Homenaje a toda una época en el festejo
por el cincuentenario de ese teatro
Salvador Novo regresó a La Capilla y
brindó por la pasión y el arte
Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe, entre otros,
representaron una tertulia para recordar al poeta y dramaturgo Debemos
evaluar su genio, dijo la creadora escénica
MONICA
MATEOS-VEGA
Del brazo de Dolores del Río, Salvador Novo volvió
ayer al teatro La Capilla, su ''casa de trabajo". Ha pasado medio siglo
desde que el poeta y dramaturgo puso ahí la primera piedra, pero
la invención sigue floreciendo en cada rincón de la casona
ubicada en el número 13 de la calle de Madrid, en Coyoacán:
también cruzaron el umbral para celebrar el aniversario del foro
María Félix y Jorge Negrete, Diego Rivera y sus dos Fridas,
Pita Amor y Emilia Guiú.
Se trató no sólo del festejo por los 50
años de vida artística de ese lugar (La Jornada, 19/01/03),
sino de un homenaje a toda una época, al estilo de la creadora escénica
Jesusa Rodríguez, heredera del proyecto de Novo, quien en complicidad
con Liliana Felipe, Ofelia Medina, Tito Vasconcelos, Alejandro Calva, Ana
Francis, Cecilia Sotres, Marisol Gasé y Nora Huerta representaron
una de las muchas tertulias en las que participó ahí el autor
de La guerra de las gordas (1963).
Semana del Respeto a lo que Sea
Antes de comenzar la comida (cuyo menú incluyó
platillos creados por el propio Novo), el escritor Carlos Monsiváis
decretó la Semana del Respeto a lo que Sea. Acompañada por
la periodista Elena Poniatowska, llegó Mariana Frenk, ''una joya
de 104 kilates", dijo Jesusa en referencia a la edad de la traductora,
quien aseveró:
''Soy
la única aquí que es una auténtica contemporánea
de Los Contemporáneos."
También estuvieron presentes los alumnos consentidos
de Novo, Rosa María Moreno y Héctor Gómez, el cual
recordó que en La Capilla se reunían cada 28 de diciembre
con su maestro para leer poemas ''serios y pelados. Nos hacíamos
llamar Los Arpíos".
Gómez leyó los versos que más le
gustaban a Novo: ''Desde que el huevo se me hinchó derecho/ tanto
disminuyó mi donosura/ que paso rara vez del dicho al lecho./ No
vale ya darme golpes de pecho/ pues esta menopáusica criatura/ privada
de vigor sólo procura/ rendir al mingitorio su provecho".
Descubrir tesoros ocultos de Novo
Jesusa consideró que los 50 años de La Capilla
representan ''un buen momento para revisar qué pasó con la
figura de Novo en ese tiempo, pues fue muy satanizado por su amistad con
Gustavo Díaz Ordaz. Hay quienes dicen que en 1968 Novo estuvo al
lado del Díaz Ordaz; hay quienes dicen que no, que el poeta se deprimió
mucho cuando se dio el malentendido y fue rechazado por los intelectuales
de la época.
''Creo que hay que ver desde su brillantez a la figura
de Salvador Novo, por su inteligencia y su nivel de reflexión, pues
aportó a México lo que muy poca gente ha hecho. Por ejemplo,
para el teatro Novo es un pilar importantísimo.
''Hay que deslindar su talento de sus errores, porque
todos los hemos cometido. Hay que evaluar lo bello de Novo y su genio,
el cual volcó a su país. Dejó muchos tesoros ocultos
que hay que seguir descubriendo para verlos brillar otra vez."
Al
festejo también acudieron familiares del poeta, admiradores de su
obra y quien se ha encargado de preservar el espíritu de la casona
de Madrid 13: Salvador López Antuñano, anfitrión de
la reunión en la que estuvieron presentes, entre otros, el dramaturgo
José Solé y la familia Pérez Jácome, ''propietarios
del jardín de Salvador Novo, promotores entusiastas que fundaron
la Asociación Civil de Amigos de Novo".
Poco antes de partir el pastel del cincuentenario, Héctor
Gómez leyó otro poema predilecto de su mentor:
''Gracias señor, porque me diste un año
en que ha brillado tu luz en mis ojos ciegos, gracias porque la fragua
de tus juegos templó en acero el corazón de estaño,
gracias por la aventura y por el daño, por la espina y la flor,
porque tus ruegos redujeron mis pasos andariegos a la dulce quietud de
tu rebaño, porque en mí floreció tu primavera, porque
otoño maduró en mi espiga, el invierno guarece y atempera,
y porque entre tus dones me bendiga, compendio de tu amor, la duradera
felicidad de una sonrisa amiga."
La actriz Rosa María Moreno brindó: ''Por
el amor y la pasión por el arte: ¡Salud por 50 años
más!".
Y las copas de champaña chocaron en los aires mientras
se escuchaba el vozarrón de Tito María Vasconcelos Félix:
''¡Nos vemos en 50 años, chicos!"