Abrió la puerta a trasnacionales agrícolas
para la siembra con fines comerciales
Permite el gobierno el cultivo de transgénicos
sin regulación previa
Greenpeace alerta sobre daños a la salud
pública y ambiental Monsanto, la principal productora de
semillas modificadas, se ampara en norma con fines experimentales para
vender la simiente
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
El gobierno mexicano abrió la puerta para que empresas
agrícolas, principalmente trasnacionales, establezcan en el país
una plataforma para la siembra con fines comerciales de productos genéticamente
modificados o transgénicos, sin que exista una ley sobre bioseguridad
que regule esos cultivos, alertaron especialistas.
"Parece que al gobierno le urge establecer normas para
la siembra de transgénicos, en un afán por beneficiar a empresas
trasnacionales y sin atender las consecuencias que estos cultivos tienen
para la salud pública y ambiental", expuso Liza Covantes, especialista
del grupo ambientalista Greenpeace en cultivos genéticamente modificados.
Sin consultar a expertos ni a grupos de productores o
a las comunidades rurales, el gobierno federal inició el trámite
para emitir una regulación que permita la siembra, con fines comerciales,
de productos transgénicos. Hasta ahora, estos cultivos se limitan
a fines de experimentación, pero expertos consultados por La
Jornada advirtieron que en la práctica ya se están explotando
grandes extensiones de tierra con semillas modificadas genéticamente.
El gobierno, al buscar que se apruebe la siembra con fines
comerciales de transgénicos, está actuando a favor de los
intereses de empresas como la estadunidense Monsanto, consideró
Silvia Ribeiro, responsable de la oficina en México del Grupo de
Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración
(ETC). "Lo que es más grave -alertó- es que la propuesta
gubernamental reabriría la posibilidad del cultivo experimental
de maíz transgénico", una práctica sobre la que existe
desde 1999 una prohibición al ser detectada contaminación
genética en maíz criollo en Puebla y Oaxaca, añadió
la experta.
La
ingeniería genética es la herramienta de la biología
molecular que se encarga de hacer modificaciones en el ADN de los seres
vivos, agregando o quitando genes, que son como un programa que indica
a un organismo la manera de actuar cuando hay frío, ante una lesión
o cuando una planta no tiene agua suficiente; también indica el
momento preciso de funciones como la reproducción y son responsables
de que las células de cada organismo se desarrollen, formen los
tejidos y órganos de un ser vivo, funcionen y mueran.
Actualmente es posible insertar genes de organismos completamente
diferentes, por ejemplo, a una variedad de maíz han sido introducidos
genes de una bacteria para crear una defensa ante los insectos. A los organismos
que han sido modificados genéticamente se les conoce como "organismos
transgénicos".
De acuerdo con Greenpeace, el peligro de cultivar organismos
transgénicos radica en que la mayoría de las plantas se reproducen
intercambiando polen entre miembros de su misma especie y con algunos parientes
silvestres. Esta forma de reproducción es la que puede provocar
la contaminación genética: al implantar organismos transgénicos
en el medio ambiente, se libera al mismo tiempo el polen transgénico
y hasta ahora no se sabe qué le puede suceder a los insectos polinizadores
o a las abejas cuando consuman miel de una planta que produce su propio
insecticida. "Hasta que se demuestre lo contrario es posible que la propagación
de los genes modificados pueda poner en riesgo a las especies existentes",
indica el grupo ambientalista.
En materia de salud humana, no se saben tampoco las consecuencias
que puede tener a mediano y largo plazos el consumo de productos transgénicos.
Greenpeace asegura que existe información de que ciertos cultivos
transgénicos, a los cuales se les insertaron genes de resistencia
a antibióticos, pueden generar bacterias que causan enfermedades
o resistencia a los antibióticos en humanos y animales. "Esto quiere
decir que quienes consuman cultivos transgénicos con resistencia
a los antibióticos podrían tener dificultad para combatir
infecciones".
Liza Covantes, experta de Greenpeace en el tema, explicó
que en México existe una regulación, conocida como Norma
Oficial Mexicana (NOM) para permitir la siembra de semi- llas transgénicas
con fines de experimentación.
Sin embargo, expuso que el gobierno del presidente Vicente
Fox ya envió a consulta ante la Comisión Federal de Mejora
Regulatoria (Cofemer) una nueva NOM para permitir que el cultivo de semillas
transgénicas pueda ser realizado con fines comerciales.
Grave problema
Pero advierte la existencia de un "grave problema". Hasta
ahora, el Congreso no ha legislado -aun cuando existen cinco iniciativas
al respecto- sobre la creación de una ley de bioseguridad para el
manejo de organismos genéticamente modificados, en la que se establezca
claramente la responsabilidad en que podrían incurrir las empresas,
principalmente trasnacionales, productoras de semillas transgénicas
ante daños a la salud de la población o al ambiente.
"El gobierno federal quiere definir reglas para la siembra
de transgénicos con fines comerciales. La pregunta es por qué
le urge tanto. Ahora ya existen siembras comerciales de algodón
y soya transgénicos en el norte del país, realizadas con
semillas producidas por Monsanto", señaló Liza Covantes.
Más aún, expuso que Monsanto -empresa productora
de 90 por ciento de las semillas transgénicas en el mundo- obtuvo
del gobierno los permisos para venta de semillas de algodón modificadas
genéticamente amparada en la norma que regula los cultivos experimentales.
Al citar cifras de la Secretaría de Agricultura,
la experta comentó que el gobierno autorizó la siembra de
35 mil hectáreas de algodón en el norte del país.
"Por la extensión de tierra, se trata entonces de un experimentote.
Lo que ocurre es que, amparados en la reglamentación que permite
los cultivos transgénicos con fines experimentales, se están
sembrando grandes extensiones con fines de comercio", apuntó.
Es por eso que, añadió, el gobierno y las
empresas productoras de semillas transgénicas tienen urgencia de
que haya una norma para permitir la explotación comercial, "para
justificar lo que ya están haciendo".
La experta aseguró que si el gobierno permite la
siembra de transgénicos con fines comerciales estará actuando
claramente en beneficio de un puñado de empresas: Monsanto, que
ya recibe subsidios del gobierno por la venta de sus semillas modificadas;
Dupont, Aventis, Bayer, Basf y la mexicana Savia, filial del grupo Pulsar,
propiedad del empresario Alfonso Romo.
"Es grave que estas empresas estén participando
en la elaboración de los planes para permitir la siembra de transgénicos
con fines comerciales. Ellas dan sus opiniones y lo que buscan es que haya
el menor número de restricciones posibles, reducir sus responsabilidades.
La propuesta del gobierno responde más a los intereses de las empresas
que a los de la sociedad".
Una opinión similar es la de Silvia Ribeiro, encargada
de la oficina en México de ETC, organismo con estatus de consultor
de Naciones Unidas.
La propuesta del gobierno, aseguró, busca legalizar
el cultivo a gran escala de productos modificados genéticamente.
"Lo que está haciendo el gobierno es actuar en función de
los intereses de las empresas productoras de semillas transgénicas,
en especial de Monsanto, que tiene una urgencia de que esto salga pronto".
Alertó que modificar las reglamentaciones sobre
cultivos modificados genéticamente entraña un riesgo adicional.
La aprobación de la norma, dijo, "abriría la posibilidad
del cultivo experimental de maíz transgénico y eso es lo
más grave de todo, porque hasta ahora no se ha entregado al público
la información sobre la contaminación con maíz transgénico
en Puebla y Oaxaca.
En caso de que prosperaran los planes del gobierno, aseguró,
se abriría la puerta a la comercialización a gran escala
de productos transgénicos y se levantaría la moratoria que
existe ahora sobre la siembra de maíz modificado genéticamente.
"El papel del Estado no es garantizar que Monsanto comercialice
sus semillas, sino garantizar la seguridad pública y el interés
de los mexicanos", consideró Silvia Ribeiro.