México D.F. Lunes 16 de junio de 2003
Su meta es lograr el nivel de los hospitales
privados
Confía Vázquez Raña en mejorar
el servicio de la Cruz Roja
VICTOR BALLINAS
El presidente de Cruz Roja Mexicana, Olegario Vázquez
Raña, manifestó ayer que su meta es lograr que el servicio
de urgencias de esa institución "sea el mejor de México",
inclusive, que sea "mejor o igual al de los hospitales privados".
Este año, abundó, en la colecta anual, se
ha superado ya en 20 por ciento en el Distrito Federal, lo recaudado el
año pasado, cuando se recibieron 318 millones de pesos.
Vázquez
Raña presidió ayer la ceremonia del Día del Socorrista,
que se efectuó en la explanada del Hospital Central de esa institución.
En la reunión se realizó un reconocimiento a decenas de trabajadores
de la Cruz Roja Mexicana. Ahí, el directivo manifestó que
"este año Cruz Roja Mexicana contará con mayores recursos,
pues cuando todavía no concluye la colecta anual, ya se rebasó
en 20 por ciento lo alcanzado el año pasado.
Luego se procedió a la entrega de reconocimientos,
entre ellos a José Antonio Fernández Arena, Pilar Servitje
de Mariscal, Leonardo Lazo Margáin, Enrique Romero Rubio, Jorge
Reyes, Jorge Martínez, Emma Elena Zárate, entre otros. Asimismo
se reconoció el trabajo del fotógrafo de Cruz Roja Enrique
Metinides y de Jorge Olea, reportero de radio quien ha cubierto durante
50 años la nota policiaca.
Al presentar a Pilar Servitje, presidenta del Consejo
Directivo de Cruz Roja Mexicana en el Distrito Federal, y del Comité
de Escuela de Enfermeras, se refirió que ella inició como
voluntaria de Cruz Roja Mexicana en 1968, año de experiencias traumáticas
que en todos dejaron huella.
Pilar Servitje, en entrevista, recordó: "en 1968
era yo voluntaria en Cruz Roja Mexicana. Era enfermera adscrita a la sala
de terapia intensiva y nos tocó atender a todos los civiles heridos
de la masacre de Tlatelolco.
"Fue impresionante. Esa noche atendimos a centenares.
Llegaban y llegaban y no nos dábamos a vasto. Lo que más
me impactó es que muchos era gente que pasaba por ahí; por
ejemplo, me acuerdo de una muchacha que resultó herida, y me decía
que ella sólo había salido a comprar pan, pero en la persecución
de los estudiantes, ella resultó herida. Llegaron muchos heridos
de metralleta, y no podíamos hacer mucho por ellos, no estábamos
preparados para atender a heridos de guerra.
"El sentimiento que me quedó de ese día,
que no se olvida, es que muchas veces no pudimos hacer nada por ellos,
fue muy impactante, pero carecíamos de experiencia en atender a
heridos de guerra. Trabajamos días completos y recuerdo que toda
la manzana donde se ubica la Cruz Roja fue cercada por granaderos. Teníamos
las listas de desaparecidos, de heridos y de los que estaban en el Campo
Militar Número Uno".
La experiencia de ese día fue "lo impactante de
recibir a cientos de heridos que no tuvieron nada que ver con los estudiantes,
eran trabajadores, amas de casa, personas que sólo pasaron por ahí".
Después de esa fecha, recuerda Pilar Servitje,
otro experiencia fue atender a los heridos de San Juanico: inicialmente
"no los recibíamos aquí por falta de infraestructura, pero
aquí, en el hospital Central de Cruz Roja se les proporcionó
cirugía reconstructiva".
Luego vinieron los sismos de 1985 "nos traían de
todo, tuvimos que duplicar la capacidad con catres en el piso. Cruz Roja
Americana financió un programa de prótesis y rehabilitación
que se mantuvo 10 años para afectados por los sismos. Tengo 35 años
en la Cruz Roja, primero como enfermera voluntaria, ahora con un cargo
directivo. He sufrido los descalabros de la institución, pero aquí
estoy, ayudando en lo que se puede".
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