México D.F. Lunes 10 de mayo de 2004
Consideran impensable denunciar abusos; falta
un marco legal que las proteja
Persecuciones jurídica y policiaca, constantes
en la vida de sexoservidoras
Imposibilitadas de ejercer su maternidad, las menores
de edad llegan a perder a sus hijos
ANGELES CRUZ
La persecución jurídica y policiaca es una
constante en la vida de las trabajadoras sexuales y se agrava por la falta
de un marco legal que las proteja. Muchas no se atreven ni siquiera a pensar
en la posibilidad de defenderse de los hombres que, con la amenaza de golpearlas
o quitarles a sus hijos, las obligan a estar en las calles. Cuando lo hacen
puede irles peor, como ocurrió a ELIZABETH.
Ella
tenía 16 años cuando se fue de su casa. No quiso decir a
su papá que estaba embarazada ni tampoco que la gente de su pueblo
la señalara. Viajó al Distrito Federal, donde nació
su hija, ahora de un año de edad. Estuvo a punto de perderla por
ser trabajadora sexual y no estar reconocida ante la ley para ejercer su
maternidad.
Esto es algo común entre las sexoservidoras menores
de edad. Sus hijos no cuentan con acta de nacimiento ni tienen el apoyo
de su familia para reclamarlos cuando son retenidos por la autoridad judicial,
explica Jaime Montejo, integrante de la organización Brigada Callejera
de Ayuda a la Mujer "Elisa Martínez", organismo que desde 1992 trabaja
en la zona de La Merced para apoyar y asesorar jurídicamente a este
sector de la población.
Situación peor, casi siempre sin solución,
viven las mujeres cuando sus hijos son robados por los hombres que las
explotan. "En muchas ocasiones no tienen ningún documento que certifique
su maternidad, por lo que nunca los vuelven a ver."
El valor de denunciar
La historia de Elizabeth es sólo un ejemplo
de las decenas que pueden encontrarse en La Merced y que seguramente podrían
resolverse si ellas se atrevieran a denunciar y si existiera el respaldo
de las autoridades, afirma Montejo.
Elizabeth, morena y de mediana estatura, llegó
a la ciudad a principios de 2003 con el único deseo de trabajar
honradamente, tener a su bebé y luego regresar con su familia en
Veracruz, pero se enamoró y vivió en unión libre con
un hombre que después la introdujo a la prostitución. "Primero
me lo pidió y cuando me negué, me amenazó. Sentí
miedo y acepté. Así empecé, pero cuando me pegó,
me fui", recuerda.
Una compañera le ofreció su casa mientras
encontraba algún lugar para vivir, "donde él no me pudiera
encontrar. Acepté porque no sabía qué hacer y mi hija
estaba muy chiquita, pero fue peor" porque el esposo de su amiga, Enrique
Irineo Lira, era igual al hombre que Elizabeth había dejado,
y al poco tiempo le "recomendó" que regresara a las calles.
"Según él me quería ayudar y al principio
se ofreció a guardar mi dinero para que yo no lo malgastara. Así
se fue adueñando de mi vida", y algunas veces se ofrecía
a cuidar a la bebé. "No me gustaba la idea pero no tenía
de otra. Me amenazaba con pegarme y quitármela si no hacía
lo que él decía", recuerda.
Elizabeth es la tercera de cinco hermanos. Luego
de que su madre murió hace tres años de cáncer de
mama, su papá se quedó con la responsabilidad de sus tres
hijos menores que aún vivían en la casa. "Allá estaba
bien, pero salí embarazada y pensé que lo mejor era que mi
papá no lo supiera, aunque cuando nació la niña le
avisé que ya era abuelo", comenta la joven, para luego retomar su
experiencia.
En noviembre de 2003, Irineo Lira se quedó con
la recién nacida durante un par de horas. "Cuando regresé
la niña tenía el ojo hinchado y morado. Según él,
no era nada. Quise llevarla con un doctor, pero dijo que si lo hacía
el DIF me iba a quitar a la niña y me iban a acusar de maltrato...
Me asusté."
El pasado sábado 3 de enero, el sujeto se opuso
a que Elizabeth llevara a la menor con la mujer que siempre la cuidaba
"porque no lo hacía bien". Cuando regresó de trabajar encontró
sangre en el pañal de su hija. Otra vez Irineo Lira dijo que no
era nada, "pero ya no estuve en paz. Al día siguiente sólo
pensaba en eso y en cómo iba a encontrar a mi hija después.
Por eso fui al Ministerio Público", explica.
Acudió a la 48 agencia del Ministerio Público
especializada en delitos sexuales. Ese día, agentes de la Policía
Judicial detuvieron a Irineo Lira y se inició la averiguación
previa 48/13/04/01 por los delitos de lenocinio y abuso sexual de menores.
La bebé fue retenida por la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF). "Pensé -dice Elizabeth-
que con la demanda lo meterían a la cárcel y mi hija y yo
podríamos liberarnos de él", pero no fue así.
Debido a que el delito de abuso sexual de menores no es
grave y que la agente del Ministerio Público Lourdes Hernández
no pudo tipificar el delito de lenocinio, Irineo Lira fue puesto en libertad
en menos de 48 horas.
Mientras, la hija de Elizabeth ingresó al
Hospital Pediátrico de Moctezuma, perteneciente al Gobierno del
DF, donde un médico la examinó y ya no se la entregaron.
La menor carecía de acta de nacimiento. Ante ello y, como la madre
tampoco contaba con identificación oficial, por ser menor de edad,
le retuvieron a su hija.
En los siguientes días pretendió indagar
sobre el curso de su demanda, pero -según explicó- se encontró
con la negativa de la agente del Ministerio Público Lourdes Hernández
para entregarle una fotocopia de la averiguación previa. Tampoco
se le concedió el derecho de hacerse acompañar por alguna
persona de su confianza, como establece la ley.
De hecho, cuando el jueves 8 de enero, Elvira Madrid,
coordinadora de la Brigada Callejera, intentó presentarse como asesora
de Elizabeth, la funcionaria de la PGJDF simplemente le negó
la información. Aun así, en ese momento la joven estaba decidida
a continuar con el proceso judicial hasta lograr que Irineo Lira fuera
juzgado por lenocinio y, por supuesto, recuperar a la bebé.
La única opción para Elizabeth era
que algún familiar adulto acudiera ante la autoridad y se hiciera
responsable de las dos menores. El viernes 9 habló a Veracruz y
pidió a su padre que viniera. El papá de Elizabeth llegó
esa tarde a enterarse de que su hija era trabajadora sexual y que debía
rescatar a su nieta antes de que se agotaran los tiempos legales y se iniciara
un proceso por abandono de la menor.
El 13 de enero Elizabeth recuperó a su hija.
Cansada de trámites en la PGJDF y el albergue de esa dependencia,
la adolescente decidió regresar con su padre a Veracruz para rehacer
su vida. "Tal vez pueda ir otra vez a la escuela", expresó.
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