Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 18 de diciembre de 2002
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Mundo

Compleja red de intereses encubre un impecable esquema de evasión fiscal

Los dueños del combustible del Prestige no perderán un solo centavo

Lejos de pagar indemnizaciones, se dicen parte afectada, revela una revista rusa

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 17 de diciembre. Asiduos visitantes de los despachos de mayor jerarquía en el Kremlin, los propietarios del combustible que llevaba el petrolero Prestige, hundido frente a las costas de Galicia, operan con métodos que los eximen de toda responsabilidad legal por la catástrofe y, lejos de pagar indemnización alguna por el daño causado a miles de familias de pescadores y la ecología entera de la región, no perderán un solo centavo pues tienen asegurada la carga.

Detrás del lamentable final del Prestige, agravado por la errática gestión del gobierno de José María Aznar, toda una compleja red de intereses encubre lo que parece un impecable esquema de evasión fiscal.

Al menos, de acuerdo con una investigación del bisemanario local Novaya Gazeta, cuyo más reciente número acaba de empezar a circular, el último eslabón de una larga cadena de complicidades está aquí, en Moscú.

El viejo buque petrolero pertenecía, formalmente, a Mare Shipping Inc, una empresa de Liberia; zarpó de un puerto del Báltico con destino a Singapur bajo bandera de Bahamas; dependía administrativamente de una compañía de Grecia, Universe Maritime, y como propietario de la carga se declaró a Crown Resources AG, empresa con registro en Suiza.

La revista rusa documenta el pasado poco glorioso de la firma helvética, de largo peregrinaje por distintos paraísos fiscales. Hace unos años, cuando Boris Yeltsin convirtió en magnates a los oscuros personajes que se beneficiaron del fraudulento reparto spain_oil_62wde las propiedades soviéticas, surgió como Crown Trade and Finance Inc en las antillanas Islas Vírgenes.

De ahí, con un mínimo cambio de razón social a Crown Trade and Finance Ltd se trasladó a Gibraltar, otra zona libre de impuestos, y desde junio de hace dos años y con su nombre actual aterrizó en Suiza.

La empresa se fundó sin más propósito que fungir de intermediario en la exportación de petróleo y combustibles rusos o, dicho de otra manera, sirve para canalizar hacia cuentas de bancos extranjeros los cerca de 90 millones de dólares que genera al mes su prescindible actividad.

El vendedor del petróleo y el intermediario, como suele suceder con impune frecuencia en la Rusia post-soviética, es la misma empresa con diferentes nombres. En este caso, Crown Resources, se podría apostar que a muy buen precio, compró a la Compañía Petrolera de Tiumén (TNT, por sus siglas en ruso) el combustible que ahora emana de las grietas del Prestige.

Hace algún tiempo, en una corte de Nueva York, un intermediario demandó a Crown por recortar el monto de su comisión y reveló el esquema de operación esa vez: Crown compró petróleo a TNT y lo vendió al intermediario a precio nominal; pasada la aduana rusa y pagados los impuestos, el intermediario vendió al mismo precio el petróleo a Crown y, ya fuera de Rusia, éste lo vendió al precio real en el mercado mundial.

Crown y TNT, aclara Novaya Gazeta, son de un mismo dueño. Pertenecen al consorcio ruso Grupo Alfa, que se inició como un modesto banco y ahora tiene intereses en sectores claves de la economía rusa y controla varios medios de comunicación.

Todo ello, debido a que el Grupo Alfa ha sabido explotar su cercanía con el Kremlin, de Boris Yeltsin a Vladimir Putin. También sabe corresponder: tres de las figuras más influyentes de la Oficina de la Presidencia rusa dejaron sus posiciones ejecutivas en el Grupo Alfa para asesorar de tiempo completo al actual mandatario de Rusia.

Desde un punto de vista legal, el consorcio ruso nada tiene que ver con la catástrofe ocasionada por el Prestige. Aleksei Kuzmichov, también miembro del consejo del Grupo Alfa, finalmente es presidente de una empresa suiza, Crown Resources, que sólo arrendó el buque por medio de un intermediario griego.

Y no sólo eso: Crown también se dice parte afectada, pero no piensa demandar a nadie y se conforma con cobrar el millonario seguro por su combustible.

Mientras tanto, conforme pudo averiguar Novaya Gazeta, ya salió del mismo puerto del Báltico y hacia el mismo destino asiático un nuevo buque petrolero igual de obsoleto que el hundido Prestige. Huelga decir que Crown Resources es el propietario del combustible.

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