México D.F. Jueves 3 de julio de 2003
Conferencia magistral de la periodista y escritora en Casa Lamm
Elena Poniatowska reivindica el papel de la literatura testimonial
Esa vertiente siempre es política, considera la autora de Hasta no verte Jesús mío
La historia oral se relaciona con la pobreza porque denuncia y acusa, señala
ARTURO JIMENEZ
Una reivindicación, una reflexión y un recuento de autores mexicanos y extranjeros sobre la literatura testimonial hizo la periodista y escritora Elena Poniatowska en su conferencia magistral La calle y la literatura.
''La literatura testimonial -expresó- hace visible a la sociedad e informa acerca de lo que no sabíamos o de aquello que nos negábamos a saber. No hay literatura testimonial sobre la riqueza, porque los magnates siempre tienen un escritor fantasma o un amanuense a quien dictarle su autobiografía. La historia oral está relacionada con la pobreza porque es fundamentalmente una denuncia y una acusación."
Injusticia, represión, racismo
Poniatowska habló ante el público mayoritariamente académico que participa en las décimas Jornadas Metropolitanas de Estudios Culturales, que se desarrollan en el Centro de Cultura Casa Lamm y que hoy se clausuran a las 15 horas.
La literatura testimonial, continuó, es siempre política, como lo es el trabajo de Domitila Chungara en el que denuncia a los dueños de las minas bolivianas, o el de Rigoberta Menchú al evidenciar la injusticia social y el racismo en Guatemala, o el de Benita Galeana sobre sus experiencias como militante del Partido Comunista Mexicano.
Pero también, agregó, el del argentino Miguel Bonasso en su Recuerdos de la muerte, sobre la represión, o el de Ana Gutiérrez en su libro Se necesita muchacha, sobre las trabajadoras domésticas en Cuzco, Perú, o el del uruguayo Eduardo Galeano en volúmenes como El libro de los abrazos, con crónicas en diferentes países latinoamericanos.
O el de Poniatowska misma, en su ya clásico La noche de Tlatelolco, en el que recoge testimonios acerca de la represión estudiantil de 1968. O el del estadunidense Studs Terkel, quien entrevistó en su país a barrenderos, enfermeras, choferes de autobuses, taxistas, ferrocarrileros, taquimecanógrafas y escribió una reconocida novela con el título de Working (Trabajando).
Molly Bloom y María del Carmen
Carlos Monsiváis ha reconocido su deuda con el new journalism de Tom Wolfe, dijo Poniatowska, y en 1980 publicó la antología de la crónica en México, A ustedes les consta. Ahí, agregó, Monsiváis muestra cómo la crónica, a la que llama ''género periodístico y literario", se remonta en el país a la Conquista y cómo a los españoles les resultó como un ''instrumento de consolidación".
Carlos Fuentes va más lejos, señaló la escritora y periodista, porque considera a Bernal Díaz del Castillo como el ''primer gran novelista de México". Y Monsiváis, retomó, considera a la crónica como ''una admirable operación creativa e informativa" de la cultura mexicana.
''En el espacio de la crónica hay cabida para la pequeña y la gran historia, la denuncia y la lucha de clases, pero sobre todo para la reflexión filosófica y social."
Tras reivindicar el perfil nacionalista y de crítica social de los cronistas mexicanos, Poniatowska citó el testimonio de la joven María del Carmen Rodríguez sobre su novio, aparecido en La noche de Tlatelolco, y que tiene una gran similitud con el monólogo final de Molly Bloom en Ulises, de James Joyce.
"ƑQué pasaría si Joyce, el extremo y la vanguardia de la literatura, dijera que eso (el monólogo) lo oyó verdaderamente? ƑPerdería un ápice de su valor literario?", preguntó Poniatowska.
Para dar un ejemplo de la profundidad de los planteamientos de los desposeídos en la literatura testimonial, Poniatowska citó a Jesusa Palancares, personaje real de su Hasta no verte Jesús mío:
''A fin de cuentas, yo no tengo patria. Soy como los húngaros, de ninguna parte. No me siento mexicana ni reconozco a los mexicanos. Aquí no existe más que pura conveniencia y puro interés. Si yo tuviera dinero y bienes sería mexicana. Pero como soy pior que la basura, pues no soy nada. Soy basura a la que el perro le echa una miada y sigue adelante. Viene el aire, y se la lleva, y se acabó todo."
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