sentenció, implica "trabajar
con seriedad y eficacia en proyectos concretos para aplicar la normatividad
civil existente y las orientaciones del magisterio eclesial, pasando de
las palabras a los hechos".
En este ámbito, recordó que la Iglesia,
desde el comienzo de la evangelización, emitió una palabra
enérgica "que parece que de propósito se esconde: los indígenas
-rememoró frases del papa Paulo III-, verdaderos hombres que son,
no están privados ni hábiles para ser privados de su libertad
ni del dominio de sus cosas. Más aun, pueden libre y lícitamente
estar en posesión y gozar de tal dominio y libertad y no se les
debe reducir a esclavitud (...)".
Subrayó que en México la Iglesia "siempre
ha estado cerca de ellos, a veces con un acento, a veces con otro, (pero)
siempre con afecto de madre. Actualmente las promociones de la pastoral
indígena nacional comprenden un amplio abanico de acciones, siempre
buscando que los indígenas sean agentes de su propia evangelización
y gestores de su desarrollo".
Por otra parte, en la Basílica de Guadalupe, el
cardenal Norberto Rivera reiteró que "para los feligreses católicos
el santo Juan Diego se convirtió en protagonista de la nueva identidad
nacional y es símbolo de la reconciliación de México
con sus orígenes, valores y tradiciones".
Habló durante una homilía celebrada en ocasión
del día de la hispanidad o de la raza, y para celebrar el 107 aniversario
de la coronación pontificia de Santa María de Guadalupe,
motivo por el cual bendijo rosas.