El escritor Günter Grass cumple mañana
75 años
''Con sus infinitas posibilidades, el idioma alemán
es mi patria''
DPA
Hamburgo, 14 de octubre. A punto de cumplir este
miércoles 75 años, el escritor Günter Grass no ceja
en su capacidad de estar en el centro de la polémica. En entrevista
con Dpa, sin ambages, expresó: ''No concibo una democracia que no
sea social, como tampoco un socialismo sin democracia". En cuanto al otro
terreno que ha sido de su competencia, la escritura, afirma: ''Si la literatura
puede llegar a cambiar algo, es a largo plazo, dentro de un proceso muy
particular, lento y denso".
Sobre
el significado de la palabra patria, dice el autor de El tambor de hojalata:
"No he vuelto a encontrar una nueva patria. Me he mudado muchas veces,
me sentí bien en unos sitios y en otros no tanto. Pero comparado
con personas que también perdieron su patria, soy un privilegiado.
Como escritor tengo la oportunidad, casi la obsesión, de recrear
en mis libros lo que se ha perdido irremediablemente. Esa es la opción
que ofrece la literatura. El idioma alemán, con sus infinitas posibilidades,
es mi patria".
Respecto de añorar la tierra de sus orígenes,
explica el Nobel: ''Por supuesto que la extraño, aun después
de haber escrito sobre ella. Pero advertí muy temprano de que fuimos
nosotros, los alemanes, los que empezamos la Segunda Guerra Mundial; fuimos
los criminales y terminamos perdiendo la guerra. Debemos aceptar los resultados.
Fuimos nosotros los que empezamos a expulsar a la población de sus
tierras, los que echamos a los campesinos polacos de sus fincas y se las
dimos a los alemanes del Báltico. Después, esa espantosa
práctica de la expulsión nos tocó sufrirla".
Resabios del complejo de Edipo
Estudiosos de la obra de Grass han manifestado encontrar
en ella resabios del complejo de Edipo, ante lo que el escritor responde:
''Hubo una época en la que se me pedía, sobre todo por algunas
mujeres, que tomara una terapia a fin de contrarrestar ese supuesto padecimiento.
A ello contesté largos años que era muy posible que tuviera
el tal complejo, pero que me beneficiaba de él, me despertaba la
creatividad. Mi madre tenía una sensibilidad singular para las artes.
Tuvo tres hermanos, uno pintor, un escenógrafo y un poeta, a todos
los perdió en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, yo me crié
escuchando historias sobre ellos tres y parece que de algún modo
asumí el talento de mis tíos".
Su postura política, dice, continúa siendo
la de socialdemócrata, ''es mi orientación desde siempre.
Ingresé al partido en 1982 y me fui diez años después
en protesta por el apoyo de la socialdemocracia a la ley que limita el
asilo a los perseguidos políticos. Eso es algo escandaloso, lamentable,
que no ha cambiado bajo el actual gobierno".
Por último, el autor del reciente volumen A
paso de cangrejo, habla de la posible relación con la obra de
los otros dos Nobel alemanes, Thomas Mann y Heinrich Böll: ''La idea
de conciencia de país o de nación es algo que he rechazado
desde que recuerdo. Si un escritor se convierte en conciencia de una sociedad,
¿quién es el que se siente aliviado? ¿A quién
le estamos quitando el peso de conciencia?"