Si gana en NL será por menoscabo de los actos del PAN, no por mérito, dice el precandidato
El PRI, sin autocrítica e inmaduro como oposición: Ricardo Canavati
Admite que con el PT y El Barzón "platicamos de una coalición para triunfar y gobernar"
ROSA E. VARGAS Y DAVID CARRIZALES ENVIADA Y CORRESPONSAL
Monterrey, NL, 16 de noviembre. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Nuevo León existe y hasta tiene posibilidades de importantes triunfos en los comicios en puerta, "a pesar de los propios priístas".
Desde hace casi seis años, cuando fue sacado del palacio estatal de gobierno por el Partido Acción Nacional (PAN), el tricolor no ha logrado coherencia interna ni un verdadero perfil opositor. Ricardo Canavati, uno de los aspirantes a la candidatura, lo explica: "como instituto político nos falta autocrítica y madurar como oposición... si podemos ganar la gubernatura al PAN será por el menoscabo de los actos y las obras de ellos, no por el mérito de nosotros; y me da pena, pero creo que a eso le está apostando mucha gente".
No es para menos. El último candidato del tricolor que ganó la gubernatura, Sócrates Rizzo García, pidió licencia al cargo el 18 de abril de 1996, en medio de fuertes señalamientos que lo involucraban en escándalos políticos y policiacos muy sonados en esos días, lo mismo que por las acusaciones de corrupción que pesaban sobre algunos de sus colaboradores.
Nunca enfrentó a la justicia, pues su sucesor, Benjamín Clariond (militante del PRI y primo del actual gobernador), se limitó en sus pesquisas a incriminar a funcionarios de mediano nivel.
Cuando entró la nueva administración panista, los ofrecimientos de que se llegaría hasta el fondo para aclarar el mal manejo de fondos públicos, estimado en 300 millones de pesos, se diluyeron. De hecho, el primer procurador de Justicia en este sexenio, José Santos González Suárez, ofreció que traería a Rizzo García desde Boston en calidad de indiciado, pero nunca lo hizo.
Ahora, en los círculos políticos hay la impresión de que o bien las acusaciones sólo fueron una estratagema del panismo para ganar las elecciones, o que todo se resolvió mediante alguna negociación política.
Lo cierto es que el orgulloso amigo del ex presidente Carlos Salinas de Gortari se pasea hoy por Nuevo León sin preocupación o rubor, e incluso encabeza una organización de la CNOP.
"La gente aquí se cansó de nosotros, se molestó mucho y nos sacó de todos los puestos", dice con resignación Ricardo Canavati, pero también defiende: "el PRI tiene de todo, gente muy buena, regular y mala".
Sea como fuere, el tricolor decidió que en su selección de candidato podrá participar todo aquel que así lo desee. Se abrirán 725 urnas en todo el estado y bastará con presentar la credencial de elector.
La directiva estatal mandó imprimir 600 mil boletas y se confía en que irán a votar cerca de 200 mil personas (equivalente a menos de diez por ciento de la lista nominal de electores, que es de 2 millones 600 mil).
Y la verdad es que esa estimación parece pura intuición y cálculo apresurado. Como en la contienda para elegir presidente nacional del PRI realizada en febrero de este año los votos en Nuevo León fueron cerca de cien mil, se considera que ahora que es un proceso más cercano al interés ciudadano esa participación se duplicará.
Pero aquí contará no sólo el acarreo que realicen los candidatos a través de las organizaciones priístas que han sumado a su causa -como la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, que ya anunció que dispondrá de mil 500 autobuses para trasladar a las urnas a los simpatizantes de González Parás- también de otros organismos, incluso opositores, que han decidido intervenir.
Se trata, aseguran, de los militantes del PT (tercera fuerza política en Nuevo León), quienes han recibido línea para votar mañana por Canavati y no se descarta que si él ganara la candidatura se le sumará ese partido o, de no resultar ganador, le ofrecieran la postulación por sus siglas.
El propio senador, en entrevista reciente con La Jornada, dijo que no se concibe candidato sin el PRI, pero admitió que su relación con el PT y con otras organizaciones "es muy clara cuando platicamos de una coalición para ganar y luego poder gobernar. Soy de la idea de que sin la participación de otros partidos y de otras organizaciones, como El Barzón, no tendría sentido gobernar el estado".
La visión de candidatos
Pero Canavati no es el único que toma previsiones con miras a una salida airosa en caso de no ganar. De hecho se dice aquí que el pacto entre los cinco aspirantes priístas es el de aprovechar la corriente que impulsaron en este proceso y ubicar la mira en otra candidatura. Eloy Cantú lo admite tácitamente: "si no llego seguiré buscando otras oportunidades, consciente de que hay que sumar el esfuerzo de todos para sacar al PAN del Palacio de Gobierno".
Como es sabido, en Nuevo León no todos los votos pesan lo mismo. De ahí que, por ejemplo, Abel Guerra se ufana en afirmar que el Grupo de los Diez (los empresarios más grandes e influyentes del estado) los aceptan sólo a él y a Natividad González Parás, pero "ninguno a Canavati", y recuerda que el presidente del Grupo IMSA, Eugenio Clariond Reyes, acudió a apoyarlo a su registro.
De este modo, el experimento tricolor al que por cierto aquí los observadores políticos le conceden credibilidad -más que nada por la nueva condición priísta de orfandad política que se traduce en falta de línea y no por un súbito despertar democrático, dicen- tiene el atractivo de no plantear claramente un resultado previsible.
De los cinco aspirantes, salvo Romeo Flores Caballero, todos aseguran que ganarán. Pero si de veras vencen la tentación y no incurren en esas prácticas que les son tan propias y ha hecho famoso a su partido, puede decirse que el nombre del candidato del PRI a la gubernatura de Nuevo León es una incógnita.