CONSULTA SOBRE PRIORIDADES NACIONALES
No podemos estar pasivos mientras el gobierno busca privatizar el sector eléctrico, dice
La sociedad, responsable de lo que se deje de hacer en grandes temas del país: SME
Ojalá que la experiencia del sondeo no sea momentánea y fugaz, señala Ramón Pacheco
RENATO DAVALOS
Si algo busca el actual gobierno foxista es la dispersión de fuerzas políticas, porque así favorece sus intereses, aunque también hay una responsabilidad social por lo que hemos dejado de hacer, reflexionó Ramón Pacheco Llanes, secretario del Exterior del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
Miembro del Comité Ciudadano plural de la Consulta sobre Prioridades Nacionales, a realizarse el 19 y 20 de noviembre próximos, el dirigente sindical señaló que, no obstante el desencanto que ha generado el gobierno foxista, ha tenido la virtud de aglutinar a estas fuerzas que estaban dispersas, pues muchos creyeron en las promesas de campaña del guanajuatense y hoy se estrellan con la realidad.
La lucha contra la privatización eléctrica no se ha detenido, sólo se abrió un compás en espera de la discusión en el Senado, cámara de origen de la iniciativa. Pacheco se refirió al continuismo de Fox en esta materia, y estableció que en el ámbito general, el desencanto ciudadano proviene de que el gobierno sólo cambió de fachada, pero la esencia es la misma. Los problemas siguen sin resolverse, y desde luego serán factores que influyan en el proceso electoral de 2003.
Con ánimo crítico, refirió que es increíble que no haya participación organizada y que las expresiones se presenten atomizadas, y esto es lo que la consulta trata de revertir, ya que las inquietudes sociales siguen sin canalizarse, apuntó. Sería muy desalentador que esta experiencia colectiva del martes y el miércoles próximos fuera momentánea y fugaz.
La sociedad debe incorporarse a decisiones como la concerniente a la reforma eléctrica, que constituye una de las preguntas de la consulta. Tiene que permear entre los mexicanos que no estamos frente a un asunto sindical, sino que es algo que atañe a todos, como otros problemas sustanciales, que no sólo incumben a los sectores directamente involucrados. Ahí están los casos de la UNAM y el movimiento zapatista, aludió.
Nosotros decidimos participar en esta consulta, explicó, porque se trata de un compromiso que no es coyuntural, y de haber sido ese su espíritu existirían graves riesgos de fracaso por las intenciones electoreras que hubiese entrañado. No podemos permanecer pasivos ni quedarnos en la hamaca mientras el gobierno despliega una estrategia en la que primero baja el tono, pero se intensificará conforme se aproximen los comicios.
Sobre el tema eléctrico, Pacheco Llanes recordó que en el SME pensaron que sería suficiente con la determinación del Senado, en abril pasado, cuando se descartó la privatización del sector. Ahora son otras las circunstancias, y la batalla es permanente; tiene que defenderse como si se tratara del propio salario.
Estamos frente a un asunto que viene desde 1999, cuando se presentó la iniciativa zedillista. Poco a poco hemos logrado que cada vez se sumen más fuerzas, y ahí están las movilizaciones del 30 de agosto o la del 27 de septiembre, la más copiosa en muchos años.
A los argumentos oficiales, zedillistas o foxistas, de que el contrato colectivo de trabajo del SME es demasiado oneroso y que a partir de ahí se explican muchos de los desequilibrios de la empresa, Pacheco Llanes respondió que actualmente, el contrato tiene un costo inferior, en términos reales, al que tenía en 1975.
La última vez que hubo reparto de utilidades fue en ese año, rememoró, lo que demuestra que los problemas no están ahí, sino en el precio de compra de energía de Luz y Fuerza a la Comisión Federal de Electricidad. Más de 90 por ciento del presupuesto se emplea en esa adquisición, y el resto queda para cubrir el contrato laboral.
La política de Estado de los pasados 30 años sido no invertir ni renovar el equipo, y aun así no ha podido cerrar la compañía; que hagan despidos, pero que no se venda, porque no se trata de una mercancía, asentó.
Los requerimientos del sector no son de 50 mil millones de pesos, sino de 10 mil millones. Fox conservó la idea de Zedillo, aunque la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) haya concluido que México cuenta con un sistema moderno razonablemente cercano a los niveles europeos.
Pero tanto Zedillo, en su momento, como ahora Fox, insisten en descalificar a la empresa, en contra de la visión que se opone claramente a la venta, más allá de los fracasos privatizadores en muchos sectores.