México D.F. Domingo 29 de junio de 2003
UNA FECHA HISTORICA PARA LA JUSTICIA MUNDIAL
Cuando
este diario llegue a sus manos Ricardo Miguel Cavallo estará ya
en España, reclamado por la justicia de ese país, por la
comisión de crímenes contra la humanidad. Para la justicia
mundial esta es una fecha histórica, pues se establece un precedente
de enorme importancia: un país (en este caso México) puede
en el futuro extraditar a otro país (España) a un acusado
y procesado en ese segundo país por crímenes de lesa humanidad
y de genocidio presuntamente cometidos en su país de origen (en
este caso Argentina).
Augusto Pinochet se había salvado antes de la misma
suerte, entre otras cosas gracias a la utilización -por parte de
un gobierno débil y conciliador que temía chocar con la ultraderecha-
de argumentos nacionalistas trasnochados sobre la jurisdicción de
la justicia chilena (remodelada por Pinochet y maniatada por el remedo
de Constitución impuesta durante su gobierno terrorista).
El gobierno neoliberal de Fernando de la Rúa en
Argentina, opuso durante mucho tiempo el mismo obstáculo a la extradición
a España del alto oficial de la Marina torturador y además
cómplice o protagonista directo de múltiples asesinatos colectivos
realizados en la Escuela de Mecánica de la Armada, ese lager nazi
situado en un tranquilo barrio de Buenos Aires. Pero el cambio reciente
en la Casa Rosada, respetando la justicia, eliminó esas chicanas
y así Cavallo voló esposado y con chaleco antibalas desde
la cárcel mexicana a la que ingresó en agosto de 2000 hacia
su nuevo domicilio. Allí, en España, por tiempo indefinido
tendrá oportunidad de meditar sobre sus crímenes y sus víctimas,
si le queda algo de conciencia humana, y de pensar sobre lo efímero
del poder y lo engañoso de la impunidad que le ofrecieron quienes
lo respaldaban.
Porque no es creíble que la CIA, que apoyó
a la dictadura militar argentina, no supiese quién era uno de los
torturadores argentinos más destacados, sobre todo cuando él
mismo, sin preocuparse mucho por disfrazar su identidad, se desplazaba
por Centroamérica y por México haciendo negocios con los
gobiernos locales. Ni es aceptable tampoco que el ex presidente Ernesto
Zedillo no hubiese recibido informaciones sobre ese extranjero tan notorio
que se entrevistaba con altas autoridades y gobernadores del partido oficialista,
y controlaba nada menos que una empresa como el Renave (o sea, datos, domicilios
y otras informaciones fundamentales sobre los automovilistas).
Por último, eran y son evidentes las complicidades
de que gozaba Cavallo en los servicios de seguridad de la Marina argentina
durante los gobiernos neoliberales, ya que a ellos telefoneó en
busca de ayuda cuando fue detenido por la policía mexicana cuando
emprendía vuelo a Argentina, tan seguro de su impunidad que ni siquiera
buscaba ocultar su identidad.
Por eso es tan importante, en escala mundial, el fallo
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Hay que saludar ante
todo la lucha de los argentinos por no enterrar la memoria histórica,
su esfuerzo por lograr el castigo de los asesinos, las investigaciones
sin fin de los hijos y madres de los desaparecidos, sin cuya tenacidad
la justicia española no habría intervenido. Gracias a ellos
la extradición de Cavallo sienta jurisprudencia y ensancha el camino
abierto en los juicios de Nuremberg contra los criminales nazis.
La ruta inaugurada por Cavallo hacia otras cortes penales
verá casi seguramente pasar a muchos otros torturadores, saqueadores
de sus víctimas y genocidas hoy libres pero que han sido reclamados
por Francia, Suecia, Italia u otros países por los mismos delitos
que el hoy deportado. Marquémoslo en el calendario: a partir de
ayer existe una justicia mundializada para delitos que afectan a toda la
humanidad. Ayer fue un gran día.
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