México D.F. Domingo 22 de junio de 2003
RUMBO AL 6 DE JULIO
La falta de agua, en segundo término, dice
Pedro Varela
Inseguridad, lo peor en Lomas de Becerra
De oficio albañil, participó en la construcción
de Santa Fe
MIRNA SERVIN VEGA
El es espejo de la transformación de una delegación
donde miles de familias llegaron sin un techo, servicios básicos
ni fuentes de empleo fijas, a poblar lo que hace décadas fueron
áreas verdes, cuevas, minas, laderas y barrancos.
A más de 30 años de habitar una de las zonas
de más alta marginación de la delegación Alvaro Obregón,
el problema de Pedro Varela ya no son las torrenciales lluvias de estos
meses, que lo obligaban, junto con sus nueve hermanos, a subirse a las
literas para que el agua no los alcanzara, cuando eran niños. Tampoco
es la falta de agua potable, que acarreaban del pozo. Ni la luz. Hoy, cuando
sus dos hijas salen a la calle, piensa si estarán seguras en el
ambiente de delincuencia y drogadicción que invade las colonias
sin que haya autoridad que lo impida.
La
historia de Pedro es la de sus hermanos, de sus vecinos y sus compañeros
de trabajo. Se dedica a la albañilería, y con el paso del
tiempo ha encontrado oficio también en la electricidad y el mantenimiento
habitacional. Sus ingresos mensuales alcanzan los 5 mil pesos en promedio.
Este hombre de 34 años, llegó a la colonia
Lomas de Becerra cuando aún no se llamaba así. Sus padres
se instalaron en el lugar por invitación de sus padrinos, que habitaban
una cueva, y ellos se conformaron con un par de muros de ladrillo y láminas.
Hoy su casa tiene casi dos niveles, pero ahí habitan
22 personas de las distintas familias de los hermanos Varela.
Pedro ha construido las zonas "bonitas" de la delegación:
desde la Universidad Iberoamericana hasta los grandes edificios de Santa
Fe. Pero también construyó su propia colonia, ya que la delegación,
antes de las campañas electorales, solía ofrecer el material
para la pavimentación y el drenaje, y los hombres de la comunidad
ponían la mano de obra. Así se ha conformado el paisaje gris
que se observa desde cualquiera de los desfiladeros de esta zona.
Don Pedro, como le dicen sus clientes, o El Tamba,
como lo conocen en el barrio en relación con un personaje de lucha
libre "bien entrón", recuerda que en lo que hoy ocupan grandes unidades
habitacionales había campos de futbol y áreas verdes; "incluso
recogíamos jícamas que nacían del suelo". El sabe
que el respeto en esta zona se gana a fuerza de enfrentamientos, por lo
que por años perteneció a una de las bandas del lugar. Sin
embargo, ahora prefiere "llevarla por la paz", pues ya no está,
dice, para esas cosas.
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