México D.F. Lunes 18 de agosto de 2003
REPORTAJE /CORRUPCION EN EL SINDICATO FERROCARRILERO
Víctor Flores, el reino de la impunidad
Protegido por los regímenes priístas, parece gozar ahora de los favores foxistas
La posibilidad de que presida de nuevo el CT y se convierta, por segunda ocasión, en diputado federal, ha provocado inquietud entre disidentes y jubilados, que temen que nunca se investiguen a fondo las anomalías en el manejo de los fondos gremiales de pensiones y del seguro de vida, formados por miles de millones de pesos
FABIOLA MARTINEZ Y ANDREA BECERRIL
Amparado por la impunidad que le otorgaron los gobiernos priístas -y que al parecer le ha extendido también la administración foxista-, Víctor Flores, dirigente del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (ST-FRM), se prepara para dirigir de nueva cuenta el Congreso del Trabajo (CT) y convertirse, por segunda ocasión, en diputado federal.
Esa posibilidad provocó inquietud entre el movimiento obrero y en los grupos de ferrocarrileros disidentes, toda vez que ello podría ser la puerta de salida para evitar que se investiguen los presuntos desvíos de recursos y la sangría que ha hecho de los fondos de jubilaciones y del seguro de vida de 52 mil ferrocarrileros en retiro.
En una revisión que llevó a cabo la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF) -el 4 de octubre de 1996- encontró que había un faltante preliminar de más de 32 mil millones de pesos en las reservas técnicas de la Sociedad Mutualista Previsión Obrera. Flores y los dirigentes que le antecedieron se dedicaron a "utilizar" ese fondo, integrado desde 1934 con aportaciones de los trabajadores y de la empresa.
En ese entonces la CNSF levantó un acta en la que se hace constar que hasta diciembre de 1995 el sindicato había sacado de la sociedad mutualista más de 22 mil millones de pesos mediante préstamos, algunos dedicados a apoyar campañas priístas. Así, en agosto de 1994, siendo Flores tesorero del sindicato, recibió 900 mil pesos para "promoción del voto ciudadano" con motivo de las elecciones federales de ese año.
Cada vez que el entonces presidente Ernesto Zedillo visitaba el sindicato se sacaban recursos del fondo mutualista para organizar la bienvenida a su "jefe", el Ejecutivo en turno, y otros encuentros similares.
Las autoridades judiciales han recibido una veintena de demandas. Hasta el momento ninguna ha prosperado. En junio de 2001, el ex dirigente Enrique Oropeza insistió en el mismo tenor y reveló que el actual dirigente se había convertido hasta en inversionista con el dinero del pago de pensiones, toda vez que en diciembre de 2000 tomó unos 500 millones de pesos de ese rubro para comprar acciones de Transportación Ferroviaria Mexicana (TFM). La más reciente querella fue interpuesta en mayo pasado por Defensa Ferrocarrilera Nacional, con el respaldo del senador perredista Jesús Ortega. Esta averiguación previa sigue en trámite.
Sin embargo, el perredista dijo que insistirán en su denuncia para que la PGR indague a fondo "ese gran fraude contra el gremio ferrocarrilero".
Flores Morales también ha amasado una fortuna incalculable. Desde el Senado de la República han comenzado a investigarse las irregularidades habidas durante la privatización de Ferrocarriles Nacionales de México (Ferronales) a partir de 1995. Recientemente se acordó integrar un grupo de trabajo para dar seguimiento al organismo encargado de la liquidación de la paraestatal y del fideicomiso para el pago de pensiones a los ferrocarrileros.
Flores y su grupo buscarían afianzar poder e impunidad mediante una nueva diputación por la vía plurinominal, que se definirá el próximo 23 de agosto, toda vez que ocupa el lugar 14 en la tercera circunscripción, aunque ni ellos mismos están seguros de obtener esa curul.
Por lo pronto, según fuentes cercanas a Leonardo Rodríguez Alcaine, líder de la CTM, Flores ya obtuvo su respaldo para sucederlo y, desde el CT, convertirse en el nuevo interlocutor del movimiento obrero con el gobierno foxista, al que trató de acercarse desde julio de 2000. En las crónicas periodísticas de esos días fue motivo de burla la forma en que el ferrocarrilero se acercó a Vicente Fox para "ponerse a sus órdenes" cuando se encontraron en el hotel en el que ambos despachaban. En los tres pasados años no ha desaprovechado ninguna oportunidad para seguir rindiendo pleitesía al Presidente.
Como trabajador del riel Flores ocupó dos puestos de bajo nivel, apenas como llamador de tripulación y guarda crucero. En 1974 se postuló por primera vez para un puesto sindical como dirigente de la sección 28, en Veracruz.
Desde entonces nunca más volvió a ser empleado. Se dedicó a escalar puestos en los comités locales, primero como secretario de ajustes por trenes (1975-1976) y entre 1977 y 1980 logró colarse al comité nacional como auxiliar del secretario general del entonces líder del gremio. De 1986 a 1989 fue vocal del comité de vigilancia del grupo de Jorge Peralta (líder ferrocarrilero 1986-1989), quien lo protegió y más tarde lo convirtió en secretario nacional de ajustes por trenes, aun cuando nunca había sido trenista.
La disciplina incondicional con su "jefe" Peralta le valió escalar como tesorero del STFRM, en 1992. En esa época fungió también como representante en la Sociedad Mutualista Previsión Obrera, puestos claves no sólo para controlar las cuotas de los entonces más de cien mil empleados del riel, sino para afianzar a su grupo en la cúpula de este gremio, encabezada entonces por Antonio Castellanos.
Posesionado como máximo líder, por arriba incluso de Peralta, y además integrante del consejo de administración de Ferronales, fue pieza clave del gobierno zedillista para llevar a cabo, sin resistencia alguna, la privatización de la paraestatal, que representó no sólo la mutilación del contrato colectivo de trabajo al pasar de 3 mil 65 cláusulas a pequeños contratos (incluso algunos de 28 cláusulas) firmados actualmente con 20 empresas que controlan la red ferroviaria del país, sino permitir el despido y la jubilación de más de 40 mil trabajadores.
A la sombra de Peralta es que Víctor Flores logró colarse a la secretaría nacional. En 1995, el secretario nacional del STFRM aceptó el desmantelamiento de Ferronales y la venta del patrimonio del primer sindicato de industria del país, protagonista de grandes batallas por la reivindicación obrera. Hay terrenos, inmuebles -incluidos deportivos- y otros bienes que han tratado de vender.
Flores es acusado además por los mismos grupos de jubilados de mantener un numeroso grupo de golpeadores a sueldo y ser cabeza de una "mafia" a la que se ha relacionado incluso con el asesinato de Praxedis Fraustro, dirigente nacional en 1992 y 1993.
El coto de poder de Flores es producto de disputas internas por el control de la secretaría nacional del STFRM, que derivó, al final de los años ochenta, en la ruptura del grupo Héroes de Nacozari. Para 1993 estaba ya envuelto en escándalos por sus desplantes e ignorancia en la Cámara de Diputados. Se recuerda cuando le arrebató la máscara de cerdo al perredista Marco Rascón, durante el primer Informe del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, y también en 1995, cuando en la ceremonia por el Día del Trabajo se dirigió a Ernesto Zedillo como el "señor Presidente de los Estados Unidos". La concurrencia completó la frase: "šMexicanos, güey!"
Se encumbró en definitiva en el mando sindical tras el fallecimiento de Praxedis Fraustro, asesinado en ese año sin que hasta la fecha se haya aclarado el crimen, cometido el 17 de julio de 1993, aunque, como dice uno de los opositores ferrocarrileros, Salvador Zarco, "entonces se afirmó que Flores y Peralta tenían relación con ese hecho, aunque nadie levantó una denuncia por ello".
Durante la breve gestión de Fraustro, quien llegó a dirigir al STFRM luego de la intervención del ex presidente Salinas de Gortari, echando abajo la determinación de imponer a Peralta, se liquidó a unos 40 mil ferrocarrileros, motivo por el que habrían ingresado a las arcas sindicales -bajo el concepto de "Comité Ejecutivo STFRM"- unos 160 millones de pesos cuyo destino se desconoce.
A pesar de que cada mes ingresan a la tesorería del STFRM alrededor de 3.5 millones de pesos por concepto de cuotas que sigue cobrando a los 52 mil jubilados y a los casi 20 mil trabajadores en activo, el aspirante a presidir el máximo organismo obrero nunca entrega cuentas del manejo de los recursos, pero es del dominio público que reparte a diestra y siniestra fuertes sumas de dinero, lo mismo a "comunicadores" y fotógrafos de medios inexistentes que a ferrocarrileros liquidados quienes hasta la fecha lo siguen en busca del "apoyo", término coloquial con el que sus colaboradores identifican al soborno.
En torno a ello, Francisco Grajales, secretario de Organización y brazo derecho de Flores, admite: "a las empresas concesionarias de la red ferroviaria, que tendrán este derecho por 50 años, les dejamos bien claro que nos dieron el madrazo una vez, pero que no lo volveremos a permitir. Ahora ya no está papá gobierno y quien quiera trabajar aquí forzosamente devengará su salario. (Tal vez se refiere con ello a los maquinistas, quienes laboran actualmente jornadas diarias de hasta 16 horas.) No obstante, sostiene que la privatización de Ferronales "es altamente exitosa y que no importa la cantidad de cláusulas que se perdieron si, a cambio, se tienen cláusulas de calidad".
Aunque La Jornada solicitó una entrevista con Flores, su equipo fue el que aceptó conversar, en el piso tres del hotel Fiesta Americana Reforma, donde suele despachar desde hace varios años y, como siempre, la tarde del jueves lo esperaba medio centenar de personas a la espera de recibir el "apoyo".
Ahí Grajales justificó el dispendio de algunos de sus compañeros, al admitir que "existen algunos líderes seccionales que no guardan las formas: mire, yo podría andar con una camisa de seda y un Rolex original, pero míreme, ando sencillo, con ropa de trabajo". Aunque en realidad este chiapaneco -quien ya tiene seguro un espacio en la Cámara de Diputados- vestía una camisa Hugo Boss y un reloj chapeado en oro.
Envalentonado, respondió también a las acusaciones reseñadas: "Víctor es un hombre honesto, muy humano, tiene más virtudes que defectos; es un hombre que estira la liga pero no la rompe... Mire, es demasiado tolerante, si yo fuera él ya hubiera metido a la cárcel a quienes lo acusan de corrupto, golpeador y asesino, šporque eso es difamar!"
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