"Estamos preparados"; sería la "guerra
de los cien años", afirma el mandatario
Posible, una agresión armada de EU a Cuba, advierte
Fidel Castro
Negar visas, plan de Washington para que disidentes
secuestren naves e intenten huir: Pérez Roque
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 12 de abril. Fidel Castro ele-vó
el nivel de las acusaciones que ha mantenido contra Estados Unidos en las
últimas semanas, al po-ner por primera vez sobre la mesa públicamente
un eventual ataque militar estadunidense contra Cuba después de
la guerra en Irak.
"Ahora estamos enfrascados en esta batalla contra las
provocaciones que pretenden conducirnos a un conflicto y a una agresión
militar de Estados Unidos", señaló en un discurso improvisado
la noche del viernes, durante un acto de apoyo al gobierno de Hugo Chávez.
La evocación de un escenario se-mejante elevó
la dimensión del alegato cubano sobre los peligros que advierte
en Estados Unidos y cerró la brecha entre el discurso convencional
y el punto más caliente de la agenda mundial.
La intervención de Castro sigue a las acusaciones
de que Washington crea y fomenta la oposición interna en la isla,
que pretende precipitar una crisis migratoria y que extremistas en la Casa
Blanca y Florida propician los secuestros de naves.
Después de evocar el eventual ataque militar, aludió
a la experiencia cubana en combate y a su doctrina de movilización
integral de la población para la defensa, con lo cual construyó
otro escenario: pue-de haber invasión, pero la resistencia sería
indefinida.
"Estamos preparados- dijo-. Ve-nimos desde hace rato estudiando
cada guerra, cada tecnología y ca-da cosa de lo que hay que hacer".
Cuba "es un país donde medio millón de hombres
cumplieron misiones internacionalistas", añadió Castro, en
alusión a las campañas en Africa y América Latina
entre los años 70 y 80, y agregó: "Este es un país
que lo pueden ocupar todo lo que quieran. Sería la guerra de los
cien años".
No bajar la guardia
Castro
aclaró que su gobierno co-noce el precio de una guerra "y no la
desea", pero nadie tiene derecho a "bajar la guardia. No luchamos por morir,
empleamos toda la capacidad en elaborar formas, ideas y métodos
que conduzcan a la victoria sin la muerte", señaló.
Explicó además que la población cubana
respalda al gobierno como nunca antes. Sin embargo, hizo en este punto
un matiz desacostumbrado: dijo que la fuerza política de que dispone
no se basa en el número de gentes, "sino en la calidad del apoyo,
la profundidad de ese apoyo, en la conciencia de la gente".
El mandatario dibujó todavía un tercer escenario,
con la hipótesis de un país invadido por Estados Unidos,
pero que hace ingobernable la intervención y convierte el ataque
en un error político.
El punto de arranque fue la permanencia de su gobierno,
que se ha sostenido desde el triunfo de la revolución, en 1959,
encabezada por él mismo, a pesar de la hostilidad estadunidense.
"No han podido hasta ahora y si algún día
nos hicieran desaparecer del mapa moriríamos con la mayor dignidad
del mundo", dijo Castro.
"Llevamos 44 años defendiéndonos y siempre
hemos estado dispuestos a llegar hasta el final, incluso cuando una lluvia
de bombas de armas nucleares podía caer en este país (...)
en 44 años se han equivocado siempre, no han acertado una sola vez",
afirmó.
La referencia al ataque nuclear remite a la crisis de
octubre de 1962, cuando la Unión Soviética instaló
misiles en la isla y provocó una reacción de Estados Unidos
que puso al mundo al borde del conflicto atómico.
Castro dijo no temer a la muerte porque "morir defendiendo
una causa no será jamás una derrota", y añadió
que no habrá manera de abatir a Cuba.
"Es cierto que no hay alternativa entre vencer o morir,
y no creo que haya discrepancia cuando decimos patria o muerte y no hay
más alternativa que la victoria y la victoria se obtiene de muchas
formas".
Castro citó a Julio Antonio Me-lla, revolucionario
cubano de los años 20: "En la muerte vemos una victoria, como dijo
Mella, aun después de muertos somos útiles porque servimos
de bandera".
También son las reflexiones más sombrías
sobre el futuro del conflicto con Estados Unidos desde que tomó
posesión el mes pasado de su sexto mandato como jefe de Estado,
ocasión en la que declaró su voluntad de mantenerse en el
liderazgo hasta la muerte.
El escalón migratorio
El miércoles pasado el canciller Felipe Pérez
Roque hizo una am-plia intervención sobre las detenciones y juicios
contra 75 activistas opositores, de cuyas acciones cul-pó al gobierno
de Estados Unidos. La acusación se amplió a otros frentes
de confrontación bilateral en curso, entre ellos el migratorio.
A la vista del discurso de Castro, el señalamiento
de Pérez Roque sobre la potencial disputa migratoria puede mirarse
como un escalón, ubicado en un rango preliminar en el esquema de
fortaleza asediada que está exponiendo Cuba.
Pérez Roque recordó que se han registrado
en el país siete secuestros de naves en siete meses, em-pleando
armas de fuego, armas blancas y violencia contra los pasajeros-rehenes,
todos con la intención de emigrar a Estados Unidos.
Dijo: "Consideramos que el crecimiento de los secuestros
(...) obedece realmente a un plan consciente para estimular las salidas
ilegales de Cuba, para estimular la co-misión de actos de terrorismo
en barcos, aeronaves que vuelan hacia y desde Cuba; para estimular el se-cuestro
de embarcaciones, de aviones cubanos, para crear las condiciones que permitan
dar al traste con el acuerdo migratorio.
"Creemos que hay un plan consciente cuya meta final es
dar al traste con los acuerdos migratorios que han venido funcionando entre
ambos países por casi una década y cumplir el gran sueño
de los grupos extremistas de origen cubano, de la mafia terrorista de origen
cubano que vive en la Florida, que siempre se opuso a esos acuerdos y que
han presionado continuamente al gobierno de Estados Unidos para que rompa
estos acuerdos".
Los acuerdos de 1994-95 pusieron fin a la crisis de los
balseros, el éxodo desordenado de más de 30 mil cubanos
a Estados Unidos, que siguió a un clima de agitación, se-cuestros
y tomas de embajadas en la isla, estremecida entonces por la crisis económica
precipitada por la caída de la Unión Soviética.
Además de las consideraciones sobre seguridad internacional
y las de carácter humanitario, un estallido migratorio ilegal y
desordenado sería una fuente de conflicto social y político
en Cuba y una amenaza múltiple para Estados Unidos: al control marítimo,
a la seguridad costera, a las regulaciones para el ingreso de extranjeros
y, después del 11 de septiembre, a la doctrina y la operación
de defensa interior.
Por este doble conjunto de factores pareciera poco plausible
que al-guno de los dos gobiernos trabaje con cierto grado de probabilidad
en la hipótesis de otra crisis balsera.
Pero el canciller cubano argumentó que hay una
caída en picada de la expedición de visas estadunidenses
en Cuba.
El primero de los dos acuerdos establece que Estados Unidos
dará por lo menos 20 mil visas anuales en Cuba. El conteo se realiza
de octubre a septiembre, coincidiendo con el año fiscal estadunidense.
Actitud deliberada
Pérez Roque dijo que en los primeros cinco meses
del actual ejercicio, es decir del primero de octubre al 28 de febrero,
sólo se han entregado 505 visas, cifra muy reducida con relación
a periodos similares de años anteriores (niveles que van de 7 mil
a 11 mil).
"¿Qué significa esta reducción abrupta
de las visas en franca violación del acuerdo migratorio?", preguntó
el canciller. "¿Por qué el gobierno estadunidense no está
cumpliendo con el compromiso?"
Señaló: "¿Estamos ante un plan deliberado
para que se desesperen los que quieren emigrar, para que no tengan otra
alternativa que la emigración ilegal?"
Pérez Roque dijo que ese fenómeno es una
decisión deliberada para dejar como única opción el
secuestro de barcos y aviones.
"Hay una lista de gente que no-sotros conocemos bien,
que quisiera que no hubiera acuerdos migratorios, que quieren crear un
incidente entre Cuba y Estados Unidos, que reclaman a Washington la agresión"
contra La Habana.