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México D.F. Lunes 16 de junio de 2003
LA PROPAGANDA INDIRECTA
Ayer,
en acatamiento a los exhortos enviados el miércoles pasado por el
Instituto Federal Electoral (IFE), el Ejecutivo federal y los gobiernos
de varias entidades anunciaron su decisión de suspender la difusión
de obras públicas y de logros gubernamentales reales o supuestos.
Según informó el secretario de Gobernación, Santiago
Creel, la determinación del Ejecutivo federal incluye suspender
la criticada campaña de imagen México pregunta, Fox responde,
y a partir de hoy las dependencias del gobierno federal sólo dejarán
al aire los anuncios que llamen a los ciudadanos a votar y los que representen
comunicaciones "impostergables".
Se comentó en este mismo espacio, hace unos días,
el preocupante entorno prelectoral, caracterizado por descalificaciones,
acusaciones y dimes y diretes entre los partidos contendientes, entre funcionarios
federales y estatales e instituciones autónomas, como el IFE. En
la contienda verbal participaba, con carácter protagónico,
hasta la dirigencia de la Iglesia católica, la cual inducía
el voto en contra de candidatos y partidos de mente abierta y actitudes
tolerantes y modernas.
Los anuncios formulados ayer sobre la suspensión
de campañas de difusión de obras y logros no eliminan el
ambiente referido, pero sí contribuyen a distenderlo y a elevar
los términos y los modos en que se desarrollan las campañas
electorales. Ha de reconocerse que la promoción de éxitos
gubernamentales -federales, estatales y hasta municipales- había
adquirido ya ribetes de ilegalidad, en aquellas entidades en las que tal
actividad está prohibida, y de franca indecencia, en las instancias
en las que las leyes no son específicas al respecto.
Tal ha sido el caso, por ejemplo, del estado de México,
cuyas autoridades parecen no tener medida para respaldar de manera sesgada
a los candidatos priístas, y de la Presidencia de la República,
cuyas campañas de exaltación de logros tienen el propósito
evidente de mejorar el desempeño electoral de Acción Nacional
el próximo 6 de julio.
Esa suerte de propaganda política indirecta no
es, ciertamente, un invento de los actuales ejecutivos estatales o federales.
Desde la Presidencia de la República, el PRI recurría a ella
sin pudor ni mesura para sumarla a otras prácticas indebidas o ilegales,
con el propósito de afianzar las campañas de sus candidatos.
Como recordó oportunamente la presidenta nacional del Partido de
la Revolución Democrática, Rosario Robles, hace tres años
el entonces candidato presidencial Vicente Fox pidió al titular
del Ejecutivo, Ernesto Zedillo, que suspendiera las campañas propagandísticas
oficiales que obviamente apuntaban a volcar las preferencias electorales
de la ciudadanía en favor del aspirante priísta a la Presidencia.
Cabe felicitarse, en consecuencia, por los anuncios del
Ejecutivo federal y de varios ejecutivos estatales de suspender la promoción
y difusión de logros gubernamentales. Ojalá que el compromiso
se extienda a todos los niveles e instancias de gobierno del país
-incluidas las municipales- y que ese triunfo de la decencia contribuya
a sanear los enrarecidos aires electorales del momento actual.
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