Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 22 de febrero de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Contra
"De puro milagro no se nos han muerto los bebés"

Abandono, hedor, hacinamiento... la realidad del Hospital Juárez del Centro

ANGELES CRUZ

En total abandono económico y administrativo, el Hospital Juárez del Centro, ubicado en La Merced, sobrevive después de más de siglo y medio de historia "por la urgente necesidad de los enfermos". Las mujeres embarazadas llegan a dar a luz y por "indicaciones precisas" del director son recibidas aun cuando por la falta de equipo y personal, la certeza sobre la seguridad para la salud de la madre y el bebé sea nula.

Tragedias como las del hospital de Comitán, Chiapas, pueden repetirse en este nosocomio capitalino. En realidad, dicen algunos médicos, "de puro milagro nos hemos salvado" de una situación similar, pero las condiciones están dadas porque si bien está abierto durante las 24 horas, en las noches y fines de semana no es seguro que haya un solo doctor para atender las urgencias, además de que las condiciones físicas del inmueble no son las mejores.

En contraste con el área clínica, en la oficina de la dirección general del Hospital Juárez del Centro, dependiente de la Secretaría de Salud (Ssa), el panorama es diferente. Es amplia y limpia, de techos altos y con un jardín pleno de flores y arbustos, en la que no hay lugar para la depresión. Su ocupante, Elías Rescala Baca, así lo afirma y se ufana de su preciosa vista, pero calla cuando se le menciona que por desgracia los pacientes no pueden decir lo mismo.

A varios metros se encuentra el área del nosocomio, dos bloques para la consulta externa, urgencias, gineco-obstetricia y cirugía, cuyo aspecto es desolador: oscuro, maloliente, sin ventilación y con riesgo "muy alto", según doctores, de infecciones por virus o bacterias.

Cientos de personas que todos los días llegan al nosocomio en busca de ayuda para curar sus padecimientos desconocen el riesgo que corren al ingresar, porque pese a que en la entrada se ofrece a lo usuarios atención para diversas especialidades, los doctores carecen del equipo y la infraestructura adecuadas para el desempeño de sus labores.

De acuerdo con la normatividad oficial, el Juárez de la Merced ni siquiera debiera llamarse hospital, ya que no tiene camas censables (para internamientos). Cuenta con 66 espacios (camas y camillas) para albergar a los enfermos y la irregularidad estriba en que en el área de gineco-obstetricia, por ejemplo, conviven las mujeres en labor de parto, las que ya dieron a luz, el cunero patológico (recién nacidos con deficiencias funcionales) e incluso pacientes de cirugía ginecológica, sin que exista entre ellos separación alguna que elimine los riesgos de infecciones por virus o bacterias.

La unidad tampoco cuenta con el equipo suficiente para la atención neonatal. A decir del director general, Elías Rescala Baca, existen cinco incubadoras, pero en los dos recorridos que La Jornada hizo por el hospital se pudo observar que en el área respectiva sólo había dos, de las cuales una funcionaba correctamente. Según el funcionario, una más estaba en urgencias, otra en la oficina de la jefa del servicio y la quinta en reparación.

La postal del abandono

El abandono económico y administrativo se observa en todas partes: salas de "internamiento" sin ventilación ni separaciones mínimas entre pacientes; techos que se caen a pedazos y paredes dañadas por las fugas en las tuberías intramuros. Lo anterior y la proximidad con áreas desocupadas hace varios años, en las cuales la tierra y el mal olor son característicos, hacen temer a los trabajadores por su seguridad y la de los enfermos. También ahí existe, dicen, un riesgo muy alto de contaminación.

El sismo del 19 de septiembre de 1985 derrumbó la torre de hospitalización de 12 pisos y más de 400 camas. Cientos de personas perdieron la vida ahí, en el Hospital Juárez, al que se considera cuna de la cirugía mexicana. Ahí se realizó la primera radiografía y en 1942 se fundó el primer banco de sangre.

El sanatorio se inauguró el 23 de agosto de 1847 en el edificio del Colegio de los Agustinos de San Pablo, para la atención de los mexicanos que combatieron a las tropas estadunidenses que invadieron el país en aquel año. Adoptó su nombre en honor al Benemérito de las Américas, un día después de su muerte, el 19 de julio de 1872.

Con motivo del centenario, se inició una remodelación global del hospital, y en 1970 se restituyó al convento su aspecto original. Así funcionó hasta 1985, cuando se dividió el nosocomio en cuatro unidades, y en 1988 se creó por decreto presidencial el Hospital Juárez de México, que se ubicó en la zona norte de la capital del país.

A lo que quedó del viejo hospital se le denominó Juárez del Centro y siguió dando servicio médico, como lo hace hasta la fecha, pero en una situación jurídica y administrativa indefinida.

Dentro de la estructura de la Secretaría de Salud (Ssa), está ubicado en la Dirección General para la Descentralización Hospitalaria, que a su vez depende de la Subsecretaría de Relaciones Institucionales. En el primer año del gobierno foxista se tenía el proyecto de transferirlo al Gobierno del Distrito Federal, pero de acuerdo con el informe de labores de septiembre de 2002 de la Ssa, ahora se analizan dos "escenarios alternativos": el primero es descentralizarlo como una Jefatura de División de Cirugía de Corta Estancia y el segundo convertirlo en un servicio de consulta externa especializada. En ambos casos dependería del Hospital Juárez de México.

Sin embargo, admite Rescala Baca, todo el proceso está estancado. El gobierno capitalino rechazó aceptar bajo su jurisdicción al hospital y hasta ahora no existe ningún documento oficial que defina la situación jurídico-administrativa del nosocomio.

Resulta entonces que funciona como hospital de segundo nivel sin que tenga el equipo y la infraestructura necesarios para ello. Se atiende a diabéticos con complicaciones, cirugías varias, partos naturales y por cesárea, entre otros. También es unidad de cirugía de corta estancia, porque según el director, 80 por ciento de los procedimientos son de este tipo, es decir, los pacientes permanecen internados por un tiempo que no rebasa las 24 horas.

Debido a que sus camas no son censables (para internamiento), la unidad hospitalaria no está considerada dentro de las asignaciones presupuestales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Sus recursos de operación en este año ascienden a 22 millones de pesos. Para Rescala Baca estos son "tecnicismos, membretes que determinan el aporte de lana", nada más.

-¿Y la calidad?

-Bueno, sí, pero no es posible no ser un hospital. Los partos se atienden y se da soporte al bebé. Tenemos área de urgencias pediátricas... y si llega un diabético descompensado, no lo corremos a las seis de la tarde. Lo tenemos aquí el tiempo que sea necesario.

Efectivamente así es. En el Hospital Juárez del Centro se otorgan alrededor de 63 mil consultas y se realizan unas 3 mil cirugías al año, pero con muchas carencias. El pan de todos los días, admite el funcionario, es la búsqueda de "apoyos" en otros hospitales, para que reciban a los pacientes que en el Juárez del Centro no se pueden atender.

"Aquí le pedimos a Dios que nos ayude, porque no hay de otra forma. Si no nos auxilian, no lo logramos", dice, y enfatiza en que él es el primero que quiere tener el doble de médicos, equipo moderno, que la clínica sea más efectiva y con capacidad para atender a todos quienes lo soliciten.

Algunos doctores entrevistados por La Jornada resaltaron que los primeros afectados por la indefinición administrativa del hospital son ellos y los pacientes. "A veces tenemos que hacer milagros, porque hay enfermos, pero no las herramientas para trabajar". Y es que en el área de cirugía ni siquiera existen las condiciones mínimas de asepsia para el personal que va a realizar alguna operación quirúrgica, además de que esa zona está en un edificio cuyo primero y segundo niveles son laboratorios que desde hace varios años no se utilizan. Ambos pisos están llenos de tierra, y con un penetrante olor a viejo y suciedad.

Otra irregularidad mencionada por los médicos es la falta de personal, principalmente en fines de semana y en horario nocturno. Las historias de muertes innecesarias se repiten, sólo que por tratarse de gente de escasos recursos, indígenas y a veces indigentes, ni quien se entere o se preocupe.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año