Carlos Bonfil

A la izquierda del padre

El 10 Festival de Verano de la Filmoteca de la UNAM presenta del 13 de junio al 7 de agosto, simultáneamente en ocho sedes, ocho largometrajes internacionales de producción reciente: Amén, de Costa Gavras; Sendero de sangre, de John Malkovich; Muñecas, de Takeshi Kitano; Marie-Jo y sus dos amores, de Robert Guénediguian; Anita no pierde el tren, de Ventura Pons; Volverás, de Antonio Chavarrías; Lugares comunes, de Adolfo Aristarain, y A la izquierda del padre, del brasileño Luiz Fernando Carvalho.

El título original de esta última cinta, Lavoura arcaica -literalmente, labranza antigua-, alude también a una naturaleza vieja o al anacronismo de algunas tradiciones familiares. Durante casi tres horas, A la izquierda del padre, primer largometraje de Carvalho, describe la revuelta del joven André (Selton Mello) contra la tiranía patriarcal, la huida del hogar, el regreso del hijo pródigo, la revelación de una pasión incestuosa y
la organización social y las faenas laborales de una comunidad libanesa implantada en Brasil desde varias generaciones.

El filme de Carvalho es una obra singular dentro del mismo cine brasileño, producto de una investigación rigurosa y despliegue de un lirismo cinematográfico muy a contracorriente de los estilos dominantes en el cine latinoamericano actual. Largos planos secuencia, economía en los diálogos, fotografía al límite del preciosismo con violentos claroscuros que evocan la pintura de Caravaggio y un ritmo lento que, sorpresivamente, no agobia jamás al espectador, a tal punto resulta esencial al análisis de los personajes y a tal punto dicho análisis consigue ser fascinante. "Todo el cine latinoamericano actual -dice Carvalho- se ha vuelto cine de diálogo, y ahí sólo hay lugar para la fórmula campo-contracampo. La cámara no logra salir de ese esquema, no puede respirar ni expresar una situación subjetiva. Todo se resuelve en acción, acción y más acción". Esto lo declara el director durante el Festival de Montreal, y su película es claro ejemplo de una estrategia expresiva en ruptura total con las tiranías de la moda fílmica.

A la izquierda del padre adapta la novela Lavoura arcaica del escritor paulista Raduan Nassar y retiene lo esencial de la trama: el regreso del hijo descarriado al hogar paterno, traduciendo en un lenguaje fílmico muy arriesgado la prosa poética del texto original. La primera secuencia, magistral, marca el tono de ambigüedad en el relato de una represión sexual y afectiva. Vemos al protagonista presa de un trance, pudiera estarse masturbando o sufrir una crisis de epilepsia, y lo que sigue en la narración autoriza ambas interpretaciones. Carvalho deja aquí, y en muchas otras escenas, espacios suficientes para las lecturas más diversas. Oposición entre el dogma religioso y los espacios muy abiertos que ofrece la naturaleza, espacios de sensualidad y júbilo: la faena agrícola, símbolo de fecundidad, asociada a la expansión erótica que le niega legitimidad a los tabúes (en particular, a la condena del incesto).

La cámara explora en tomas a menudo cerradas el estado anímico de los personajes: la crisis de culpabilidad que avasalla a André, su autoflagelación espiritual y la certidumbre de una expiación imposible; la complejidad en las respuestas afectivas del padre. El regreso al hogar se cumple como un ritual de reconciliación, pero también de ajuste de cuentas y enfrentamiento al yugo patriarcal. El sello de maestría del realizador es su modo de controlar y equilibrar forma y contenido en una propuesta subjetiva y compleja; contribuyen a ello la pista musical de Marco Antonio Guimaraes, con su registro de sonoridades y folclor orientales, y su aclimatación sensual al ámbito brasileño, la estupenda fotografía de Walter Carvalho con su juego de iluminación y su escrutinio de rostros y languideces corporales. El realizador explora los ritos y costumbres de una comunidad libanesa muy presente en Brasil, y muy celosa de sus tradiciones, sin caer por ello en la explicación sociológica ni en retóricas sentimentales.

A la izquierda del padre es una película sobria e inteligente, con una fuerza poética muy sugerente, que sin duda seducirá al espectador ya fatigado de tanta acción y tanta "eficacia" fílmica en nuestro medio.