Las conferencias episcopales de ambos países anuncian carta pastoral sobre el tema
Dar trato digno a migrantes, exigen obispos a gobiernos de EU y México
JOSE ANTONIO ROMAN
Las conferencias episcopales de Estados Unidos y México exigieron a los gobiernos de ambos países esforzarse en dar un trato justo y digno a todos los migrantes.
En un mensaje dirigido a estos últimos, en el cual anuncian que en fecha próxima harán pública una carta pastoral sobre el tema y su problemática, los obispos expresan su deseo de que su "palabra" genere los cambios necesarios en leyes y sistemas, de manera que protejan los derechos y la dignidad humana de miles de hombres y mujeres que se ven obligados a abandonar sus lugares de origen en busca de mejores condiciones de vida.
"Nosotros y nuestras iglesias particulares nos hemos comprometido a acompañarles (a los migrantes) en su realidad y atenderles de una manera más fraterna y activa en su realidad. Hemos hecho un llamado a la conciencia social de nuestros países para que sean más hospitalarios" y acojan a "quienes buscan sobrevivir y alcanzar una mejor calidad de vida", dice el mensaje episcopal.
Suscrito por Renato Ascencio León y Tomás Wenski, presidentes de las comisiones de Movilidad Humana del Episcopado Mexicano y de Migración y Refugiados de la Conferencia de Estados Unidos, respectivamente, el mensaje expresa el compromiso de los obispos católicos por "hacer todo lo que está a nuestro alcance" para proporcionar a los migrantes un cuidado pastoral que atienda sus necesidades y aspiraciones.
El próximo jueves, en la Basílica de Guadalupe, se oficiará una misa en favor de los migrantes, a la cual acudirá una representación de los obispos de ambos países, y al término de la celebración se presentará la carta pastoral conjunta, que lleva varios meses en consulta entre ambos episcopados y que ya suma varios borradores.
En el mensaje de ayer, dado a conocer por el Episcopado Mexicano, la Iglesia católica dice a los migrantes que reconoce las dificultades que enfrentan y que sólo ellos las padecen en carne propia. Se señala que entre las realidades que sufren están dejar su lugar de origen y su familia, la inseguridad y el trato indebido que reciben, la adaptación a una cultura y en ocasiones a un idioma distinto, la dificultad para encontrar trabajo y una ubicación sin documentos migratorios, entre otros hechos que llegan a costar la vida a cientos de migrantes cada año.
"Sabemos que la carga sobre sus espaldas es pesada y queremos aliviar su yugo. Hemos lanzado un desafío a nuestra Iglesia y a nuestras naciones, para que reconozcamos y cuidemos de sus derechos y de su dignidad, inherentes a todo ser humano. Reconocemos, igualmente, su contribución al avance económico y cultural y al crecimiento espiritual de ambas naciones", dice el mensaje de los obispos mexicanos y estadunidenses.