DECIMA ETAPA / GUERRERO
"El show, perfectamente montado", opina Marcos
La fiscalía especial, trampa de Ejecutivo
y Legislativo
La mano de obra de la Montaña, botín de
gobierno e IP
OCTUBRE: GUERRERO, LA DECIMA ESTELA
(Los presos y desaparecidos políticos: la memoria
rebelde)
Hay algo de dolor y de coraje cuando la mano y la mirada
llegan a octubre y a Guerrero. Pero no hay rencor estéril ni derrota
resignada en la mano cuando se hace nube, ni en la mirada cuando se hace
piedra. Porque este es el estado de Guerrero, nombre e historia que sintetizan
muchos dolores y corajes, pero también muchas memorias y no pocas
rebeldías.
Guerrero. Más de 3 millones de habitantes y más
de medio millón de indígenas amuzgos, mixtecos, nahuas, tlapanecos.
Vuela la nube azul. Eso que se ve allá al oriente,
cerca de Puebla y Oaxaca, es la Montaña. Tiene su parte alta y su
parte baja. La mayoría de los pobladores son tlapanecos, nahuas
y mixtecos. A su solicitud de alimento, proyectos productivos y de salud,
infraestructura para desarrollarse, el gobierno de Fox respondió
con... ¡maquiladoras! Sí, como en todo el campo mexicano que
está siendo destruido por las políticas neoliberales, en
la Montaña de Guerrero abundan la mano de obra barata y las tierras.
Ambas son un botín para empresarios y gobernantes. Y como en muchas
partes del campo mexicano, el principal producto de esta zona lo constituyen
los migrantes. De las zonas cañera y ejotera de Cuautla, hasta la
ciudad de Nueva York, pasando por los campos de cultivo del noroeste de
México, los campesinos guerrerenses emigran en busca del sostén
para su familia. Cuando menos 30 mil migrantes dejan sus campos y casa
en cada ciclo agrícola.
Pero las maquiladoras del plan foxista Marcha Hacia el
Sur (nombre de innegable sentido de conquista) no van solas. El ejército
federal y la policía las acompañan. Sí, con las maquiladoras
llegaron más cuarteles del ejército y de la policía,
los retenes, los abusos, la represión. Y con los soldados llegaron
la prostitución, el alcoholismo, el tráfico de drogas. A
los campesinos les expropian las tierras para construir cuarteles y pistas
militares. Y en forma paralela crecen los conflictos entre comunidades.
"Lo que une la historia, que lo divida el capital", parece ser el lema
de los gobernantes neoliberales.
El Centro de Derechos Humanos Tlachinollan denuncia que
hay un verdadero aseguramiento militar en Guerrero, "como una manera
de contener el movimiento social". "En este contexto, existen muchos
conflictos comunitarios, se ha acrecentado la militarización en
la zona, pensamos que para resguardar los espacios de la maquila o para
crear las condiciones que aseguren las inversiones de capitales maquiladores".
En
Tlapa, según afirma el Centro de Derechos Humanos Tlachinollan,
"un punto que nos sigue preocupando es precisamente esta tendencia a
militarizar esta región indígena. Como que las salidas del
diálogo, de la concertación social, del desarrollo comunitario,
están supeditadas a una estrategia militar. (Se está) justificando
la militarización como una manera de garantizar la estabilidad en
las regiones sin atacar las causas de la pobreza extrema, de la miseria,
de la migración masiva (...)"
Y remata:
"El hecho de que no fuera aprobada la iniciativa de
ley en materia de derechos y cultura indígenas dejó muy claro
para las organizaciones indígenas de Guerrero que es un trabajo
bien planeado en el sentido de tener una ley indígena muy acorde
a las necesidades del capital trasnacional. Las comunidades no van a ser
capaces de poder decidir al interior de sus propios territorios y sobre
todo de poder diseñar planes que tengan que ver más con el
etnodesarrollo y donde sean las comunidades las que decidan."
Y la tajada de la destrucción del campo es tan
jugosa que el gobernador de Guerrero, René Juárez (alias
"el negro consentido de ZedilloL"), está buscando acuerdos comerciales
y de inversiones al margen de la Federación, sobre todo en el ámbito
minero, con Canadá y Japón. Y es que se sabe que en la Montaña
de Guerrero hay muchos minerales nuevos que serán útiles
para la tecnología futura. "En Guerrero existen cuatro zonas
de minerales metálicos ricas en oro, plata, cobre, plomo, hierro,
zinc, mercurio, antimonio y tungsteno, de las que sólo se encuentran
en explotación Taxco y Mezcala. Existen también tres regiones
con potencial no metálico en barito, fluorespato, grafito, cuarzo,
calcita, dolomita, puzol, toba, mármol, yeso, amatista, caliza,
granito y titanio, así como cobalto, níquel, cromo, potasio
y sal. Estas riquezas se extienden sobre 38 por ciento del territorio guerrerense.
Hoy los gobiernos federal y estatal, y diversas compañías
trasnacionales, consideran a Guerrero una de las entidades con mayor potencial
para el desarrollo minero en México. En foros y publicaciones, el
gobierno estatal anuncia con bombo que planea hacer de Guerrero una potencia
minera nacional, cuyos ingresos superen a los de la tradicional actividad
turística. Actualmente, al menos 11 empresas mineras de capital
japonés, estadunidenses y canadiense realizan en Guerrero actividades
exploratorias." (Rolando Espinosa y Verónica Villa en Ojarasca,
2002.)
De Guerrero es el señor Florencio Salazar, ex encargado
del Plan Puebla-Panamá, y que, para que no hubiera duda de lo que
está detrás de ese plan, pasó a la Secretaría
de Gobernación en la llamada "Area de Atención a Protestas
y Movimientos Sociales" (es decir "área de cooptación y represión
de los movimientos sociales").
Pero hay quien no se deja cooptar y resiste a la represión.
Una comunidad situada al pie de la Montaña es Xochistlahuaca.
Este municipio es también llamado Suljaá, que en lengua ñomndaa
(amuzga) significa un lugar llano con flores. En él habitan fundamentalmente
miembros del pueblo amuzgo, junto a comunidades mixtecas y nahuas. Su historia
de resistencia no es nueva; se resistieron al conquistador azteca, al invasor
español, al liberal criollo, al cacique indígena o mestizo.
Como no se rendían, los trataron de exterminar... y fracasaron.
Según cifras oficiales, aquí las dos terceras partes de la
población es analfabeta, casi ciento por ciento no tiene servicios
de salud, la mitad no tiene ingresos, 80 por ciento de las viviendas no
tienen drenaje y la mitad carece de luz eléctrica.
"Harto de imposiciones, cacicazgos y miseria, el pasado
20 de noviembre de 2002 el pueblo de Suljaá resolvió elegir
a sus propias autoridades municipales, de acuerdo con el derecho consuetudinario
amuzgo, por su cuenta y a contrapelo de los caciques, los partidos políticos
y la ley electoral vigente en el estado.
"De este modo más de 70 calandyo (principales),
ancianos y ejidatarios, propusieron a la asamblea general comunitaria el
nombramiento de siete nanman'iaan (literalmente, 'los que están
sucios porque trabajan') o autoridades tradicionales. A partir de ese día
las autoridades electas tomaron el difícil encargo de gobernar bajo
el principio de 'servir obedeciendo al mandato del pueblo y no servirse
de él', y ocuparon la wats'iaan ndaatyuaa Suljaa' (casa de
trabajo del municipio de Suljaa'), antes palacio municipal de Xochistlahuaca
y sede del ayuntamiento y de todas las estructuras de gobierno impuestas
desde hace siglos y reforzadas por la 'democracia' electoral en vigor."
"Los nanncue ñomndaa retoman su propio camino". Carlos
González García. Ojarasca.)
La lucha de los indígenas de Suljaá mantiene
una distancia del poder, no exige ni reconocimiento ni subsidios, sino
respeto, y se mantiene al margen de la política tradicional y sus
formas electorales. Así dicen sus palabras:
"Hoy retomamos nuestro propio camino, recorriendo el
camino nuestro sabemos hacia dónde vamos, el camino de abajo, el
que hemos aprendido, el que nos enseñaron, el que por siglos recorrieron
los abuelos de nuestros abuelos, el que no se hace de mentiras sino el
que se construye a pasos verdaderos, entre todos y todas, unidos, como
el día en que nacimos de esta tierra.
"(...) la conformación de un gobierno autónomo
en el importante municipio de Suljaá (Xochistlahuaca), corazón
de la cultura del pueblo nancue ñomndaa, después de más
de 500 años de dominación externa, abre la posibilidad de
la reconstitución de las comunidades y pueblos indígenas
de la región, en particular posibilita la reorganización
del pueblo nanncue ñomndaa, otorgando a nuestras poblaciones una
vía para su desarrollo propio y para la resolución de sus
necesidades políticas, económicas, sociales y culturales,
después de años de miseria y marginación."
Sigue la nube por la Montaña de Guerrero. Allá
se ven unos policías. La nube se esconde y mira atenta. Llega esta
policía a una comunidad. Pero, lejos de esconderse o desconfiar,
la gente sale con camaritas fotográficas y les pide a esos policías
tomarse una foto con ellos. La nube, extrañada, pregunta. "Son los
comunitarios", es la respuesta. Es desde octubre de 1995 que "los comunitarios",
como cariñosamente les llama la gente, son responsables de la seguridad
pública en comunidades de las regiones Costa y Montaña de
Guerrero. Fueron principalmente las comunidades yopes (o tlapanecas) pero
también mixtecas, sin financiamiento gubernamental o externo, y
con la fuerza moral de reducir dramáticamente la delincuencia de
esta zona violenta, las que impulsaron la policía comuntaria. Obviamente
el gobierno de Guerrero no los quiere ni tantito, y el ejército
mexicano ha exigido en varias ocasiones que los comunitarios entreguen
las armas, se asimilen a las policías municipales y estatales, amenazando
con ejecutar las órdenes de aprehensión en su contra.
En la Declaración por seis años de lucha
contra la delincuencia y por el derecho de los pueblos indígenas
a la justicia se explica la razón de ser de la policía
comunitaria: "La falta de respuesta eficaz, comprometida y responsable
de nuestras autoridades oficiales nos obligó a los pueblos indígenas
de la región a hacer uso de nuestros derechos fundamentales consagrados
en las leyes de nuestro país, retomando nuestras propias formas
de darnos la justicia de nuestros pueblos (...) Nuestra propia tragedia
y la desatención del gobierno es lo que nos ha constituido y nos
ha enseñado".
Se va la nube y llega a la zona donde trabaja la Organización
de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán
(OCESP), nacida con el objetivo de preservar el medio ambiente. Y para
el gobierno no hay nada tan subversivo como detener la tala de árboles.
El 2 de mayo de 1999 se les declaró formal prisión
a Teodoro Cabrera y Rodolfo Montiel (Premio Goldman Ambiental), quienes
fueron detenidos y torturados por el ejército, procesados y condenados
por la justicia mexicana, y declarados presos de conciencia por Amnistía
Internacional. Su delito: oponerse organizadamente a la destrucción
de los bosques.
¡Un momento! ¿Presos de conciencia? ¿Quiere
decir "presos políticos"? Pero, ¿y el gobierno del cambio?
Para obtener la respuesta, la nube debe hacerse piedra
y buscar a Mamá Piedra y a las Doñas del Comité
Eureka.
Pero, ¿quiénes son estas guardianes de la
memoria rebelde?
Ayer,
cuando vivíamos bajo la dictadura priísta, en especial en
los sexenios de los nefastos Luis Echeverría Alvarez y José
López Portillo, se utilizó la política exterior como
tapadera de una política de te-rror interna. Se reconocía
la lucha de Salvador Allende, en Chile, para esconder la guerra sucia
que se estaba librando en México; se declaraba al Frente Farabundo
Martí de Liberación Nacional, de El Salvador, como fuerza
beligerante para que nadie preguntara sobre los detenidos desaparecidos
de México. Estos son solamente algunos ejemplos de esa política.
En esa época las Doñas del Comité Eureka, familiares
de los desaparecidos, tuvieron que sufrir la incomprensión y muchas
veces la ausencia de solidaridad de la izquierda latinoamericana, porque
los representantes de esa izquierda eran recibidos en Los Pinos o en la
Secretaría de Gobernación y se les otorgaba apoyos nada despreciables,
mientras sus compañeros mexicanos se encontraban en las mazmorras
del Campo Militar Número Uno. Desde luego, poco les importaba la
suerte de los mexicanos que se habían levantado en armas, algunos
bajo el influjo de su mismo ejemplo.
Hoy, cuando vivimos bajo el gobierno en el que "todo cambia
para que todo siga igual", los vientos de la globalización le obligan
a promover otro tipo de política. Ahora lo fundamental no es tanto
la estabilidad interna, sino insertarse como socio menor y subordinado
a lo que se conoce como globalización, que no es otra cosa que una
nueva distribución del mundo por los centros de poder financiero-militar,
una guerra contra la humanidad.
Pero como muchos de los principales socios mayores de
México han planteado "cláusulas democráticas" para
firmar acuerdos comerciales, entonces es indispensable utilizar la bandera
de los derechos humanos para tenerlos tranquilos. Pero todo esto no significa
más que ponerse a tono con lo que hoy es la política hegemónica
del superpoder norteamericano, el cual lleva a cabo invasiones, masacres
y restricciones civiles solamente comparables a las que se dieron bajo
el nazismo. Y todo esto realizado, en el colmo del cinismo, bajo el manto
de los derechos humanos. Y ahí está de ejemplo la futura
guerra contra Irak.
Igualmente en México se siguen violando las garantías
individuales (simplemente hay que ver lo que sucedió en Morelos
hace algunos meses con los ecologistas que pacíficamente se oponían
a la destrucción de nuestro acervo cultural): se siguen cometiendo
asesinatos cuyas víctimas son líderes sociales, siguen las
cárceles llenas de presos políticos (tal es el caso de nuestros
compañeros zapatistas en Querétaro, Tabasco y Chiapas, o
los hermanos Cerezo, o los presos del ERPI o del EPR), y sigue sin resolverse
el caso de los detenidos-desaparecidos; más aún, hay nuevos
detenidos desaparecidos políticos producto de este gobierno.
El gran cambio es que ahora no se plantea una política
internacional que sirva como coartada para estas prácticas, la cuestión
ya no es ser tercermundista, ahora solamente hay que estar atentos a lo
que diga la voz del amo, creando la apariencia de que se protegen los derechos
humanos, independientemente de que todo esto se hace pisoteando la ley.
La liberación del general Francisco Gallardo no
se hizo reconociendo su inocencia sino retorciendo la ley con tal de satisfacer
a los organismos internacionales y no molestar a la jerarquía del
ejército. Se liberó a Ericka Zamora porque era insostenible
su encarcelamiento, pero si ella es inocente (que lo es), ¿cuál
fue la responsabilidad del ejército que atacó y masacró
a mansalva a los campesinos que estaban reunidos en El Charco, en Guerrero?
Se libera a los campesinos ecologistas de la sierra (Montiel y Cabrera),
pero no se reconoce su inocencia, incluso en una sentencia posterior se
confirma su culpabilidad y si se les mantiene en libertad es por la presión
internacional; más aún, los caciques talamontes y su jefe
y protector, Rubén Figueroa, siguen sin ser siquiera citados para
declarar (muy posiblemente lo sean cuando ya haya finiquitado la posibilidad
de ser enjuiciados).
En especial es indispensable destacar el significado de
la lucha del Comité Eureka por la presentación con vida de
todos los detenidos-desaparecidos (538 documentados por las Doñas,
de los cuales 214 casos son de Guerrero, y de éstos, 172 se realizaron
en 1974). En diciembre de 2001, por fin, el Senado decidió ratificar
la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de
Personas, adoptada en la ciudad de Belem, Brasil, el 9 de junio de 1994.
Parecería que con esto se estaba dando un paso fundamental hacia
la solución de este terrible problema, pero al mismo tiempo formuló
una reserva y una declaración interpretativa. Al hacer esto se está
violando el contenido fundamental de la convención y, sobre todo,
se comete una nueva burla contra las víctimas (y sus familiares)
de esa terrible práctica de la desaparición forzada, caracterizada
por la resolución 47/133 de la Asamblea General de las Naciones
Unidas como un crimen de lesa humanidad.
La reserva del Senado de la República de los Estados
Unidos Mexicanos se refiere al reconocimiento del fuero de guerra de los
militares que cometieron el delito de la detención-desaparición,
con lo cual se les garantiza que no serán juzgados por tribunales
civiles.
Y, por otro lado, en la declaración interpretativa
se plantea que las disposiciones de dicha convención se aplicarán
a los hechos que se ordenen, ejecuten o cometan con posterioridad a la
entrada en vigor de lo aprobado por el Senado. Es decir, impunidad para
el pasado.
Con estos dos puntos se viola el artículo IX de
la convención, en el cual se plantea lo siguiente: "El delito de
desaparición forzada de personas sólo podrá ser juzgado
por las jurisdicciones de derecho común competentes de cada Estado,
con exclusión de toda jurisdicción especial, en particular
militar. Los hechos constitutivos de la desaparición forzada no
podrán considerarse como cometidos en el ejercicio de las funciones
militares". Y el artículo III: "Dicho delito será considerado
como continuado o permanente mientras no se establezca el destino o paradero
de la víctima".
Lo cual nos permite concluir que se está violando
el artículo XIX de la misma, que a la letra dice: "Los Estados podrán
formular reservas a la presente convención en el momento de firmarla,
ratificarla o adherirse a ella, siempre que no sean incompatibles con el
objeto y propósito de la convención".
Con la reserva y con la declaración interpretativa,
el Estado mexicano está garantizando la total impunidad para los
que cometieron y ordenaron la desaparición de cientos de mexicanos.
Por todo eso el Comité Eureka tiene totalmente
la razón, ya que pone el dedo en la llaga al señalar que
no sirve para nada una fiscalía especial, que supuestamente va a
investigar las desapariciones, si desde antes de que presentara su plan
de trabajo, desde antes que les pidiera muestras de sangre a las madres
de los desaparecidos de Sinaloa, desde antes que abriera pomposamente sus
oficinas en Guerrero, ya no tenía materia de trabajo.
¿O será que realmente de lo que se trataba
era de crear una parafernalia que sirviera para tener algo que responder,
cuando en sus constantes giras por el mundo el señor Fox es cuestionado
sobre la violación de los derechos humanos en México?
Cuando en Argentina se decidió llevar a cabo la
investigación sobre la guerra sucia, se nombró una
comisión especial, encabezada por el gran escritor Ernesto Sábato
-no por un gris burócrata-, la cual realizó un trabajo impecable.
Los criminales y torturados directos, junto con sus jefes, fueron sentados
en el banquillo de los acusados. Al final, de manera impúdica, el
jefe de Estado decidió perdonar a todos, y elaboró la Ley
de Punto Final.
Claro que nos da gusto ver a Luis Echeverría Alvarez
como indiciado para investigar las masacres del 2 de octubre de 1968 y
del 10 de junio de 1971, pero ese gusto se desvanece cuando sabemos que
se han retorcido de tal manera las leyes que no será tocado, y así
como él, todos los funcionarios involucrados.
El show está perfectamente montado y ahí
incluimos la supuesta indignación del fiscal especial, el cual por
cierto era funcionario de Luis Echeverría, en la misma Secretaría
de Gobernación, dependencia en la que se planeó y realizó
la guerra sucia contra miles de mexicanos.
Ahora, para lavar la cara del Estado mexicano, se quiere
reducir la responsabilidad de la guerra sucia en un puñado
de sicarios del poder: Francisco Quirós Hermosillo, Mario Arturo
Acosta Chaparro y Miguel Nazar Haro. Lo que se oculta es que se trató
de una política de Estado, política que no se ha abandonado:
en lo que va del sexenio del "cambio" ya existen 22 nuevos detenidos-desaparecidos.
Esa política de Estado no se puede ocultar con
la demagogia del señor fiscal, que se la pasa hablando de su prima,
Deni Prieto, tratando de esconderse detrás de la figura de la rebelde
asesinada el 14 de febrero de 1974 en San Miguel Nepantla, estado de México.
Lo que estamos presenciado es una nueva trampa conjunta
del Poder Legislativo con el Poder Ejecutivo (como cuando la contrarreforma
indígena). Por un lado se desvirtúa totalmente la Convención
Internacional sobre las Desapariciones, por otro se busca lavar la cara
del poder en el ámbito internacional con sentar a unos sicarios
para responder una serie de preguntas y, finalmente, no se está
trabajando para la presentación de los detenidos-desaparecidos,
sino que se les está declarando muertos sin ningún elemento
probatorio. Una nueva mascarada para entretener a algunos ingenuos o para
darle trabajo a algunos políticos profesionales con pasado de izquierda.
Frente a esa mascarada se levanta la dignidad de las madres
del Comité Eureka, que han decidido no prestarse a legitimar una
nueva burla. Ellos, los que son poder y gobierno, pueden cerrar el "caso"
y declarar muertos a cientos de mexicanos, podrán llevar a cabo
una supuesta condena moral sobre estos métodos (al mismo tiempo
que los siguen aplicando), podrán comprar algunas conciencias y
ofrecer dinero a cambio de dignidad. Pero mientras el Comité Eureka,
las Doñas, siga manteniendo su postura intransigentemente
digna, toda esa maniobra será inútil. El grito del México
digno seguirá siendo: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
"¡Sí!", dice y se dice la piedra, "porque
la memoria de todos esos hombres y mujeres sigue viva, y seguirá
mientras haya mujeres como las Doñas".
Vuelta nube de nuevo, la piedra vuela ya a Morelos. Seguramente
va a poner una flor de memoria y rebeldía en la tumba del general
Emiliano Zapata Salazar, jefe del Ejército Libertador del Sur y
comandante supremo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, enero de 2003.