México D.F. Jueves 3 de julio de 2003
Robert Fisk
Triste señal para la "democratización" árabe
La liberación este miércoles de dos de los más prominentes líderes islámicos de Argelia fue un triste presagio de los tiempos por venir, si la ocupación estadunidense de Irak tiene supuestamente la intención de anunciar la "democracia" en el mundo árabe.
Alí Belhadj y Abassi Madani -quienes controlaban el Frente Islámico de Salvación (FIS), que ganó la primera ronda de elecciones argelinas en diciembre de 1991- fueron liberados de la prisión por el pouvoir argelino, pero de inmediato se les informó que tenían prohibida toda actividad política y ni siquiera pueden votar en las elecciones que se realicen en lo futuro.
Los estadunidenses, ni qué decir, son los primeros en respaldar la "guerra al terror" que llevan a cabo los militares argelinos contra militantes islámicos. Así que Washington no profirió queja alguna.
Sin embargo, seamos justos. El FIS dejó perfectamente claro que, si ganaba esos comicios de 1991, se proponía establecer un Estado islámico y ya no harían falta más elecciones. Belhadj y Madani fueron convictos de "atacar la seguridad del Estado" y se les sentenció a 12 años de prisión en junio de 1991. Y aun así el FIS ganó la primera ronda electoral. La segunda fue cancelada cuando el ejército hizo a un lado al presidente Chadli Benjedid y decidió que la "libertad" argelina estaba mejor resguardada por los restos de la vieja autoridad del Frente de Liberación Nacional, que ganó la espantosa guerra de independencia contra Francia en 1962 (cifra total de muertos: alrededor de un millón 500 mil).
Ahora seamos justos en otro aspecto. De los 150 mil muertos que se calculan en el horrible conflicto civil que vino a continuación, muchos miles fueron asesinados por policías secretos y escuadrones de ajusticiamiento comandados por oficiales del ejército argelino, muchos de los cuales buscaron después asilo político, y uno de ellos, en un caso dramático en Francia, escribió un libro acerca de la guerra sucia de ejecución y torturas de dicho ejército. Uno de los métodos de interrogatorio utilizados con más frecuencia consistía en taparle la cara al prisionero con un trapo y después verter a través de él líquido del drenaje para que se lo tragara.
Aunque estos crímenes contra la humanidad se practicaban extensamente y fueron objeto de frecuentes condenas por grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional -la cual tuvo la horrible ex-periencia de recibir seguridades sobre la salud de un prisionero que había sido asesinado varios días antes-, Estados Unidos optó por hacer caso omiso de ellos y en cambio elogió a las autoridades argelinas por su papel en la "guerra contra el terror".
Antes de su liberación, Abassi Madani, que tiene hoy 72 años, y Alí Belhadj, de 47, estaban bajo arresto domiciliario el primero y en prisión -en la ciudad de Blida- el segundo. Belhadj se encaminó como buen creyente a la mezquita de Kouba, en un barrio pobre del este de Argel, para decir sus oraciones matutinas, y allí recibió muestras de júbilo de miles de seguidores.
Durante sus años de encarcelamiento los dos líderes fueron marginados en buena medida por el Grupo Islámico Armado (GIA), que libró durante 12 años una guerra de inmensa crueldad, matando miles de hombres, mujeres y niños en poblados de los alrededores de la capital. Más tarde se recabaron pruebas de que los servicios secretos argelinos tuvieron relación también con los degollamientos y decapitaciones que mancharon el nombre del país y del gobierno.
Muchos de los miembros del FIS y del GIA combatieron en Afganistán -con apoyo estadunidense- contra los soviéticos, aunque jamás se encontraron pruebas de que estuviesen conectados con el grupo Al Qaeda de Osama Bin Laden. Ahora el ejército estadunidense ha llevado a cabo maniobras militares con su par argelino, le ha vendido armas y lo reconoce como parte de su "guerra al terror", sin hacer preguntas, claro, sobre las torturas y ejecuciones perpetradas por los servicios secretos.
Francia, que rara vez se ha referido a sus propias torturas y asesinatos de guerrilleros argelinos en la guerra de independencia de 1954-62, ahora también apoya de buen grado al gobierno de su ex colonia. En fecha reciente el presidente Jacques Chirac realizó una exitosa visita al país en el que alguna vez combatió como soldado francés, y fue agasajado por el presidente Bouteflika -quien asistió el año pasado a la cumbre francófona en Beirut- y por argelinos desesperados por obtener un visado francés. © The Independent Traducción: Jorge Anaya
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