GUERRA CONTRA IRAK
Bush y Blair buscan la relección, pero sus
actuales triunfos pueden ser efímeros
Hay varias crisis humanitarias, no una; la mayoría
considera ilegal la invasión
La legalidad de la guerra contra Irak, la naturaleza de
la crisis humanitaria que continúa y por tiempo indefinido proseguirá
en la nación árabe, la forma en que murieron varios periodistas
extranjeros que cubrían el conflicto y lo que cabe esperar de la
reconstrucción del país, son algunos de los aspectos que
Robert Fisk y otros periodistas del diario británico The Independent
analizan en la segunda parte del balance elaborado por el rotativo.
THE INDEPENDENT /II Y ULTIMA
¿Ha cambiado el sentir de la opinión
pública desde que comenzó la guerra?
Pese a las masivas manifestaciones contra la guerra realizadas
antes de que comenzaran las acciones militares, parece ser que muchas personas
en Estados Unidos y Gran Bretaña estuvieron dispuestas a hacer a
un lado sus dudas una vez que las tropas entraron en acción. En
Estados Unidos el apoyo a la guerra se mantuvo firme, en alrededor de 70
por ciento de la población.
Según un sondeo de The New York Times y
la televisora CBS, publicado el 15 de abril, 73 por ciento de los estadunidenses
dice estar complacido por la actuación del presidente estadunidense
George W. Bush. Una semana antes de que comenzara la guerra se expresó
así sólo 59 por ciento de los encuestados.
El más reciente sondeo realizado en Gran Bretaña
por la consultora ICM indica que el apoyo a la guerra se incrementó
en el mes pasado de 44 a 63 por ciento. Otra encuesta de la empresa Populus
sugiere que la popularidad del primer ministro británico, Tony Blair,
podría incrementarse de la misma forma en que aumentó la
popularidad de Margaret Thatcher después de la guerra de las Malvinas.
La popularidad del Partido Laborista británico
se incrementó en siete puntos hasta ubicarse en 41 por ciento desde
que comenzó el conflicto en Irak, mientras que la popularidad de
los tories se ubica en 29 por ciento, tras haber caído cinco puntos.
En Francia, el porcentaje de la población que se
opone a la acción militar cayó ligeramente, de 82 a 75 por
ciento.
Sin embargo, los triunfos de Bush y Blair pueden ser efímeros.
El padre de Bush ganó la primera guerra contra Irak y perdió
la elección presidencial de 1992. Varios de sus asesores han advertido
a Blair que Irak se desvanecerá muy pronto de la conciencia del
público y que la próxima elección se decidirá
con base en el estado de la economía y de los servicios públicos
en Gran Bretaña.
¿Existe una crisis humanitaria en Irak?
No
existe una crisis, sino varias. El efecto de la guerra se ha unido al de
las sanciones impuestas previamente y al de la pobreza que imperaba en
la mayor parte de ese país, en el que 60 por ciento de la población
dependía de la ayuda alimentaria desde antes que estallara el conflicto
armado.
La mayor parte del territorio de Irak aún no es
lo bastante segura para que la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) y otras agencias humanitarias puedan funcionar sin el riesgo, por
ejemplo, de municiones sin estallar. Estas agencias aseguran que siempre
hay mucha desorganización cuando se encarga al ejército la
distribución de la ayuda.
Paul Mylrea, vocero de la organización no gubernamental
Oxfam, ha denunciado que sigue sin haber agua potable en muchas zonas,
y que los hospitales, que ya funcionaban en pésimas condiciones,
primero por las sanciones y luego por los combates, ahora han sido saqueados.
Agregó que a diario llegan a los hospitales unas 60 mujeres que
requieren cuidados de obstetricia de urgencia y no se les puede atender.
En Bagdad, la Cruz Roja dijo que sólo tres de los
32 hospitales estaban funcionando. No se contaba con agua ni electricidad
porque, debido a una serie de disputas, no ha regresado a trabajar en los
sanatorios el personal de mantenimiento.
En Um Qasr, la diarrea que se presenta en los hospitales
es 10 veces la cifra normal. En el norte, en la región de Mosul-Dahuk,
no hay agua ni electricidad. También hay escasez de agua en Nasiriya,
donde inclusive las cisternas fueron saqueadas. Agencias humanitarias calculan
que hay al menos 800 mil personas desplazadas dentro del territorio iraquí.
¿Respetaron los angloestadunidenses la Convención
de Ginebra?
La Convención de Ginebra se refiere específicamente
al pillaje y a los derechos de las "personas bajo protección". Se
hace referencia a la obligación de impedir saqueos desde la Convención
de La Haya, de 1907. Personas "bajo protección" son todas las que
estén en presencia de las partes beligerantes; por tanto, bombardear
a civiles en un restaurante en Mansur es una clara violación a las
convenciones. Estados Unidos admitió que Mansur era un área
residencial y que el ataque no sería una "operación libre
de riesgo", pero bombardeó de todas maneras.
También se bombardeó a civiles en la región
de Al Hilla con bombas de racimo. Si bien estas bombas han sido aceptadas
como armas antipersonales para ser usadas contra ejércitos, su uso
contra civiles está prohibido.
Estados Unidos interrumpió brevemente el envío
de aviones de combate a Israel después de que este país usó
bombas de racimo en Beirut, en 1982. La Convención de Ginebra fue
redactada tras la Segunda Guerra Mundial, cuando los estados y sus ejércitos
habían perpetrado la mayor parte del saqueo y el pillaje, y por
eso aún puede considerarse debatible si el pillaje cometido "por
desconocidos" es el mismo que se prohíbe en la convención.
Sin embargo, los ejércitos de ocupación
tienen el deber absoluto de proteger a los civiles y los bienes bajo su
control, incluidos ministerios y museos. Estados Unidos no ha cumplido
con ello y sostiene que los iraquíes pusieron objetivos militares
dentro de áreas civiles.
Esto último es verdad; varios reporteros han encontrado
trincheras en museos y escuelas, así como vehículos blindados
debajo de puentes y escondidos cerca de hospitales. Pero también
es cierto que los tanques estadunidenses dispararon muy cerca del hospital
Yarmouk de Bagdad y que los vehículos de transporte de marines
fueron estacionados muy cerca de hogares civiles.
Las fuerzas angloestadunidenses de-nunciaron que soldados
iraquíes cambiaron sus uniformes por ropas civiles para seguir combatiendo.
Es verdad. Pero su país sufría una invasión. ¿Habrían
usado uniforme los soldados británicos para combatir a los ocupantes
alemanes durante la Segunda Guerra Mundial?
¿Cuántos murieron en la guerra?
Del lado agresor murieron 119 estadunidenses y hay cuatro
desaparecidos, mientras 30 soldados británicos perdieron la vida
.
Según el ejército estadunidense, murieron
más de 3 mil 650 combatientes iraquíes, al menos 2 mil 320
en Bagdad. No hay cifras oficiales iraquíes de bajas militares,
pero el gobierno de Saddam Hussein sostuvo que antes del 3 de abril unos
mil 254 civiles habían muerto. No se ha actualizado esa cifra desde
entonces, pero más de 5 mil civiles resultaron heridos.
En los bombardeos de los mercados Saab y Shuala perecieron
al menos 68 y 47 personas, respectivamente, y los heridos fueron muchos
más que los muertos. Catorce civiles fallecieron en el bombardeo
al restaurante del distrito de Mansur, en un intento por asesinar a Saddam
Hussein y a sus dos hijos.
¿Están otorgándose los contratos de reconstrucción a los amigos de la Casa Blanca?
El premio financiero es inmenso: un contrato hasta de
100 mil millones de dólares para reparar y modernizar la industria
petrolera, reconstruir la infraestructura, edificar escuelas, hospitales
y entidades de administración pública que sean funcionales.
Pero nada de esto se asigna sin conflictos.
Estados Unidos parece operar bajo el principio de que
"al vencedor le corresponden los privilegios". Los primeros contratos de
reconstrucción están siendo otorgados por la agencia de desarrollo,
USAID, que por cuestiones de emergencia depende actualmente del Departamento
de Estado. Las firmas estadunidenses llevan ventaja, y hasta a las compañías
británicas se les excluye de los concursos.
Hasta ahora USAID ha otorgado cuatro contratos, con valor
de 82 millones de dólares. Se espera que una gran compañía
estadunidense gane un contrato por 600 millones de dólares para
la reparación de carreteras, plantas de electricidad, puentes y
otras instalaciones dañadas por la guerra.
Pero esto es sólo el principio. El Congreso ya
aprobó un presupuesto suplementario de 80 mil millones de dólares
para pagar los gastos de la guerra, que abarca también los de los
próximos seis meses, incluidos 5 mil millones de dólares
para la reconstrucción.
Dentro de un tiempo Estados Unidos podría mostrarse
más dispuesto a permitir la participación de compañías
extranjeras en la reconstrucción, pero en definitiva no empresas
francesas, alemanas o rusas.
Cediendo a las críticas en el país, Washington
obligó a Halliburton, la firma petrolera que alguna vez dirigió
el vicepresidente, Dick Cheney, a concursar por el contrato para reparar
las instalaciones petroleras iraquíes. Menos de una docena de pozos
se incendiaron, así que el contrato que alguna vez se le garantizó
a Halliburton disminuyó en valor; de 7 mil millones a 650 millones
de dólares.
¿Qué compromisos hizo Estados Unidos?
No demasiados. Gracias a fracasos no intencionales, o
bien a que la guerra fue muy rápida, Estados Unidos tiene pocas
deudas que pagar en la región.
El más grande de los fracasos no intencionales
ocurrió con Turquía. Pese a la oferta a ese país de
10 mil millones de dólares en préstamos y garantías
de préstamo, el parlamento en Ankara rehusó aprobar el despliegue
en su territorio de 62 mil soldados estadunidenses, con lo que se retrasó
ligeramente el comienzo de la guerra. De haberse logrado este permiso,
la cuarta división de infantería habría establecido
un segundo frente contra Bagdad desde el norte, con lo cual la guerra habría
durado menos. A Turquía se le han dado sólo mil millones
de dólares en compensación por las pérdidas económicas
que le provocó la guerra.
Las promesas que Estados Unidos pudo haber hecho a Israel
no llegaron a materializarse, puesto que las fuerzas especiales estadunidenses
aseguraron el desierto del occidente de Irak, desde donde podrían
haberse lanzado misiles Scud, posiblemente cargados de agentes químicos
y biológicos, contra ciudades israelíes. Sólo si esto
hubiese ocurrido Ariel Sharon estaría en posición de pedir
algo.
Al parecer, tampoco Arabia Saudita jugó un papel
relevante. Se informó que el reino permitió a Washington
utilizar la base Príncipe Sultán, ubicada a 110 kilómetros
de Riad. Pero el Comando Central no se instaló ahí, sino
en Qatar.
¿Fue legal la guerra?
Depende a quién se le pregunte. Desde el punto
de vista de Estados Unidos, Irak ya había violado tantas resoluciones
de la ONU que desde hacía mucho tiempo tenía que haberse
optado por la acción militar. Y si la ONU no estaba lista para autorizar
la guerra, Estados Unidos, de todos modos, era libre de actuar. La preferencia
de Estados Unidos nunca fue reanudar la vía diplomática dentro
de la organización mundial.
Según el enfoque del gobierno británico,
que posteriormente fue redactado por el procurador general, se trató
de una acción legal debido a la resolución 1441 del Consejo
de Seguridad, aprobada de manera unánime el 8 de noviembre de 2002,
la cual citaba todas las resoluciones sobre Irak adoptadas previamente.
Al menos una, dijo el procurador, hablaba de emplear "todas las medidas
necesarias" (y aquí se contemplaría el uso de la fuerza)
para responder a un no acatamiento de Irak.
De esta forma, correspondía al gobierno juzgar
si Irak había violado la resolución 1441, y los ministros
insistieron en que así fue. De manera crucial, el procurador británico
también dictaminó que, según la resolución
1441, el Consejo de Seguridad no estaba obligado a votar sobre la acción
armada, sino simplemente a "considerar" el reporte de los inspectores de
la ONU.
En cambio, la mayoría de los miembros del Consejo
de Seguridad coincidía en que dicha resolución no podía
interpretarse como un disparador automático de la guerra, y que
el término "serias consecuencias" era muy distinto al de "todas
las medidas necesarias", por lo que era necesario aprobar una nueva resolución
que autorizara de manera específica la acción militar.
Todos, excepto los estadunidenses, estuvieron de acuerdo
en que una "segunda resolución" que autorizara la acción
militar debía ser sometida a votación. De ser derrotada o
vetada una propuesta de tal resolución, habría puesto en
tela de juicio todas las resoluciones previas de la ONU en las que se optó
por la acción militar, y podía haberse concluido que hubo
ilegalidad en esos casos. Por eso Gran Bretaña retiró su
propuesta de la "segunda resolución", para no arriesgarse a una
votación.
¿Por qué se desmoronó la Guardia
Republicana?
El Centro de Estudios de la Defensa de la Universidad
King afirmó la semana pasada que no existe indicio alguno de que
hubiera existido, entre dichas fuerzas, un plan defensivo basado en fases
de ataque y apoyo recíprocos. Tampoco hubo repliegues en el sur
de Irak ni un plan aparente para impedir el acceso a los puentes principales
o cruces importantes del país. Se especuló que los guardias
republicanos simplemente se sintieron derrotados y decidieron abandonar
el campo de batalla, algo que ocurría con frecuencia, según
los comandantes de las fuerzas angloestadunidenses.
Sin embargo, hubo al menos dos semanas de implacables
bombardeos aéreos contra contingentes de la Guardia Republicana
antes de que las fuerzas angloestadunidenses avanzaran hacia la capital
iraquí.
Ese rápido avance hacia el norte, llevado a cabo
por la tercera división de infantería y la primera fuerza
expedicionaria de la infantería de marina, en el que se rebasó
un importante foco de resistencia, bien pudo haber tomado por sorpresa
a los iraquíes.
También es cierto que el uso de las fuerzas armadas
de Saddam Hussein para la represión interna, junto con el efecto
de las sanciones, pudieron haber socavado la capacidad de combate de las
fuerzas regulares.
Existe una teoría no confirmada, hecha por analistas
del Instituto de Predicciones Estratégicas, según la cual
comandantes de la Guardia Republicana fueron sobornados por los estadunidenses.
Con todo, los comandantes militares no anticiparon el
nivel de resistencia que enfrentarían de fuerzas irregulares como
la Organización de Seguridad Secreta y los fedayines de Saddam,
quienes lucharon en muchos casos con tenacidad inusitada.
En una entrevista publicada esta semana en The Independent,
el mayor general Peter Wall reconoció que puede existir un "legado"
de fuerzas irregulares, y que aunque en este momento no están "particularmente
bien organizadas", podrían reagruparse más adelante.
¿Lucharán por un Estado independiente
los kurdos iraquíes?
No. Los iraquíes kurdos tienen su propio lenguaje
y su propia cultura y, desde luego, están convencidos de que tienen
derecho a la autodeterminación. Han sido salvajemente oprimidos
durante décadas -300 mil de ellos tuvieron que huir de la campaña
de limpieza étnica de Saddam Hussein, en la que el mandatario además
instaló asentamientos árabes en las ciudades y poblados kurdos-,
pero, debido a la historia que han vivido durante los pasados 30 años
y a que están rodeados de vecinos hostiles, también tienen
que aceptar que cuentan con bastante autonomía dentro del federalismo
iraquí, la cual es probablemente la mejor opción que tienen
y seguirán teniendo, siempre y cuando el gobierno central lo acepte.
Durante las dos semanas anteriores, el equilibrio de poder
se alteró drásticamente a medida que los kurdos avanzaban,
recuperando territorio y penetrando en Kirkuk y Mosul. Esto encendió
las tensiones étnicas con los árabes y turkmenos de la región,
y causó alarma en Turquía, Irán y Siria.
El temor particular de Ankara es que los kurdos iraquíes
puedan usar la riqueza petrolera de su zona para financiar un Estado independiente
y estimular las demandas separatistas también entre la minoría
kurda que habita en Turquía.
Bajo la presión estadunidense, los líderes
kurdos han moderado sus ambiciones de obtener la autonomía. Y además
saben que ante el actual vacío de poder en Bagdad, las libertades
de que ha disfrutado el Kurdistán iraquí autónomo
durante los pasados 10 años se ven amenazadas. Emprender una guerra
para lograr la plena independencia podría resultar desastroso.
¿Se ha comprobado la doctrina Rumsfeld?
Dicha
teoría se basa en el supuesto de que Estados Unidos tiene el derecho
de proteger su seguridad interna actuando de manera preventiva para neutralizar
una amenaza externa. Irak presuntamente constituía una amenaza,
pero el hecho de que sea ahora una amenaza menor depende de lo que ocurra
a raíz de la guerra, y de cómo se defina una amenaza. Saddam
Hussein se ha ido, pero los actos de terrorismo contra Estados Unidos bien
pueden multiplicarse como resultado de lo que ocurrió en Irak.
La doctrina tiene que ver con la muy acendrada convicción
de Rumsfeld de que el ejército estadunidense es demasiado grande,
demasiado inflexible, demasiado vinculado con intereses institucionales
y, para colmo, aún se le entrena como si fuera a combatir a la ya
desaparecida amenaza soviética. Rumsfeld sostiene que lo que Estados
Unidos necesita es una fuerza más pequeña, ligera y ágil,
con énfasis en la fuerza aérea y en el combate de alta tecnología.
Algunos creen que la guerra contra Irak ha comprobado
esta idea, pese a las críticas que surgieron antes de la victoria
angloestadunidense. Pero expertos militares afirman que las fuerzas enviadas
a Irak no son en absoluto esa fuerza más ligera y ágil planteada
por Rumsfeld. Señalan que aunque se trató de enviar contingentes
más pequeños que los que participaron en la guerra del Golfo
de 1991, de hecho era una fuerza 30 por ciento más pesada de lo
que Rumsfeld quería, y que él mismo propuso una estructura
de combate más tradicional porque los generales insistieron en que
eso era lo que se necesitaba. Si bien la fuerza militar fue lo bastante
grande para la campaña, podría no ser suficiente para lo
que sigue.
Y dado que el secretario de Estado, Colin Powell, se vio
enfrascado en una disputa pública durante la etapa diplomática
que precedió a la guerra, la reivindicación de Rumsfeld implica
la derrota de Powell y su supuesto multilateralismo. Era claro, no obstante,
que Powell había perdido la batalla contra Rumsfeld inclusive antes
de que fracasara la diplomacia en la ONU. El secretario parecía
aferrado a presentar un rostro de la administración Bush que fuera
más fácilmente aceptado en todo el mundo no estadunidense.
Esto le ha restado no sólo credibilidad, sino también ha
socavado su efectividad futura.
¿Quién estaba dentro de la coalición?
El Comando Central estadunidense afirmó que unos
50 países estaban en la supuesta coalición. Pero no
nos equivoquemos. La contribución militar directa consistió
únicamente en los 250 mil soldados estadunidenses, 45 mil soldados
británicos, 2 mil australianos de las fuerzas especiales y menos
de 100 miembros de las fuerzas especiales de elite GROM, provenientes de
Polonia.
Otros que jugaron algún papel son Kuwait, desde
cuyo territorio se lanzó la invasión terrestre; Bahrein,
que al parecer aportó bases navales y aéreas; Qatar, que
otorgó los cuarteles del Comando Central y una base aérea
muy grande, y Arabia Saudita, desde donde se lanzó la campaña
aérea angloestadunidense.
Se cree que se utilizó a Jordania para lanzar algunos
ataques aéreos y permitir el ingreso a la región de fuerzas
especiales, y equipos de búsqueda y rescate. Omán y los Emiratos
Arabes Unidos pudieron haber almacenado aviones de las fuerzas angloestadunidenses,
y al final Turquía sí permitió el uso de su espacio
aéreo y algunas evacuaciones terrestres por motivos médicos.
También se usaron bases aéreas de Chipre.
Por lo demás, es difícil saber qué
otros países de la coalición aportaron algo más
que apoyo moral. ¿Sabe alguien cuál fue la contribución
de las Islas Salomon?
¿Es éste el primer paso para reordenar
a todo Medio Oriente?
Puede ser, pero el proceso dependerá de una serie
de factores, el principal de los cuales es si Washington, que jamás
se ha caracterizado por su paciencia, está dispuesto a concluir
el trabajo en Irak. Si el Irak post Saddam emerge, efectivamente, como
un lugar más libre, próspero y estable, entonces la visión
de Paul Wolfowitz, secretario adjunto de Defensa y principal neoconservador
dentro de la administración Bush, habrá logrado concebir
el futuro a partir de una profecía que se cumplió en su totalidad.
También es cierto que otras naciones, como Egipto y Arabia Saudita,
podrían verse presionadas en lo interno y lo externo para cambiar
y democratizarse. Pero es muy improbable que Estados Unidos vuelva a emplear
la fuerza militar en el futuro cercano, ni siquiera contra Siria, que ahora
es un miembro asociado del eje del mal.
Washington afirma que Irak será ejemplo para otros
en Damasco y Teherán. Siria, que ahora está rodeado de estados
pro estadunidenses y ha perdido sus nexos económicos con el régimen
de Saddam Hussein, parece especialmente vulnerable. Existe la creencia
de que las presiones financieras y diplomáticas pueden lograr lo
que se pretende sin que se recurra a la fuerza, aun cuando la amenaza de
emplear la fuerza también consiga objetivos.
En todo caso, la opinión pública estadunidense,
que apoyó en forma tan decidida la campaña contra Irak, se
muestra especialmente reticente a continuar la acción en Siria.
Entre 51 y 38 por ciento de los estadunidenses creen que ya no debe atacarse
a otro país a menos que éste lo ataque, indicó el
martes un sondeo de The New York Times/CBS. Si Bush decide de todas
formas atacar a Siria, esto podría costarle votos al presidente
cuando emprenda los preparativos para la relección en 2004.
A los estadunidenses les gusta creer que predican con
el ejemplo, y no con la fuerza bruta.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca