Hecho en Bs. As., la prensa del asfalto
en Argentina
Revista creada para emplear a la gente de la calle y marginados
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 17 de enero. Están en todas
las calles de Buenos Aires. Ya son parte de la otra Argentina, la que ha
ido emergiendo por su cuenta y no suele existir en la matemática
de los políticos del sistema, ajenos a todo lo que sucede en la
realidad. Son las mujeres y los hombres de la "prensa del asfalto", como
se llama una de las secciones de la revista que venden: Hecho en Bs.
As.
"No
pidas en tus oraciones una vida fácil/ pedí ser fuerte, no
supliques a Dios que te dé/ una carga liviana para tus hombros,
pídele unos hombros aptos para soportar tus cargas", escribe Hugo
Fabián L. en ese espacio de expresión para los vendedores
de Hecho en Bs. As (Buenos Aires), y "para toda la gente de la calle
y marginados", porque esta publicación fue creada para dar trabajo
a ellos.
Con información general, es la voz de los sin voz,
registrada con calidad y calidez periodística. Los vendedores reciben
la revista a 30 centavos y la venden a un peso. Esos 70 centavos por cada
ejemplar terminan siendo un pequeño salario para los que nada tienen.
Declarado como proyecto de interés nacional por
la Secretaría de Desarrollo Social, Hecho en Bs. As. se ha
constituido en uno de los tantos armados de la solidaridad en Argentina.
En su número más reciente, de 2002, la revista que venden
miles de personas sin trabajo y compran otros miles, a sabiendas de que
se trata de solidaridad activa, habla de "la marea silenciosa" en un informe
especial sobre las "Asambleas Populares que cumplieron un año en
su laberinto".
Entre los vendedores hay chicos de la calle, jefes de
familias que se quedaron sin trabajo y sin hogar. Alejandra, que pinta
"como puede" y sueña con estudiar ese arte, llevaba seis meses sin
trabajo cuando acudió a la revista. "Fue la sensación no
sólo de volver a tener un trabajo, sino que este trabajo tenía
un sentido muy profundo".
Fabián, de 16 años, había estado
casi una semana sin comer, "apenas un mate con alguien", durmiendo en las
escaleras del metro, hasta que otro adolescente que vendía la publicación
lo llevó al proyecto. "Siento que soy otra vez una persona, que
la gente me respeta y además leo la revista, me entero de lo que
pasa en el país de verdad", dice.
Ya no duerme en la calle, aunque su vida es muy difícil.
Los que escriben también son parte de la solidaridad activa. Es
un grupo que va a los rincones de los que todos huyen. No les interesa
el estrellato periodístico sino "la verdad".
En el espacio "habitantes de la calle" cuentan la historia
de los miles de argentinos que han encontrado una forma "humana" para pasar
las noches. "No se resignan a dormir a la intemperie y entonces van a las
salas de guardia de los hospitales. Allí piden ser atendidos por
algún dolor, aunque sus cuerpos no necesitan que les inventen los
dolores de todo tipo que tenemos los que andamos en la calle." Según
las estimaciones, 70 por ciento de los que viven en las vías son
hombres y 30 por ciento mujeres. "En las guardias conocen las dolencias
más comunes que sufren los habitantes de la calle: traumatismos,
enfermedades del sistema nervioso, afecciones sicológicas, malestares
del aparato circulatorio y digestivo; lo más difícil de superar
es el alcoholismo."
Los reporteros casi anónimos de Hecho en Bs.
As. son cronistas maravillosos y muchos de ellos tampoco encuentran
un lugar en el mundo "armado para olvidar al otro, en un periodismo cada
día más alejado de su verdadera función". También
van al interior del país, a los rincones olvidados. Así llegaron,
por ejemplo, a Rosario Quispe, una mujer indígena kolla, líder
natural de la Puna en Jujuy, provincia fronteriza con Bolivia. Vive en
Abrapampa, pueblo a 4 mil metros de altura, donde fundó la Asociación
de Mujeres Warmi Sayajsungo para defender a las comunidades de su etnia.
En 1997 ganó el Premio de la Cumbre Mundial de Mujeres.
"Tuvimos nuestra crisis en 1985, cuando se desmantelaron
los grandes centros mineros. Ahí entró la desesperación.
No teníamos trabajo ni que comer. En esa época conocí
al cura Pedro Olmedo (ahora obispo de Humahuaca y dedicado a luchar por
los pobres). El resto del país pensaba que estaba en el Primer Mundo,
pero a nosotros nos pasaban cosas terribles. Empezamos a cortar rutas,
pero nadie nos llevó el apunte (atendió). Entonces nos organizamos,
armamos la asociación y comenzamos a buscar fuentes de trabajo.
Ahora vamos capacitando a la gente para ser libre", cuenta Rosario. Ella
de alguna manera va logrando su sueño de que los jóvenes
de su comunidad dejen los arrabales de las grandes ciudades y regresen
al terruño.
La entrevista a Quispe está en la sección
"Voces y Personas" de la revista, de presentación humilde y editada
en papel periódico, con algunos avisos publicitarios de solidaridad
y otros de trueque e intercambio, entre los que menos tienen. Hecho
en Bs. As. es más que una revista: es una historia de solidaridad,
un trabajo para miles de marginados, y una manera de que ellos hablen con
la gente, se comuniquen, sepan dirigirse a la gente para poder venderle
la revista y vuelvan a ser personas, aun cuando muchos sigan en la calle.
"Es lo mejor que me ha pasado en estos años", dice
Horacio, de 46 años, y habla de esa Argentina donde las "vidas pequeñas
son inmensas porque son compartidas".