Tres empresas participan en la elaboración
de las estructuras hasta de 200 toneladas
Las manos hábiles de 400 trabajadores invierten
40 días en armar una trabe
28 moles listas para su traslado al distribuidor vial
San Antonio; se requieren 356 en total
RAUL LLANOS SAMANIEGO
En la planta de prefabricado de la colonia Añil
el cálculo es exacto: 400 hombres requieren de 40 días para
elaborar una trabe, mole de concreto de 180 o 200 toneladas de peso que
gradualmente se irá enganchando a otras para dar forma a los siete
kilómetros de que constará el distribuidor vial San Antonio.
Es ahí, en la planta de la empresa Unión
Preesforzadora SA (UPSA), donde un ejército de soldadores, fierreros,
carpinteros, maniobristas e ingenieros aglomera los espacios y conjuga
su trabajo con grúas de enormes brazos hidráulicos, revolvedoras
que van y vienen con sus cargas de concreto, y con máquinas de tensión
y doblado.
Un
recorrido por la cuna de las trabes permitió conocer paso
a paso la fabricación de esas estructuras de 28 metros de largo
y 200 mil kilos de peso, a cargo de UPSA, que junto con González
Soto y Pretencreto resultó ganadora de la licitación para
construir las 356 trabes que requiere la mencionada vialidad, la cual ayudará
a atenuar el tráfico vehicular en el poniente de la ciudad.
Hernán García Marín, gerente de Proyectos,
y Gustavo Juárez, jefe de planta de UPSA, precisan que desde diciembre
del año pasado empezaron a elaborar las trabes con materiales de
alta calidad, que a pesar de eso son sometidos a pruebas de laboratorio
para confirmar su resistencia; lo mismo se hace en cada etapa, es decir,
se va supervisando todo el proceso y se elaboran informes que son presentados
al Fideicomiso para el Mejoramiento de las Vialidades (Fimevi).
A la fecha, aseguran, UPSA tiene ya listas para su traslado
e instalación 11 trabes y están almacenadas otras 17, que
conforme avance la obra del distribuidor vial se irán enviando a
su destino final. Cada una, precisan, tiene capacidad para resistir más
de 500 toneladas.
Manos a la obra
En el extenso terreno que ocupa la compañía
especializada en prefabricado se observan al menos cinco grandes moldes
donde se recibe la estructura metálica, en la que también
se hará el colado y secado del concreto, con lo que queda listo.
Todo este rompecabezas se inicia con gruesas y largas
varillas de acero que decenas de hábiles manos van moldeando para
doblarlas, poco a poco, con su maquinaria, cruzándolas entre sí,
fijándolas con amarres de alambre hasta darle la forma rectangular.
Es la etapa conocida como habilitado, de la cual sale la estructura
metálica básica ya armada, cuyo peso inicial es de 15 toneladas.
De ahí dos enormes grúas -con capacidad
hasta de 400 toneladas- la elevan con suma precaución para evitar
que se deforme y la meten a un molde, en el cual los carpinteros colocan
aligeramientos o mecanismos que ayudan a que se reduzca el volumen
de concreto y aminore el peso final; los fierreros tienden las varillas
de acero para hacerle las partes laterales llamadas alerones y se
colocan accesorios, como los presfuerzos, que en término simple
y llano es la nariz o punta en que se irán recargando las
trabes consecuentes; las cimbras, que permiten dejar los huecos donde entrará
la columna, y los cables que elevan la resistencia, conocidos como torones,
que además permiten que la estructura tenga cierto muelleo.
Con el sol a plomo la estructura queda lista para recibir
el colado de concreto y después se le hace un curado al vapor, proceso
mediante el cual a 12 horas de esta etapa la trabe alcanza una resistencia
de 80 por ciento. A la par se aplican las pruebas de resistencia, y es
en los laboratorios de campo que ahí se tienen donde los cilindros
de concreto son sometidos a pruebas que confirman que la estructura resiste
hasta 700 toneladas.
Para entonces ya transcurrieron 40 horas; el trabajo de
400 trabajadores concluye con los detalles y toda la estructura queda lista
para subirse a los tráileres para su traslado nocturno y sumarse
así a las 356 trabes que formarán todo el distribuidor vial
San Antonio, obra que concluirá el 30 de mayo. "Y todo con tecnología
mexicana", concluyen Hernán García y Gustavo Juárez.