Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 30 de diciembre de 2002
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Mundo

Mueren de hambre otros dos menores en el octavo país productor de alimentos en el mundo

Hospitales argentinos, galerías de la muerte para niños que padecen desnutrición

Alarmante fuga de capitales; en los dos últimos años han salido entre 35 y 40 mil mdd

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 29 de diciembre. En menos de un día murieron dos niños por desnutrición en la provincia del Chaco, limítrofe con Paraguay, y hoy en Tucumán, en el noroeste de Argentina, país que produce lo suficiente para alimentar sin problema a 330 millones de personas, pero que tiene a más de la mitad de sus 36 millones de habitantes en la pobreza.

Este es quizás el balance más trágico de un año de crisis que en los meses recientes se tradujo en la muerte de decenas de niños víctimas del hambre, y también de ancianos desamparados. Este día un bebé de cuatro meses murió en la ciudad de Simoca, en las cercanías de la capital tucumana, sumando así oficialmente 18 los niños muertos por desnutrición en esa provincia en estos dos últimos meses. Sin embargo, hay cientos de víctimas en zonas inhóspitas, cuya muerte no se registra porque, como dicen los padres, "a veces no hay ni para llegar al juzgado de paz para decir que se murieron".

Miles de niños con desnutrición en segundo y tercer grados esperan en las galerías de la muerte en que se han convertido muchos de los hospitales empobrecidos del país, donde médicos y enfermeras mal pagados llevan adelante una tarea casi de apostolado. En Simoca el médico que atendió al bebé que murió este domingo debió realizar una colecta entre los vecinos para poder comprar un humilde ataúd. En una zona cercana a Paraná, capital de Entre Ríos, como en otros lugares, muchos niños son enterrados apenas envueltos en sus ropas. Ya ni siquiera parece válido decir las cifras de este nuevo genocidio que se está produciendo mientras los políticos de los partidos tradicionales -y otros nuevos- siguen en sus luchas internas por el poder, que están a punto de quebrar al Partido Justicialista (peronismo-oficialismo), donde se libra una verdadera guerra.

"La situación en Simoca es dramática. Hay un índice de desnutrición y mortalidad infantil sólo comparable a países de Africa y a algunas regiones de India, más de 2 mil niños están en grave situación y nadie hace nada", explica un médico local. En Tucumán se calcula en casi 20 mil la cifra de menores con desnutrición, y la misma cifra vale para varias provincias. "Los que no mueren quedan con graves daños de por vida", advierten los médicos. De cada mil niños nacidos vivos en Tucumán, 25 nacen con graves problemas de desnutrición.

Represión en Salta

En tanto, en Salta, cuyo gobernador Juan Carlos Romero, acusado de corrupción, es precandidato a la vicepresidencia en la fórmula que encabeza el ex presidente Carlos Menem, ocurrió ayer una brutal represión contra ocupantes de viviendas en Tartagal, que dejó heridos graves, como Alejando Valdivia, del grupo de los Sin Techo. Unas 300 familias habían ocupado esas viviendas, cuya construcción estuvo paralizada durante los dos últimos años "por falta de presupuesto", según el gobierno. Y también hubo saqueos en el lugar, los cuales los organizaciones sociales atribuyen a un plan de provocación gubernamental, "como ya se intentó hacer en diversos lugares del país en los días previos a las masivas protestas del 19 y 20 de diciembre", aquellas que obligaron a la salida del gobierno de Fernando de la Rúa.

Todo esto es el reflejo del drama social que vive el país después del huracán neoliberal que se abatió sobre Argentina en los últimos 25 años, y muy claramente durante la década en que gobernó Menem, cuando el desempleo y la pobreza se dispararon a índices históricos. La crisis contenida mediante un continuo endeudamiento estalló al finalizar 2001.

Argentina figura como el octavo productor de alimentos en el mundo, con 300 millones de toneladas y, sin embargo, el hambre se extiende. Siete de cada diez niños o adolescentes son pobres y de ellos más de 3 millones son indigentes. La desnutrición no es nueva y se calcula que desde hace tiempo están muriendo de hambre o patologías asociadas a este mal más de 10 mil niños por año. La revista sindical En marcha estima en su reciente edición que 15 millones de personas de un total de 36 millones 500 mil habitantes, sobreviven en viviendas precarias o directamente en las calles. La política de ajustes, cierre masivo de industrias y empresas, las medidas de Menem para privatizar la salud y el sistema de pensiones, entre otros, llevaron a esta situación sin salida. Medidas todas avaladas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La crisis se agravó este año. Los medicamentos, ya carísimos, aumentaron 200 por ciento y las obras sociales sindicales -que más allá de los elementos de corrupción que se les adjudican permitían atender a millones de trabajadores-, fueron semidiezmadas en la década pasada. Los gobiernos hicieron tabla rasa de las obligaciones de seguridad social de las grandes empresas. Los millones de desempleados, oficialmente 21 por ciento, pero sin sumar los otros millones de argentinos del subempleo, no tienen cobertura social. En la Argentina de 2002, el 10 por ciento más rico de la población se queda con 37.6 por ciento del ingreso nacional y el 10 por ciento más pobre sólo percibe 1.1 por ciento. Los salarios tienen el peor nivel en los pasados 50 años.

Si bien ayer se habló de un descenso en el desempleo, estas cifras se trazaron teniendo en cuenta los subsidios estatales o los Planes Trabajar con que el gobierno ha salido a hacer frente a la tragedia, sin lograr nada más que una subsistencia en la desesperación. Sin embargo, el dinero de los argentinos poderosos en el exterior -activos financieros y no financieros- suma más de 130 mil millones y la deuda externa unos 172 mil millones de dólares. En los últimos dos años se han fugado entre 35 y 40 mil millones de dólares.

"Nada de esto es completamente nuevo, se trata de indicadores que marcan un trayecto de larga data, si bien registran un viraje agudo en 1976, año en que la dictadura cívico-militar inicia el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional: aniquilamiento de organizaciones populares, destrucción de redes sociales, secuestro y desaparición de militantes políticos y sociales, como condición para imponer y mantener las reglas que sólo con tímidos matices imperan hasta hoy", recuerda En marcha. Entre 1993 y 2000 las empresas controladas por capitales extranjeros pasaron de 32 a 73 por ciento del producto económico global. Y a esto hay que agregar el daño de la corrupción mayor que haya registrado el país, ninguno de cuyos responsables ha sido castigado. "En las últimas dos décadas el país transfirió al exterior alrededor de 320 mil millones de dólares, el equivalente a más de tres veces el PIB actual", señala un analista. El economista polaco Ignacy Sachs dijo recientemente que "el neoliberalismo murió con la crisis argentina" y sostuvo que "después del caos en el que se sumergió a este país, ya nadie puede tomarse en serio el Consenso de Washington". Así se ha llegado a uno de los años más dramáticos en la crisis, donde la única luz parece ser la resistencia y la solidaridad de millones de argentinos,

Por otro lado, el secretario general de la otrora poderosa Unión Obrera Metalúrgica, Lorenzo Miguel, murió en la madrugada en esta capital. Miguel era uno de los más controvertidos líderes sindicales históricos del peronismo. El presidente Eduardo Duhalde, que acudió al velatorio, dijo que fue "símbolo de un sindicalismo que ya no queda". También se conoció hoy la muerte del capitán de fragata retirado Francis William Whamond, el pasado 23 de diciembre. El ex marino fue uno de los hombres claves en el temible centro clandestino de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada y responsable de crímenes de lesa humanidad. Figuraba en las listas del juez español Baltasar Garzón, que juzga el genocidio de la pasada dictadura en este país.

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