México D.F. Miércoles 4 de febrero de 2004
El pintor, grabador y escultor siempre ejerció
su doble raíz, señala Aceves Navarro
Falleció Carlos Nakatani, uno de los más
refinados coloristas del siglo XX
El artista hereda una gran cultura crítica y
visual y su obra de gran riqueza cromática
CARLOS PAUL
El pintor, grabador y escultor mexicano Carlos Nakatani
(DF, 1934), cuyo trabajo es de ''una riqueza cromática digna de
los más refinados y excepcionales coloristas del siglo XX", falleció
el pasado lunes a los 70 años de edad.
''Su
producción artística, sumamente poética, nos ofrece
una mirada feliz y nos invita a participar en su mundo, nos acerca a su
obra y nos comunica una peculiar visión de la vida, donde el mal
no existe gracias al juego interminable del placer por la existencia",
apuntó en su momento la especialista Beatriz Vidal de Alba.
Este creador ''es quizá el más hábil
tracista de los pintores de su generación, además de ser
uno de los más fecundos grabadores".
Su producción ''alude y distorsiona la claridad
de formas naturales, y queda ligada a ellas por frágiles huellas,
a veces imperceptibles.
''A lo largo de su carrera artística fue conformando
una gran cultura crítica y visual, y una riqueza cromática
digna de los más refinados y excepcionales coloristas del siglo
XX."
Pendiente, una muestra en el museo Cuevas
Nakatani ''era un hombre de gran cultura y generosidad,
que empezó como cineasta", destaca en entrevista el maestro Gilberto
Aceves Navarro, quien desde hace más de 40 años conoció
al artista plástico.
''Simpático,
bailador y lector insaciable, Carlos ejerció siempre su doble raíz,
la mexicana y la japonesa. Mucho de lo que hizo lo emparenta con los grandes
grabadores paisajistas de Japón.
''Su formación fue casi autodidacta, en un principio
(lo que no abandona totalmente) usó medios líquidos para
pintar y fue después que utilizó el óleo. No trabajó
mucho con la figura humana, pero sí sugiere las conexiones con la
naturaleza.
Es un creador con grandes méritos, -señala
Aceves Navarro-, pero no ha sido lo suficientemente valorado y sí
un tanto cuanto olvidado.
''Nakatani tenía una exposición pendiente
en el museo Cuevas, la que espero no se suspenda y se cumpla con lo que
dejó preparado para tal fin.''
Carlos Nakatani obtuvo, entre otros premios, el del Salón
Nacional de Grabado de la Plástica Mexicana (1976); el Salvatore
Rosa, en grabado y acuarela, y el L'Arengario, estos dos últimos
en Roma.
De 1956 a 1992 expuso obra de manera colectiva e individual
en México, Estados Unidos, Cuba, Guatemala, Francia, Yugoslavia,
Suecia, Australia y Nueva Zelanda, por mencionar algunos países.
Varias de sus creaciones han sido adquiridas por el Palacio
de Bellas Artes y la Biblioteca Nacional de París.
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