México D.F. Lunes 16 de junio de 2003
Presentan en un libro el estado actual de la
formación en ciencias
El país, incapaz enfrentar una epidemia; cada
vez se forman menos científicos
Consideran preocupante el escaso apoyo privado e industrial
a la investigación
JOSE GALAN /II
A pesar de la gran calidad de la mayoría de los
investigadores y científicos mexicanos, el país carece de
condiciones para enfrentar una epidemia; ni siquiera tiene reserva de vacunas
contra muchos de los virus y bacterias conocidos, mucho menos está
preparado para combatir nuevos agentes infecciosos; la situación
en las ingenierías es "sumamente débil"; la investigación
en matemáticas se practica en menos de 10 centros en el país,
y los proyectos de investigación de todas las áreas cada
vez dependen más del Conacyt y sus exiguos recursos.
Estas son algunas de las conclusiones particulares que
el libro Estado actual y perspectivas de la ciencia en México
-editado por la Academia Mexicana de Ciencias a raíz de un foro
con el mismo nombre celebrado en Jurica, Querétaro, el año
pasado- presenta como diagnóstico de uno de los sectores centrales
en el desarrollo nacional. Sobre todo considera preocupante el escaso apoyo
del sector privado e industrial, que se manifiesta en el bajo número
de empleos de investigadores y la casi nula inversión en el ramo,
lo que a su vez se refleja en el muy reducido número de patentes
registradas en empresas mexicanas.
A continuación un extracto de las conclusiones
por sección:
Agrociencias.
El modelo económico en el país ha tenido un efecto desastroso
sobre el sector agropecuario y forestal, causando la contracción
y abandono de las actividades primarias. El Estado debe reconocer la importancia
estratégica de estas actividades y establecer políticas claras
de apoyo. Además se deben determinar los mecanismos y la organización
que permitan la utilización de la tecnología de producción
existente, y se deben recolectar en todo el país las variedades
criollas o nativas de las especies vegetales útiles, clasificarlas,
caracterizarlas y definir su potencialidad de uso.
Astronomía. Cada vez más los proyectos
de investigación dependen del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt), tanto para obtener recursos de cómputo, detectores para
los telescopios, campanas de observación, becar a estudiantes y
realizar viajes de colaboración. Los proyectos que se presentan
al Conacyt pasan por un riguroso arbitraje de pares y se apoyan sólo
entre 30 y 40 por ciento, por falta de recursos. Los altibajos en el apoyo
a los proyectos de investigación se reflejan negativamente en el
desarrollo del trabajo astronómico, al igual que en todas las ciencias
que se cultivan en el país. Sobre todo se requiere de financiamiento
sostenido para la creación de futuros científicos.
Biología. Sobresale la notable insuficiencia
de recursos humanos sobre todo altamente calificados. La baja cuantía
de investigadores de niveles II y III -10 o 20 por millón de habitantes-
resulta incongruente ante las características especiales de México.
Además, existe una marcada asimetría entre la provincia y
la zona metropolitana. En el primer caso no hay grupos con suficiente masa
crítica, por lo que resalta la necesidad de desarrollar programas
educativos y proyectos de investigación con participación
de personal de las instituciones metropolitanas. Por otra parte, la vinculación
entre las subdisciplinas biológicas, así como con otras ramas
del conocimiento, es aún muy pobre. Además es evidente la
urgente necesidad de atender la educación básica en las ciencias
biológicas desde niveles previos a la licenciatura. De igual forma
es evidente la necesidad de mejorar la capacidad de graduación de
los estudiantes de los posgrados.
Biotecnología. México tiene un retraso
considerable en cuanto a disponibilidad de información articulada:
no se cuenta con bases de información para mediciones y análisis.
De hecho, toda la investigación en este campo se hace en instituciones
y centros públicos. Poca o nula investigación en empresas.
De las casi 100 instituciones que desarrollan investigaciones en los diferentes
campos de esta materia sólo 15 tienen grupos consolidados que concentran
50 por ciento de los 750 profesores/investigadores que hay en el país.
Existen no más de cinco empresas que han desarrollado y comercializado
en México procesos biotecnológicos y sólo dos de ellas
involucran aspectos de biotecnología moderna.
Ciencias sociales y humanidade. El deterioro de
las condiciones de las universidades públicas federales a partir
de 1982 ocasionó que los sectores medios, los más importantes
consumidores de la educación superior, inscribieran a sus hijos
en los planteles privados y en instituciones de provincia. La multiplicación
de instituciones de educación superior, incluyendo tecnológicas,
públicas y privadas, no ha tenido un crecimiento equilibrado. No
ha habido una política regulatoria para la creación de esos
centros de estudio. La duplicación desmesurada de planes de estudio
en todos los sistemas educativos es un síntoma de la errática
política de fundación institucional, que ha atendido demandas
e intereses de grupos o algunas individualidades más que los requerimientos
de un mercado laboral, saturado desde hace varias décadas en varias
de las especialidades.
Física. Casi 50 por ciento de los miembros
de esta comunidad de científicos se encuentra ubicado en el sector
docente o de investigación, lo que habla de un bajo nivel de ocupación
de físicos en sectores no académicos. Esto se debe comparar
con 75 por ciento de físicos trabajando fuera del medio académico
en Estados Unidos. La falta de demanda nacional es en sí misma un
indicador de subdesarrollo. Además el apoyo económico brindado
a la comunidad física mexicana, mediante agencias como el Conacyt,
es escaso y los parámetros más utilizados en la asignación
favorecen los proyectos de corto alcance sobre los más ambiciosos,
que involucran un riesgo y tiempos más largos para publicar, sobre
todo en el campo de la física experimental, cuyos costos son mayores,
aunque es la que genera los recursos humanos cuyo perfil está más
relacionado con el desarrollo tecnológico.
Geociencias. En el caso de oceanografía
el gasto total es mucho menor que en los países avanzados. Aquí
sólo alcanza 8 millones 525 mil pesos al año y en Estados
Unidos es de 192.8 millones de dólares. Sus grandes temas son dictados
por la sociedad y no por la academia. Apenas existen tres buques de observación
oceanográfica. En conjunto, el sistema de infraestructura y equipamiento
ha decaído por la desaparición del programa de apoyo de infraestructura
de Conacyt. Para la geología y la geofísica, la falta de
interés gubernamental se refleja en que existen 1.5 científicos
por cada millón de habitantes. En el caso de las ciencias atmosféricas,
sólo una institución en el país, la Universidad Veracruzana,
ofrece esta carrera de nivel licenciatura.
Ingeniería. La situación de las ciencias
de la ingeniería se observa "sumamente débil". La mayor parte
de las actividades se llevan a cabo en las instituciones de educación
superior. Desgraciadamente la percepción es que, si bien el apoyo
económico a esta actividad es deficiente para el tamaño de
la economía nacional, también es significativo que los recién
egresados con las mejores calificaciones se orientan al posgrado en ciencias
administrativas y pocos a las ingenierías duras. México tiene
una de las industrias químicas, incluyendo el procesamiento de hidrocarburos,
de importancia entre media y alta a escala mundial, y en 2002 sólo
había 17 estudiantes inscritos en el doctorado de ingeniería
química, lo que resulta "totalmente ridículo".
Matemáticas. Existen menos de 10 centros
donde se practica investigación y docencia en matemáticas
de alto nivel. La mayor parte de esos centros está concentrada en
el Distrito Federal; la formación de estudiantes es lenta y se está
atrayendo pocos estudiantes nuevos. Desde hace 20 años no se ha
creado ningún centro de matemáticas en el país. Actualmente
se doctoran menos de 15 estudiantes en la materia, número insuficiente
si se piensa tanto en el desarrollo de la investigación en matemáticas
como en el posible impacto de éstas en el sector productivo del
país. Las carreras de matemáticas atraen a pocos estudiantes.
Los programas no han sido actualizados para hacerlas más atractivas
y más acordes con las demandas del mercado. Además se divulga
poco esta disciplina (hasta ahora no existe un solo programa sistemático
de divulgación).
Medicina. No se tienen en México grupos
médicos o de investigadores básicos y clínicos con
un conocimiento completo y las condiciones para enfrentar la aparición
de una epidemia, como tampoco existe una reserva de vacunas contra muchos
de los virus o bacterias ya conocidos. Menos aún está preparado
para combatir nuevos agentes infecciosos. Las enfermedades infecciosas,
respiratorias e intestinales siguen siendo un problema de salud fundamental
para la población, que se ve amenazada además por la emergencia
de nuevos agentes, como los virus hemorrágicos y el VIH, y por la
presencia de contaminantes ambientales derivados de actividades industriales.
Química. Puede asegurarse que en la mayoría
de las carreras del área química del país los futuros
profesionales no reciben una formación clara y marcadamente científica.
Al compararse con otras ciencias, en el área de química el
proceder científico irrumpió tardíamente per se
en la tecnología química. En el país este proceder
es aún muy incipiente. Por otra parte, las políticas estatales
de desarrollo favorecieron por muchos años la transferencia desde
el exterior de tecnologías químicas. Pero no ha habido asimilación
tecnológica porque no les interesa a los empresarios dada su actitud
reticente a la investigación y porque los profesionales de la química
que se encuentran en las industrias no son capaces de asimilar la tecnología,
porque la mayoría no recibieron una formación marcadamente
científica en sus estudios de licenciatura.
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