México D.F. Lunes 18 de agosto de 2003
En El detective de la triste figura imagina
al personaje cervantino en el DF actual
Un Quijote chilango en la novela de Jorge Martínez
y Almaraz
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Don Quijote convertido en detective deambula por la ciudad
de México. Sus molinos de viento son ahora fantasmas, ladrones,
robacoches y secuestradores, en una trama que se desarrolla en barrios
tradicionales de la capital del país, como las colonias Roma y Condesa.
Ese investigador sui generis es el personaje principal de la novela
El detective de la triste figura, de Jorge Martínez y Almaraz,
publicada por Ediciones del Milenio.
Aficionado a las series policiacas de televisión,
que no a las novelas de caballería, don Juan Quijano vive la fantasía
de ser detective vistiendo a la Dick Tracy y "descubriendo" complots por
todos lados y enredando en sus investigaciones a su sobrina, el vecino,
el velador del estacionamiento y a quien esté cerca de él.
La
novela, explica el autor en entrevista, nació como guión
para una película y fue creciendo hasta convertirse en un libro
de aventuras detectivescas, que presenta además un esbozo de la
situación de la mujer moderna mexicana, de la clase media y las
necesidades creadas, y una crítica a la inseguridad que se vive
en la ciudad.
Martínez y Almaraz señala: "No somos capaces
de situar una novela de detectives en esta ciudad. La intención
de este libro es presentar una realidad mexicana a partir de la pregunta:
¿cómo se movería alguien en nuestra sociedad? Este
es un detective o un personaje profundamente mexicano, y las situaciones
que vive también son mexicanas".
Aborda cómo sería don Quijote en nuestros
tiempos y en la ciudad de México, expresa el profesor, político
y ex diputado. Don Juan Quijano ''es una persona que quiere hacer el bien
en abstracto, que se enfrenta a una realidad y trata de cambiarla. Es una
persona con una ética fundada en sus principios, y la verdad no
siempre concuerda con esto''.
En un principio ''pensé que podría ser una
tragedia, porque me parece que hay algo de trágico en don Quijote,
quien hace unas cosas pero la realidad le impone otras. Traté de
actualizar al Quijote de Cervantes, mexicanizarlo, chilanguearlo, por
decirlo de alguna manera".
Sin embargo, es un libro que puede leer tanto quien conozca
El Quijote como quien no. ''El que recuerde al Quijote va a encontrar muchas
referencias, como el discurso de Marcela, el de la edad de oro, transferido
en esta ocasión a la inseguridad. Te encuentras a El Quijote con
mucha frecuencia, pero también a Mike Hammer, a Columbo, a Sherlock
Holmes. Hay una combinación de todos ellos. El personaje principal
va incorporando autores modernos y detectives, pero vive su fantasía
constante.''
Al situarla en la ciudad de México en 2002, el
autor hace referencia constante a la inseguridad que se vive en la capital.
"No fue mi intención, pero sí hay un reflejo de la sociedad.''
Ese reflejo va más allá de la mano de los
otros personajes, ya que el escritor narra lo que hace cada uno de ellos
para vivir. "En una novela o una película nunca se resuelve si trabaja
o no o cómo gana dinero para vivir. En este libro se resuelve porque
es nuestra realidad.''
Se manejan también los temas de las necesidades
creadas, la mujer frente a su nuevo papel y la situación de la clase
media "superior", como la denomina Jorge Martínez, profesor en la
Universidad Nacional Autónoma de México. ''Hay personas en
nuestro medio, clase media superior -ya no vamos a decir clase media porque
no existe-, cuyas metas de vida tienden a concentrarse en bienes de consumo:
su departamento, cómo está distribuido, qué muebles
tiene, y si tiene o no automóvil, porque en la ciudad de México
sino tienes te comes cuatro o cinco horas en el transporte. Tenemos la
preocupación inmediata de sobrevivir o buscar un trabajo.''
Es una novela ''que habla de muchas cosas, aunque se tocan
de refilón y no me meto a profundizar. No quiero entrar en la problemática
mental o sicológica de los otros personajes'', sino hablar de un
personaje cuya locura raya en la genialidad o viceversa.
El detective de la triste figura se presenta mañana
a las 19:30 horas en la Casa Universitaria del Libro (Orizaba 24 esquina
Puebla, Roma), con los comentarios de Rafael Barajas El Fisgón,
Anamari Gomís, Carmen Aristegui y el autor.
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