Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 11 de enero de 2003
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Cultura

José Cueli

Psicosis

La destacada psicoanalista Piera Aulagnier, conocedora profunda de los textos de Freud y de Lacan, ha dirigido sus esfuerzos al estudio del discurso del paciente psicótico y a la indagación de las profundidades de la psique de estos individuos.

Para ello parte del análisis del discurso psicótico frente al discurso ''lógico'' del analista. Sabemos bien que las alteraciones mentales más severas se relacionan con problemas y vicisitudes que se presentan muy temprano en el desarrollo del individuo.

Aulagnier plantea entonces como alternativa remontarse al encuentro inicial del sujeto con el discurso y con quien lo habla. Tarea esa nada sencilla, por cierto. En su largo trabajo de investigación ella comprueba que en estos casos se llega siempre a una situación estática, "en la cual ni uno ni otro se desprenden de las certezas de un saber anterior, una forma de reacción con el otro aprehendida en los comienzos de la vida psíquica''. Señala entonces que es necesario entender y aceptar que ''analista y psicótico se hallan en una relación de estricta reciprocidad en un punto decisivo; la falta de un presupuesto compartido; para ambos el discurso del otro es discutible y carente de poder de certeza".

El delirio y la psicosis se presentan como formas extremas de mensajes distorsionados. El analista entonces tendrá que saber apoyarse en lo que su pensamiento experimenta cuando se lo obliga a enfrentarse "con un discurso que no deja ningún lugar a duda, que contrapone la certeza del delirio a la lógica de nuestra razón y le sugiere que existió un tiempo lejano en el que también él había encontrado un discurso que se imponía como dueño exclusivo de lo verdadero".

Hablar de locura y delirio hoy y siempre ha resultado incómodo e inquietante, y pretendemos creer que existen límites claros y definidos entre locura y cordura, entre pensamiento racional y delirio: mitificamos el término de salud mental y creemos que el pensamiento delirante y la estructura que le subyace se confina a los hospitales psiquiátricos o al silencio del consultorio. Creemos que la psique humana puede compartimentalizarse como un archivo aséptico. No acabamos de comprender la complejidad de la mente humana y el terror nos compele a la negación. El asunto se juega entonces entre la condenación y la absolución originadas en parámetros externos y arbitrarios, cuando en realidad este se juega en la interioridad de cada sujeto con su propia historia.

En algún punto de su texto, Aulagnier alude al magistral texto de Kafka (El proceso) y cita: ''Evidentemente, el proceso se reinicia, pero siempre es posible lograr una nueva absolución aparente: se debe entonces reagrupar a todas las fuerzas propias: nunca hay que rendirse". Sin embargo, dice la autora, el psicótico "sabe" que toda absolución, cuando se produce, es aparente. ''También descubre a veces que los oropeles con que se revisten los representantes de la ley no son, a menudo, más que ''frágiles apariencias''.

Estas reflexiones y teorizaciones no sólo son de notable interés para la clínica psicoanalítica, sino para ser pensadas a nivel de los fenómenos sociales actuales que a todas luces se complejizan cada vez más.

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