México D.F. Lunes 16 de junio de 2003
Las llamas y la tanda
Por lo menos una docena de teatros de la ciudad de México han terminado sus días a causa de un incendio. El más trágico que se recuerda (porque fallecieron ocho personas y hubo una veintena de heridos) es el del más importante que ha tenido la capital: el teatro Principal, que abrió sus puertas en 1873, en Bolívar 24, y quedó totalmente reducido a cenizas la noche del domingo primero de marzo de 1931, pese a que el recinto fue construido a prueba de fuego -previendo los incidentes constantes de la época-.
Aquella noche, en la catedral de la tanda el empresario y padre de Mantequilla Soto, Roberto Panzón Soto, presentaba una de sus obras y el fuego también terminó con su escenografía. Estaban en escena Los viudos alegres y Viva el norte; en esta última trabajaba Joaquín Pardavé. Entre los artistas fallecidos se encuentran Carmen Velazco de Jané y la segunda tiple, Guadalupe Rosales.
El interior del teatro Hidalgo, ubicado en Regina, fue consumido por un incendio en 1948; meses después fue demolida su estructura. Enrique Olavarría, autor de la Reseña histórica del teatro en México y una de las principales fuentes de los coliseos, consideraba al Hidalgo como arrabalero, pese a estar a unas calles del Abreu, pero fuera del entonces centro de la capital.
El recinto que actualmente alberga a la Asamblea de Representantes también en sus inicios fue teatro y posteriormente fungió como Cámara de Diputados, periodo en el cual fue afectado por dos incendios.
El salón de baile California Dancing Club, antes de ser tal, fue un teatro que también se incendió.
GABRIEL LEON ZARAGOZA
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