Iván Restrepo

Agua: escasez o estragos

Gracias a las lluvias del año pasado y del presente, la presa El Cuchillo, ubicada en el estado de Nuevo León, sobrepasó en abril su capacidad, obligando a desfogar los excedentes para evitar algún desastre en las áreas situadas abajo del embalse. En paralelo se detectaron filtraciones en uno de los lados del vaso de captación, sin que se sepa si se deben a fallas en la construcción de la presa o a que se encuentra al límite de su capacidad. De El Cuchillo se extrae el líquido destinado a la zona metropolitana de Monterrey y, si sobra, a las siembras de miles de hectáreas en Tamaulipas. Cuando hay sequía, situación frecuente, el agro es el más perjudicado por la falta de agua proveniente de dicha presa.

También en el norte, en la región lagunera, intereses empresariales vinculados con el sector agropecuario apoyan la construcción de dos presas sobre el río Aguanaval. De esa manera, aseguran, se reduciría la sobrexplotación del agua del subsuelo, que es muy grave. Sin embargo, científicos y grupos ambientalistas se oponen a esas obras porque afectarían de manera irreversible áreas con riqueza ecológica única. Proponen, en cambio, algo más sensato: obligar a los usuarios agrícolas a utilizar racionalmente el agua que extraen del manto freático. Hoy desperdician la mitad.

Hace 25 años, el entonces gobernador de Guerrero, Rubén Figueroa, declaró el fin de la ocupación de los cerros, así como de áreas críticas y frágiles que rodean a Acapulco. Creó Ciudad Renacimiento, adonde fueron trasladados los pobres. Sin duda fue un negocio redondo para el cacique y sus amigos contratistas.

Hace seis años, un ofuscado e irascible Ernesto Zedillo prometió, en medio de regaños, acciones para evitar tragedias como las ocasionadas por el huracán Paulina. No más pobres en zonas frágiles, se dijo. Ahora las autoridades reconocen que cerca de 16 mil precaristas se ubican en terrenos irregulares y zonas de alto riesgo, principalmente en Pie de la Cuesta y en lomas de Costa Azul. Aunque han habido reiteradas recomendaciones para que desocupen barrancas, cerros, canales y lechos de ríos antes de la temporada de lluvias, su número aumenta. No es que sean testarudos ni que gocen arriesgando su vida cada año: simplemente no hay programas oficiales para su traslado a zonas donde puedan edificar una vivienda digna y contar con los servicios básicos.

A pesar de que no resuelve el problema de fondo, el estado de Puebla actualizará el Atlas de riesgo de los 217 municipios de la entidad, según informó Guillermo Melgarejo, director del Sistema estatal de Protección Civil, quien dijo también que la población vive "agobiada por la presencia permanente de riesgos de origen natural y humano" y que la entidad es altamente vulnerable en ese campo, por lo que se requiere la participación de autoridades, centros de investigación, grupos civiles y población en general para prevenir y, en su caso, enfrentar lo peor. Se desconocen las medidas que se instrumentarán para retirar a las miles de familias que ocupan áreas críticas (como barrancas y cauces de los ríos) y por eso están expuestas al efecto de las lluvias. También miles más pueden ser víctimas del derrame de sustancias peligrosas o de las emanaciones del Popocatépetl.

El agua que reciben los habitantes y los miles de turistas que visitan Cancún proviene del subsuelo. Sin embargo, hay contaminación del recurso. La causa principal son los asentamientos irregulares que se ubican en áreas cercanas a los pozos de captación de agua. El crecimiento de la mancha urbana en esa ciudad es anárquico y menos de 40 por ciento de las casas de Cancún están conectadas a la red de drenaje; el resto depende de fosas sépticas que dejan mucho que desear o, de plano, carecen de ellas. Según el director de Protección Ambiental de la ciudad, la contaminación del agua también ocurre en Playa del Carmen y Cozumel, donde el crecimiento de la actividad turística es explosivo y desordenado.

En pleno verano, cuando en unas zonas escasea el agua y en otras causa estragos, los ejemplos anteriores sirven para insistir en tomar medidas que realmente solucionen los problemas, en vez de acciones inmediatistas, que sólo los postergan y agravan.