Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 5 de febrero de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  

Economía

Alejandro Nadal

El precio de la guerra

La superioridad militar y tecnológica de Estados Unidos hace pensar a los dirigentes de la superpotencia que pueden marchar solos a una guerra en Irak. Pero en el reloj de la historia, esta no es la mejor hora de la superpotencia estadunidense.

La economía de Estados Unidos se encuentra en punto muerto. Esta semana se darán a conocer los números para el último trimestre de 2002 y se espera que el crecimiento del PIB estadunidense sea cercano a cero.

En sólo dos años, Estados Unidos pasó de ser una economía con un superávit fiscal y una moneda fuerte, a una con finanzas públicas deficitarias, una moneda depreciada y un colosal nivel de endeudamiento externo.

El déficit fiscal va a empeorar por el plan de la administración Bush para reactivar la economía estadunidense mediante reducciones de impuestos que benefician a los estratos más ricos. El incremento en el gasto militar (que ya es mayor que el de las siguientes nueve potencias juntas) no ayudará: este año se pretende aumentarlo con otros 50 mil millones de dólares (mmdd).

Además del desequilibrio en las finanzas públicas, el déficit externo alcanza dimensiones astronómicas. La tecnología militar de Estados Unidos sostiene su superioridad militar, pero no lo hace más competitivo en los mercados internacionales. La balanza comercial para el sector manufacturero es deficitaria y sus productos agropecuarios se han convertido en pilar de sus exportaciones sólo por los subsidios que recibe. En pocas palabras, Estados Unidos importa mucho más de lo que exporta.

El colosal déficit externo se está financiando al ritmo de mil millones de dólares diarios. Si ese flujo de dólares se reduce o si los inversionistas pierden confianza y deciden buscar mejores rendimientos en Europa, el dólar sufre una depreciación, como en meses pasados. Ya el flujo de recursos se ha debilitado porque las expectativas de una recuperación rápida de la economía estadunidense se evaporan. Los escándalos corporativos y las fallas del sistema regulatorio sobre el mundo financiero han contribuido a deteriorar más este panorama.

La dependencia del petróleo extranjero es cada vez mayor. En lugar de optar por una decidida política de conservación de energía y de desarrollo de fuentes alternativas, la administración Bush escogió la expansión y el control de las fuentes de crudo en Asia Central. Pero la aventura en Irak puede muy bien empeorar las cosas para Estados Unidos.

ƑCuánto costará la guerra en Irak? William Nordhaus, de la Universidad de Yale, ha realizado el estudio más completo y calcula que, en caso de una guerra breve (con la población iraquí dando la bienvenida a los estadunidenses) y con un pequeño impacto en el mercado petrolero, la factura total es de 150 mmdd, incluyendo el costo de ocupación y reconstrucción durante los próximos 10 años. Una parte de este costo para Estados Unidos se compensaría por la reducción en el precio del crudo una vez que la producción de Irak fluya al mercado internacional sin restricciones.

Ese monto podría ser absorbido por la economía estadunidense sin demasiado problema. Pero si se considera que la primera guerra del Golfo costó 80 mmdd, el cálculo está subestimado. Además, en Kuwait no hubo costos de ocupación y Arabia Saudita pagó 80 por ciento de la factura. Otro punto de comparación es Afganistán: hasta septiembre de 2002, la guerra (bastante limitada en comparación con lo que sería el esfuerzo en Irak) ya había costado 13 mmdd.

En el caso de un conflicto prolongado, con combates en los centros urbanos, o con daños en instalaciones petroleras de Irak, Kuwait, Irán o Arabia Saudita, el costo aumenta brutalmente hasta 1.6 billones de dólares. Ese impacto ya no puede ser absorbido por Estados Unidos sin sufrir terribles consecuencias en su economía y difundir los daños por todo el mundo al sumergirlo en una prolongada recesión.

El impacto sobre el déficit fiscal y el desequilibrio externo estadunidense sería extraordinario y se requeriría mayor flujo de recursos para financiarlo. Las dudas sobre la fortaleza del dólar podrían conducir a una mayor depreciación e incluso a un episodio de colapso. Para México las repercusiones serían devastadoras. Definitivamente los gobiernos neoliberales de aquí escogieron mal momento para uncir la economía mexicana al gigante estadunidense.

Fox dice que México debe jugar un papel activo en política exterior. Propuesta interesante, pero durante su administración eso se ha traducido en servir a los intereses del vecino. Si el Presidente y el Senado quieren hacer algo constructivo en ese terreno, el voto mexicano en el Consejo de Seguridad debe ayudar a impedir la aventura militar.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año